Así opera el tráfico ilegal de cigarrillos que se fuman en Nicaragua. La mayoría del consumo nacional

Una investigación de DIVERGENTES revela cómo opera el tráfico ilegal y millonario del tabaco en Nicaragua. Las cajas de cigarros de contrabando que ingresan al país provienen de China y penetran por puntos ciegos en la frontera con Costa Rica, previa escala en Panamá. Una red de distribuidores traslada la carga en camiones y autobuses hasta el principal centro de ventas: el Mercado Oriental en Managua. Se estima que las marcas ilegales, que no pagan impuesto y entran al país por puntos ciegos, suponen entre un 65% y un 80% de todo el consumo nacional, lo que significa una pérdida para el Estado de más de 58 millones de dólares, sin que el régimen sandinista le ponga cuidado al problema económico y de salud pública de estos productos.

DIVERGENTES
11 de mayo 2023

Así opera el tráfico ilegal de cigarrillos que se fuman en Nicaragua. La mayoría del consumo nacional
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Así opera el tráfico ilegal de cigarrillos que se fuman en Nicaragua. La mayoría del consumo nacional

Una investigación de DIVERGENTES revela cómo opera el tráfico ilegal y millonario del tabaco en Nicaragua. Las cajas de cigarros de contrabando que ingresan al país provienen de China y penetran por puntos ciegos en la frontera con Costa Rica, previa escala en Panamá. Una red de distribuidores traslada la carga en camiones y autobuses hasta el principal centro de ventas: el Mercado Oriental en Managua. Se estima que las marcas ilegales, que no pagan impuesto y entran al país por puntos ciegos, suponen entre un 65% y un 80% de todo el consumo nacional, lo que significa una pérdida para el Estado de más de 58 millones de dólares, sin que el régimen sandinista le ponga cuidado al problema económico y de salud pública de estos productos.

DIVERGENTES
11 de mayo 2023

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Apenas son las 10:45 de la mañana en el carwash donde trabaja Joaquín* y ya consumió un paquete de cigarrillos Modern, una de las marcas más populares que se comercializa ilegalmente en toda Nicaragua. Se lleva de nuevo un cigarrillo a la boca y expulsa el humo con placer. “Es suave, me relaja y, lo más importante, es barato”, dice el joven fumador mientras seca con un par de toallas verdes un vehículo que llegó hace media hora.

Siempre que el trabajo está “ralo” Joaquín aprovecha para salir a comprar su cajetilla. Lo hace en el kiosko de la esquina o en una pulpería ubicada en una de las calles principales del barrio El Riguero, en Managua. Sabe de mi interés periodístico por conocer cuáles son los cigarros ilegales que se comercializan en el país. “Vamos a la venta para que veas las otras marcas”, dice con un tono amistoso.

Caminamos un par de cuadras. Al llegar al punto, la joven que atiende la pulpería le pone en sus manos, sin necesidad de preguntarle, una cajetilla de Moderm. “Enseñame los otros que tenés. El broder quiere fumar de los otros”, le dice a la muchacha. La joven agarra varias marcas que están en el mostrador y las pone sobre el estante: K&L, Elephant, Ultra Buy, Super Clik, RGD y Fisher Rojo. “¿Qué vas a llevar?”, pregunta. Joaquín paga por los K&L suave sin dudar. Después de los Modern, estos son sus favoritos.

Esta pulpería y el kiosko de la esquina que visita Joaquín son dos de los miles de puntos de distribución de cigarrillos ilegales que inundan Nicaragua. Generalmente, los dueños de estos pequeños negocios los adquieren en el  Mercado Oriental, el mayor centro de ventas del país. La popularidad de estos productos entre los fumadores se debe al precio por cajetilla: 60 córdobas. Un costo tres veces menor que el de las marcas legales, registradas debidamente en el país, que cada vez se consumen menos en el territorio nacional.

Una estimación de Batca (British American Tobacco Centroamérica), el consorcio de las empresas más importantes de tabaco en la región, detalló que, en 2020, las marcas ilegales alcanzaron el 65% del consumo nacional, y señalaba la tendencia al alza del consumo de esos productos. Tres años después, una fuente ligada a la industria tabacalera, que habló con DIVERGENTES bajo condición de anonimato, aseguró que el consumo de los cigarrillos de contrabando supera el 80% en todo el país, según una estimación interna realizada por el sector.

Los cigarros de contrabando son distribuidos por los contrabandistas en el mercado Oriental y su destino final son las pulperías de los barrios del país y los establecimientos ubicados en paradas o terminales de buses | Divergentes

La joven pulpera compra los cartones de cigarrillos (que contienen 10 cajetillas cada uno) a un hombre que pasa todos los miércoles y sábados por su pequeño negocio. A veces le escribe para que le lleve el producto con antelación porque se le termina rápido.

“El que se me vende mejor es el Modern. Vuela”, dice con satisfacción la pulpera, quien no quiso responder sobre el margen de ganancia que obtiene por cada cajetilla que vende. Joaquín cree que tiene miedo de que los consumidores como él, en lugar de comprarle a ella, vayan hasta el mercado a buscarlos. “Pero está loca. ¿Qué tiempo voy a tener yo de ir hasta el Oriental? Yo prefiero venir aquí porque es más rápido”, comenta el joven fumador mientras pone otro cigarrillo en su boca.

—¿No te preocupa que esos cigarrillos sean ilegales y no tengan registro sanitario? —le pregunto a Joaquín mientras regresamos al autolavado.

—No. De todos modos, todos son malos —responde sin dudar.

Al llegar al autolavado, Joaquín comparte un cigarrillo con uno de sus compañeros que recién terminó de lavar una motocicleta. El otro joven se seca las manos, pone el Modern entre sus labios y lo enciende. Fuma rápido. Una, dos, tres veces en menos de diez segundos. Pero se atraganta con el humo y tose irremediablemente.

Joaquín se ríe y me comenta que su compañero tose mucho porque apenas está empezando a fumar Modern. “Antes solo consumía Belmont Suave, pero desde que el precio subió a 170 córdobas sale caro comprarlo”, sentencia.

Pan caliente en el Oriental

Así opera el tráfico ilegal de cigarrillos que se fuman en Nicaragua. La mayoría del consumo nacional

El Mercado Oriental, ubicado a cinco minutos del centro histórico de la capital,  recibe más de 50 000 compradores a diario, según datos de la municipalidad. Es el lugar más grande e idóneo para encontrar ropa a bajo precio, zapatos, electrodomésticos, granos básicos o materiales de construcción. También es el lugar perfecto para el contrabando de cualquier producto.

Fuimos al Oriental para conocer cómo funciona la cadena de contrabando de cigarrillos ilegales en Nicaragua y cuánto representa, en ganancias, este producto no solo para un pulpero de un barrio de la capital, sino para toda la red de distribución. Nos acompañó Moreno*, un hombre de 50 años de edad, que tiene más de seis dedicándose a este negocio, y que accedió a colaborar con este artículo periodístico si se ocultaba su verdadera identidad y otros detalles.

El primer lugar que visitamos dentro del mercado fue el conocido “Gancho de Caminos”. Aquí los comerciantes ofrecen los cigarrillos sin temor a que sean decomisados por las autoridades. No importa que la estación policial esté frente a los tramos que ofertan el producto. Los vendedores no se mosquean si pasa un oficial por esos callejones.

“Ellos mismos vienen a buscar los paquetes”, dice Moreno mientras apura el paso en medio del gentío que vino al mercado esta mañana de febrero. No tardamos mucho en encontrar el primer puesto de venta. Pero nuestro guía nos avisa que seguiremos de frente porque “estos de la entrada venden muy caro”. 

Moreno explicó que el primer paso para entender cómo funciona el negocio del contrabando es conocer las presentaciones y los costos de cada producto: por ejemplo, el paquete de cigarrillos contiene 20 unidades, el cartón 10 paquetes y una caja 50 cartones.

Después de caminar ocho cuadras llegamos a un tramo afincado dentro de otro que distribuye granos básicos. En una mesa está un comerciante de piel morena, calvo y delgado. Saluda a Moreno y le pregunta si va a llevar lo mismo de siempre. El guía le dice esta vez que quiere llevar tres cajas de cigarros.

El distribuidor del Oriental vende la caja de Modern en 13 500 córdobas (unos 375 dólares) y el cartón lo ofrece a 270 córdobas. Moreno factura 40 500 córdobas (compró tres cajones) como quien compra un refresco en la pulpería. Tiene la confianza de vender todo en dos semanas y recuperar no solo la inversión, sino duplicarla.

“Yo podría vender cada paquete en 27 córdobas, pero si hago es, solo recupero mi inversión. Entonces mejor vendo cada cajetilla en 60. Ahora te toca a vos hacer la multiplicación y la suma”, dice con una sonrisa pícara mientras paga y acuerda con el vendedor la forma de transporte de la mercancía.

Si los cálculos de Moreno son correctos (distribuir el producto en dos semanas), y vende cada cajetilla en 60 córdobas en sus dos pulperías, una ubicada en Managua y la otra en Masaya, es posible que genere por cada caja 30 000 córdobas brutos, es decir, 90 000 en total. Y obtendría una ganancia neta de 49 500 córdobas (1 375 dólares) por las tres cajas.

Esa afirmación de la pulpera sobre la manera que se venden los Modern (“como pan caliente”) es palpable en el Mercado Oriental. Además de las tres cajas que el comerciante del centro de compras vendió a Moreno, en cuestión de media hora, DIVERGENTES pudo corroborar la venta de cuatro cajas más y dos docenas de cartones.

“Nicaragua está a merced de la venta ilegal de cigarros”, explicó una fuente vinculada al Ministerio de Fomento Industria y Comercio (Mific), que habló con este medio de comunicación bajo condición de anonimato. “Las cifras oficiales no son públicas. Pero algunos datos de mercado registran que por cada 10 cigarrillos vendidos, al menos 8 son comercializados ilegalmente”, afirmó la fuente, lo que confirma la estimación de la fuente ligada a las marcas legales.

Un “mayorista” en el mercado

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Moreno nos llevó a conocer otros sitios dentro del mercado donde también vendían el cigarrillo ilegal a “buen precio” y en mayores cantidades. A medida que nos adentramos en el centro de compras, se hizo más frecuente observar, en cada tramo, una especie de pirámide formada con cartones de las marcas Modern o Fisher entre artículos de vestir o alimentos. Los precios de venta de esas marcas resultan más baratos en estos puestos que en las pulperías de los barrios de Managua.

“Cigarro, cigarro, llevá el paquete en 40 pesitos”, se puede escuchar entre medio del bullicio del Oriental. “¿Vas a llevar Elephant o Fisher? También tengo Modern”, anuncian.

En las grandes distribuidoras del mercado también ofrecen cajas de cigarrillos. No tienen un gran surtido, pero si el cliente lo pide, dice nuestro guía, lo consiguen en cuestión de minutos.

“Ya vas a conocer a uno de los grandes que vende aquí”, dice Moreno, mientras avanza rápido entre varios callejones oscuros que van a parar hasta otra zona del mercado bastante popular (que no podemos mencionar para respetar la confidencialidad que nuestro guía puso como condición).

En esta zona hay muchos tramos nuevos, hay más orden y la luz del sol pega con bastante fuerza. Entramos con Moreno a uno de los locales donde nos espera un hombre de constitución recia. Va en camiseta y jeans. Saluda y lanza una pregunta: “¿Qué querés saber?” Moreno se adelanta y le responde que, además de aclararnos algunas dudas, él quiere entrar en el negocio de mayorista.

El “grande” sabe de nuestro interés periodístico. El único requisito que pidió para permitir nuestra visita fue no dar muchos detalles del lugar ni exponer algunos rasgos de su físico, más allá de alguna característica general como apuntamos en el párrafo anterior. “Este es un negocio que ya todo el mundo conoce cómo funciona”, afirmó en un arranque de confianza.

La plática con el “grande” duró apenas unos pocos minutos. Nos brindó poca información, pero fundamental al mismo tiempo, para entender cómo funciona el comercio entre los principales mayoristas de cigarrillos ilegales en Nicaragua.

Por ejemplo, la caja de 50 cartones que los comerciantes del Oriental venden en 13 500 córdobas, los mayoristas la compran en 8 000 córdobas. Es decir que por cada unidad vendida, tienen una ganancia de 5 500 córdobas (152 dólares).

En el tramo del “grande” había por lo menos 35 cajas de cigarrillos Modern que,  según afirmó, iban a venderse ese mismo día. Sus bodegas, ubicadas en distintas partes del mercado, se surten una vez a la semana, desde donde sus trabajadores distribuyen y reponen el producto por los diferentes tramos de venta.

Si lo que dice el “grande” es cierto, podría generar una ganancia de 5 320 dólares por la venta de las 35 cajas de cigarrillos.

Durante los pocos minutos que estuvimos en el local, varios comerciantes del mercado llegaron a pedirle cajas de Modern y Fisher. Las llegaron a traer en carretillas y camiones pequeños. El “grande” también contestó varias llamadas telefónicas de clientes, cuyos negocios están en otra parte de la ciudad, para ponerse de acuerdo en la entrega del producto.

Cuando le preguntamos cómo llegaban las cajas de cigarrillos al Oriental, el “grande” no dudó en responder. “Vienen en camiones”, sentenció.

Las rutas del contrabando de cigarrillos

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Los anuarios estadísticos de la Policía Nacional no ofrecen ninguna información sobre delitos relacionados con la incautación de cigarrillos que entran al país ilegalmente. El último informe publicado por la institución policial (2021) ni siquiera detalla qué tipo de productos fueron ocupados bajo el ítem “contrabando”.

En una búsqueda rápida, en notas de prensa de la misma institución, tampoco hay resultados sobre el decomiso de cigarrillos ilegales. Lo único que aparece en la web son dos operativos, uno en 2021 y el otro en 2022, que realizó el Ejército Nacional en puntos ciegos, situados cerca de la frontera con Costa Rica.

Moreno dijo que los cigarrillos vienen desde Panamá, por tierra y agua. Entran al país por puntos ciegos y son trasladados hasta el mercado en camiones. Aseguró que no hay mayor vigilancia porque se pagan “coimas” cuando los detiene la Policía Nacional. Todo esto lo sabe porque trabajó como chofer de un mayorista hace algunos años.

Sobre el pago de coimas a la Policía para permitir el paso de cigarrillos ilegales, DIVERGENTES consultó a una fuente de la institución, sin embargo, no obtuvimos respuesta.

Por otro lado, DIVERGENTES preguntó a la fuente vinculada a la industria tabacalera sobre la información que compartió Moreno sobre las rutas. Esta explicó que, en efecto, las compañías lograron identificar hasta cinco rutas de contrabando, principalmente, en la frontera con Costa Rica. Además se tiene conocimiento de que no solo se usan los puestos terrestres, sino los ríos que conectan directamente con Nicaragua.

Los nicaragüenses consumen el cigarrillo ilegal porque es más barato que los legales. No les importa si estos cumplen o no con las regulaciones sanitarias | Divergentes

El dato de Moreno sobre el origen de los cigarrillos, más allá de las fronteras con Costa Rica, aparece publicado en una investigación de periodistas y medios del proyecto de reporteo sobre el crimen organizado y la corrupción (OCCRP por sus siglas en inglés),  que reveló que Panamá es el centro regional más importante de este comercio ilícito. Todas las marcas llegan a la Zona Libre de Colón y luego se distribuyen por toda Latinoamérica, incluida Nicaragua.

China National Tobacco Corporation (CNTC) es la mayor empresa de cigarrillos del mundo y controla casi la mitad del mercado mundial, cita la investigación. Según el reportaje, Panamá se ha convertido en una plataforma clave para inundar de cigarrillos los países “desde México hasta Ecuador”. Además, se detalla que  “el texto de las cajetillas está en español, lo que da a entender que se fabrican específicamente para mercados latinoamericanos”, cita la investigación.

Moreno dice que, una vez que la carga pasa por los puntos ciegos y llega hasta el mercado Oriental, otros comerciantes trasladan la mayor parte no solo a Managua sino a otras ciudades del país. Por ejemplo, él mismo deja los cigarrillos en la pulpería que tiene en la capital y en otro puesto de venta de Masaya.

“Un amigo mío tiene su pulpería en Ciudad Sandino. Otro broder de Boaco viene a traer a Managua. Y hay otros que reciben el producto en el camino, cuando (la carga) viene desde la frontera”, explicó.

La fuente ligada a la industria tabacalera se muestra crítico con el Gobierno ya que este conoce toda la información referente al contrabando de cigarrillos y no actúa ni ejecuta medidas para frenarlo. “Parece que están muy cómodos” con todo ello, opinó.

A finales de 2020, Gustavo Mercado, gerente de asuntos externos y legales de BATCA, informó que el contrabando sí era una preocupación en la región y se notaba en el número de operativos que ejecutaban y en sus resultados.

“Este año se han incautado un total de 600 millones de cigarrillos ilegales por parte de las autoridades policiales y aduanas (en toda la región). En Nicaragua ha habido tres incautaciones entre junio y agosto por medio del Ejército de Nicaragua en puntos ciegos de la frontera, pero a nivel interno no ha habido más decomisos en 2020”, explicó a La Prensa, dejando entrever que en el país no se ejecutan esfuerzos para frenar este ilícito.

Un problema de Salud Pública. Impuestos, heces y aserrín

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Los cigarrillos ilegales no tienen registro sanitario y tampoco cumplen con las medidas mínimas para su venta. Algunos estudios han revelado que el producto contiene heces de animales | Divergentes.

El 28 de noviembre de 2020, Gustavo Mercado, gerente de asuntos externos y legales de Batca, dijo a La Prensa que, hasta 2018, la cuota de mercado de las marcas ilegales de cigarrillos era del 4% pero que temían que este porcentaje aumentara brutalmente en los siguientes años.

La fuente ligada a la industria tabacalera explicó que la inundación de cigarrillos ilegales aumentó a raíz de la aprobación de la reforma a la Ley de Concertación Tributaria, aprobada en 2019, que dispuso más impuestos a este tipo de productos.

Según datos del Banco Central de Nicaragua (BCN), antes de la reforma tributaria de 2019, el Impuesto Específico al Consumo de Cigarrillo (IEC) por cada mil unidades era de 644.38 córdobas. Después de la reforma, las empresas como BATCA comenzaron a pagar 2 500 córdobas por cada mil unidades.

En el año 2021, después de otro incremento en el IEC, las empresas hicieron pagos de 3 450 córdobas por cada mil unidades y, a partir de enero de 2023, la cuota por millar es de 3 842 córdobas, según la disposición del Ministerio de Haciendo y Crédito Público publicada en La Gaceta, diario oficial.

Como resultado de ello, los consumidores tuvieron que afrontar la subida de precios. Si una cajetilla de una marca legal costaba 70 córdobas, tras la carga fiscal, aumentó hasta 140.

Para 2023, según la misma fuente, el consumo nacional de marcas ilegales supera el 80%, una cifra que confirma que el augurio de BATCA se cumplió. 

¿Pero por qué el Gobierno sandinista decidió aumentar la carga fiscal a estos productos sabiendo que su administración iba a recibir menos ingresos por impuestos por la disminución de las ventas?

Nuestra fuente tiene una teoría. Considera que al régimen sandinista nunca le importó detener el contrabando y prefirió aumentar impuestos porque se sentían cómodos con el tráfico ilícito. Ante la pregunta de si él cree que detrás del negocio estén personeros de la dictadura, prefirió no emitir ningún comentario.

“La crisis sociopolítica de 2018 golpeó fuertemente las finanzas del Gobierno. En aquel momento consideraron que la mejor estrategia para recuperar dinero era impulsar una agresiva reforma fiscal y se centraron en productos como el alcohol y el cigarro. Su justificación con nosotros fue que el cigarrillo era perjudicial para la salud y el consumo provocaba enormes gastos para las instituciones”, explicó la fuente 

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) cada año más de 8 millones de personas fallecen a causa del tabaco. Más de 7 millones de estas defunciones se deben al consumo directo y alrededor de 1,2 millones son consecuencia de la exposición de no fumadores al humo ajeno.

“Cuando el Gobierno hizo el primer aumento las ventas bajaron mucho. Sostuvimos varias reuniones con el Gobierno y les enseñamos lo que perdíamos no solo nosotros, sino el mismo Estado con esta reforma y con la venta ilegal. Pero nunca obtuvimos una respuesta que resolviera la situación. Al contrario, la carga fiscal aumentó y no logramos competir afuera”, relató la fuente ligada a la industria tabacalera.

En el mismo artículo publicado por La Prensa, el entonces gerente de asuntos externos y legales de Batca, informó que el Estado de Nicaragua, “pierde anualmente alrededor de 2,000 millones de córdobas (o alrededor de 58 millones de dólares) en impuestos dejados de percibir para las arcas nacionales”.

Así opera el tráfico ilegal de cigarrillos que se fuman en Nicaragua. La mayoría del consumo nacional

En los canastos de vendedores ambulantes en Nicaragua se puede observar la diversidad de marcas de cigarrillos ilegales que ingresan de contrabando. Muy pocas veces hay espacio para marcas legales cuyo precio es más alto | Divergentes. 

Antes de la reforma tributaria, Batca había invertido 4.5 millones de dólares en un centro de distribución y oficinas corporativas. En aquel momento la empresa resaltó el excelente clima para hacer negocios en el país.

En pleno 2023, aquel edificio anunciado con bombos y platillos hoy está ocupado por Agricorp, empresa que tiene a cargo la distribución de los cigarrillos de Batca en Nicaragua. La empresa, que era una de las más grandes y exitosas en el país, hoy está reducida a la mínima expresión.

Una nota del portal Confidencial confirmó el cierre de la compañía, sin embargo, la empresa en aquel momento salió al paso a explicar que el artículo no estaba avalado por una fuente oficial.

“Que Batca esté a la mínima expresión en el mercado nicaragüense es alarmante para cualquier Gobierno, menos para el de Nicaragua. Yo no creo que la justificación de aumentar impuestos era un tema de salud porque los cigarros de contrabando no tienen registro sanitario y las pruebas que se les han hecho demuestran que tienen hasta aserrín”, explicó la fuente.

Esa afirmación procede de unos análisis que la industria tabacalera legal hizo sobre los productos de contrabando, tal como expuso Mercado a La Prensa, en noviembre de 2019. “Nosotros le hemos mandado hacer estudios a estos paquetes. Para que se dé una idea hemos encontrado aserrín mezclado con tabaco, hemos encontrado heces de animales, entonces estamos frente a un problema exponencial de salud pública, nosotros podemos estar de acuerdo que fumar es un problema de salud pública, pero se está exponenciando, o sea lo está multiplicando por dos”, aseguró Mercado, quien no detalló si estos análisis fueron entregados al Minsa.

El Vape no es competencia

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Gabriel dejó de fumar hace cinco meses cigarrillos de contrabando. “Me estaban matando de la tos”, asegura un poco preocupado. Antes fue cliente fiel de las marcas legales que Batca distribuía en el país. “Me relajaba pero se pusieron caros”, continúa.

“Yo me fumaba dos cajetillas diario. Pero no podía seguir pagando el montón porque el dinero no me daba. Entonces, un amigo me recomendó una marca que se parecía a la que yo consumía”, relata.

El cigarrillo que recomendaron a Gabriel fue el Modern. Aunque no era del todo parecido al que consumía antes, decidió darle una oportunidad a la marca ilegal y esperar que, tarde o temprano, su cuerpo asimilara el cambio. Pero no ocurrió tal cosa.

Durante dos años, este fumador padeció de mucha tos, acumulaba flema y el cansancio era notorio. Fue al médico y le dijo que sus problemas estaban relacionados con el consumo de cigarrillos y que lo mejor era parar de fumar.

“Cualquier fumador te va a confirmar que dejar de fumar no es sencillo. Yo necesitaba suspenderlo, pero me costaba hasta que conocí el vaper (vaporizador   con batería que genera un aerosol parecido al vapor de agua, pero que contiene nicotina, saborizantes y varios químicos adicionales). Mejoré mucho cuando suspendí el cigarro”, expresó.

La marca de cigarrillos que más se vende en barrios, paradas y terminales de buses de Nicaragua es Modern. Un paquete puede tener un costo de 60 a 75 córdobas según estime el vendedor final | Divergentes.

El vaper no estaba prohibido en Nicaragua hasta septiembre de 2022, cuando la Dirección General de Aduanas (DGA), ilegalizó todo el comercio y consumo de estos productos, basándose en numerosas disposiciones y normas tanto comerciales como sanitarias. 

“A mi no me cuesta conseguir el Vaper. Lo venden en las discotecas, los influencers los ofrecen en sus redes sociales, y varias páginas en MarketPlace lo promocionan. Es como el cigarro ilegal. Se supone que es prohibido, pero se continúa vendiendo”, dice Gabriel.

La fuente ligada a la industria tabacalera explicó que, a pesar de que el Vaper está prohibido en Nicaragua, su permanencia en el mercado ilegal y su distribución entre los jóvenes, se debe a la poca demanda que tienen precisamente en este nicho de mercado. Los cigarrillos electrónicos no son comercializados en los barrios o zonas rurales, donde están la mayor parte de consumidores.

“No entendí por qué decidieron prohibir los vaper. Es confuso porque siguen entrando por la frontera, igual que los cigarros de contrabando”, dijo la fuente, quien agregó que mientras no se ejecute una política real para frenar el tabaco ilícito, Nicaragua continuará inundada de este tipo de mercancías.

En el auto lavado, ubicado cerca del barrio El Riguero, Joaquín dice que ha fumado en vaper pero que no es lo mismo que el cigarrillo. “No tiene buen gusto. Es volar humo por volar”, afirma.

El joven fumador saca de su bolsa la segunda cajetilla del día. Pone el cigarrillo entre sus labios y lo enciende. Saca el humo por la nariz pero esta vez sí tose: “Casi me ahogo pero fue por caballo, es que estaba tirándolo por donde no era”.

Joaquín camina hacia el portón para recibir a otro cliente. Su compañero, el mismo que estaba empezando a fumar Modern, le pide uno. Y otra vez se repite la escena. Fuma una, dos, tres veces. Expulsa el humo y de nuevo tose.