Diciembre empezó con una buena noticia para buena parte de Latinoamérica: Covax, el Mecanismo de Acceso Mundial a las Vacunas contra la COVID-19 impulsado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), entregará las inmunizaciones de forma gratuita a diez países de América Latina: Bolivia, Dominica, El Salvador, Granada, Guyana, Haití, Honduras, Nicaragua, Santa Lucía y San Vicente y las Granadinas.
Pero a pesar de esta buena nueva, en Nicaragua el tema de la inmunización todavía es incierto. El Covax solo cubrirá a 20% de la población, priorizando al personal sanitaria. Mientras que el 80% restante de la población debe esperar que el régimen Ortega-Murillo gestione más dosis por su cuneta.
Aunque hay dinero para vacunas provenientes de préstamos internacionales, el régimen sandinista no ha aclarado cómo utilizará los 57 millones de dólares para adquirir las vacunas que obtuvo de una operación con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y tampoco si finalmente ya solicitó préstamos al Banco Centroamericano de la Integración Económica (BCIE).
Así, mientras Costa Rica firmó un contrato de fabricación para la vacuna contra la COVID-19 con Pfizer y BioNTech, y Panamá anunció en noviembre un acuerdo con Pfizer para la compra de 4 millones de dosis, el gobierno de nuestro país prefirió apostar al Mecanismo Covax y mantener el dinero del BID en una nebulosa.
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Nicaragua: meses de trabajo y buenos antecedentes
El 22 de julio de este año, Nicaragua remitió su carta de interés para ser parte del Mecanismo Covax y desde entonces tuvo que ponerse manos a la obra para cumplir con los requisitos que la OMS y la OPS le exijan.
“Nicaragua aplicó a este mecanismo hace varios meses y viene recibiendo capacitaciones desde agosto, septiembre sobre lo que tiene que cumplir el Estado de Nicaragua, que tiene que garantizar que la vacuna llegue hasta el último lugar de este país”, comentó la María Mercedes Somarriba Ortega, pediatra infectóloga y miembro del Comité Científico Multidisciplinario de Nicaragua.
Profundizando en el tema, el epidemiólogo Leonel Argüello precisó que este tipo de donación normalmente lleva condiciones que deben cumplir los países beneficiarios. “Entre ellas asegurar la cadena de frío para garantizar que las vacunas sean eficaces y funcionen, que los países demuestren que tienen capacidad logística y operativa para poder vacunar con dos dosis y beneficiar a la población en el menor tiempo posible y sin ningún tipo de discriminación”, dijo Argüello.
“Supongo que también le van a exigir el plan de implementación de la jornada de vacunación y posiblemente manden algunos observadores. No estoy claro si las jeringas, alcohol y otros insumos deberán ser puestos por el gobierno, pero sería lo correcto, para no gastar el dinero de las vacunas propiamente dicha”, agregó el especialista.
Ambos especialistas coinciden en que Nicaragua está preparada, debido a que históricamente tiene suficiente experiencia en vacunas. “Los datos a nivel internacional de Nicaragua es que es un país que ha cumplido con las metas de vacunación y pienso que Nicaragua sí puede estar preparada”, puntualizó Somarriba.
Mecanismo COVAX: Inmunización inicial para el 20% de la población
En abril de 2020, cuando el pico de la pandemia se elevaba alrededor del mundo, se puso en marcha el Acelerador de Acceso a las Herramientas contra la COVID-19. “Un proyecto de colaboración global que reúne a gobiernos, organizaciones sanitarias, científicos, empresas, organizaciones de la sociedad civil y filántropos, para acelerar el fin de la pandemia mediante el desarrollo y la asignación equitativa de las pruebas diagnósticas, las vacunas y los tratamientos que el mundo necesita”, según la web de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Como parte del Acelerador, se creó el “Mecanismo de Acceso Mundial a las Vacunas contra la COVID-19, también llamado COVAX. “El Mecanismo COVAX en países de escasos recursos va a cubrir el 20 por ciento de la población y en los siguientes años se va a ir aumentando hasta llegar al 60 por ciento de la población a nivel mundial”, explica Somarriba. Este 20 por ciento estará formado por trabajadores sanitarios, enfermos crónicos y adultos mayores.
“Los trabajadores de salud que van a ser vacunados son los de primera línea, es decir los que están en contacto con pacientes para garantizar que no se contagien los pacientes, ni los trabajadores de la salud, esta es una protección indirecta para toda la población”, agregó la especialista.
“Con este 20% nos da para el total de trabajadores (de la salud) públicos y privados, incluyendo a los de medicina alternativa, el 100% de los mayores de 60 años y una parte de la población discapacitada o con problemas especiales de salud”, manifestó por su parte el epidemiólogo Leonel Argüello.
¿Qué pasará con el 80% de los nicaragüenses que no se vacunan?
Para la doctora Somarriba, hay dos caminos para garantizar la inmunización de toda la población nacional: “Se tendrá que buscar cómo adquirirlas o esperar en el tiempo a ver si habrá más donaciones”
Argüello a su vez cree que el gobierno puede comprar otra vacuna, que esté avalada por la Organización Mundial de la Salud. “Pero recordemos siempre que son dos dosis de la misma vacuna, no se puede intercambiar. Si se compra vacuna que requiere temperaturas de menos 20 o menos 70 grados centígrados, debe contemplarse no sólo la adquisición de vacuna, sino también de los congeladores y otros elementos logísticos”, asegura.
En este punto vuelve a escena la vacuna Sputnik V desarrollada en el Centro Nacional de Investigación de Epidemiología y Microbiología Gamaleya en Rusia. “No manejo si Nicaragua va a comprar vacunas directamente con alguna empresa que las produzca, pienso que la más cercana es la Sputnik V, que puede haber acuerdos bilaterales para comprarla más barata porque cuesta aproximadamente diez dólares cada dosis, según lo que se dice a nivel internacional. Lo que sí es que Nicaragua tiene que invertir para que las vacunas lleguen hasta el último lugar de este país”, finalizó Somarriba.