Todo lo que debe saber sobre el caracol gigante africano en Nicaragua

Este lunes el Instituto de Protección y Sanidad Agropecuaria declaró una alerta fitosanitaria por la presencia del caracol gigante africano y cuarentena en un sector de Ticuantepe con la resolución número 047-2023 publicada en La Gaceta. Pero, ¿qué es esta especie de caracol y qué consecuencias puede traer? El equipo de Diver-Check te explica


Este lunes 28 de agosto Ricardo Somarriba Reyes, director del Instituto de Protección y Sanidad Agropecuaria (IPSA), declaró que la situación del caracol gigante africano ya “está bajo control en el país”, luego de la publicación de la alerta y cuarentena en La Gaceta. El funcionario reveló que desde el diez de agosto detectaron la presencia en el país de un ejemplar de caracol gigante africano y acusan a un turista español de introducirlo de manera ilegal como “mascota”. Pero fue hasta el 24 de agosto que dieron a conocer la presencia de esta especie de molusco en el país. 

¿Qué es el caracol gigante africano?

El caracol gigante africano, también conocido como lissachatina fulica (antes achatina fulica), es una especie invasora de molusco terrestre nocturno. Son animales resistentes y pueden llegar a vivir hasta diez años. El lissachatina fulica es una de las peores plagas de caracoles a nivel mundial, tanto por su efecto devastador sobre cultivos de gran variedad de especies por su voracidad destructora, como por la transmisión de patógenos vegetales que afectan a los cultivos, así como por ser transmisor de parásitos peligrosos para la salud humana.

El caracol gigante africano es originario de África y se encuentra ampliamente distribuido en todo el continente. Con el tiempo, también ha sido introducido en muchos países tropicales alrededor del mundo.

Es hermafrodita (ambos sexos se encuentran en un mismo individuo), lo que facilita su reproducción.

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¿Cómo se puede identificar y qué no se debe hacer?

Todo lo que debe saber sobre el caracol gigante africano en Nicaragua

El caracol gigante africano se caracteriza por su concha cónica de entre siete y diez centímetros de alto, con una distintiva forma puntiaguda (entre siete a nueve espirales). El color de la concha suele ser marrón rojizo o violeta oscuro, pero varía dependiendo de la alimentación del animal.

El cuerpo del caracol gigante africano alcanza una longitud de aproximadamente 20 centímetros y puede llegar a pesar hasta 500 gramos. Su cuerpo está dominado por un pie grande que les permite arrastrarse, mientras que en la cabeza tienen tentáculos (cuatro antenitas) y la boca.

La ingesta de alimentos se realiza a través de la rádula, una estructura en forma de lengua con pequeños dientes. Los órganos internos se encuentran dentro de la concha. 

Si encuentra un ejemplar de caracol gigante africano, es importante recordar que no se debe tocar. En su lugar, se debe contactar a las autoridades competentes, al número de teléfono 2298-1330, para informar sobre su presencia. La detección temprana y una respuesta rápida son clave para proteger la biodiversidad y garantizar la salud y seguridad de la población.

Recordar las siguientes recomendaciones: 

• No botarlo vivo en ríos, terrenos baldíos, calles o en la basura que recoge el servicio de comunales.

• No consumirlo, comercializarlo, dispersarlo o usarlo como carnada.

• No utilizar venenos contra el caracol, ya que pueden afectar a niños, mascotas o fauna nativa.

• Elimine de los jardines restos de madera, materiales de construcción o cualquier elemento que pueda ser utilizado como refugio por el caracol.

• No tener contacto directo con la baba del caracol, ni con los huevos. Si esto ocurre, lave con abundante agua y jabón la zona expuesta.

• Para manipularlos utilizar guantes o bolsas de nailon.

• No consumir alimentos sin lavar, especialmente aquellos por el cual el caracol haya pasado.

Enfermedades y consecuencias al ecosistema

Todo lo que debe saber sobre el caracol gigante africano en Nicaragua

Si bien el caracol gigante africano no es venenoso, puede ser portador de diversas enfermedades que pueden afectar a los seres humanos. Una de las principales enfermedades transmitidas por estos caracoles es la meningitis, también enfermedades como trastornos intestinales, bronquitis y encefalitis. Estos caracoles pueden albergar y transmitir el Angiostrongylus cantonensis, un gusano parásito, si consumen excrementos de ratas que también son portadoras de la enfermedad. Si un ser humano ingiere accidentalmente un caracol infectado, el gusano puede transmitirse y causar meningitis.

Además, existe la posibilidad de que los caracoles gigantes africanos contagien salmonela y otras bacterias a las personas. Este riesgo aumenta si los caracoles han estado viviendo en libertad. Las bacterias pueden transmitirse a los seres humanos al manipular o consumir estos caracoles. Por lo tanto, es fundamental tomar precauciones al interactuar con ellos y evitar su consumo crudo.

Es importante destacar que, aunque existen culturas donde se valora la baba de estos caracoles por sus supuestas propiedades curativas, se han registrado brotes de meningitis relacionados con el uso de productos elaborados con la mucosidad de estos caracoles en Sudamérica. Por lo tanto, es esencial tener precaución y buscar asesoramiento médico adecuado antes de utilizar cualquier producto derivado de estos caracoles con fines medicinales o cosméticos.

Desde el punto de vista ecológico, su alta voracidad produce un desequilibrio ecológico de los ecosistemas allí donde es introducido. Tiene la capacidad de desplazar a poblaciones de caracoles endémicos y ser un potencial depredador de flora nativa. 

Su voraz dieta alcanza 500 tipos de plantas, algas y hongos. Además de que requiere un suministro constante de calcio, el cual obtiene a través del consumo de huesos, cáscaras de huevo, conchas de ostras y otros caracoles, y cuando estos no están disponibles en su entorno, pueden incluso comer estuco, pintura y concreto.