El padre Rolando Alvarado López tomó posesión de la rectoría de la Universidad Centroamericana (UCA) y permanecerá en este cargo durante el periodo 2022 al 2025, informó en una nota de prensa la institución educativa. Alvarado es nicaragüense, fue provincial de los jesuitas y releva en el cargo a José Alberto Idiáquez Guevara, a quien el gobierno Ortega-Murillo no le renovó su pasaporte en el extranjero, de modo que no ha podido retornar a Nicaragua.
Aunque el cambio de Idiáquez ya estaba programado por los jesuitas de forma rutinaria, el religioso no pudo terminar su periodo en el país por las trabas impuestas por la Dirección General de Migración y Extranjería.
“Como universidad seguiremos siendo una fuente cultural y, en ese marco, somos y queremos continuar siendo una fuente de carácter académico”, dijo en su primera intervención el padre Alvarado, quien señaló que la institución continuará dedicada a las ciencias, el pensamiento, la investigación, formación, capacitación, y prácticas de desarrollo social integral y sustentable.
Mientras Alvarado López estuvo al frente de la Provincial de Centroamérica de la Compañía de Jesús denunció las agresiones a la UCA de Nicaragua, a Idiáquez y a la población. Así como el acoso a la UCA de El Salvador por parte del gobierno de Nayib Bukele.
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El nombramiento de Alvarado fue ratificado en un evento realizado en Managua el pasado siete de julio. Según la nota de prensa, a la actividad asistieron representantes de embajadas y organismos acreditados en Nicaragua; miembros del clero, integrantes “del mundo empresarial”, y miembros de la comunidad universitaria.
“Tomando en cuenta nuestra misión y nuestra identidad continuaremos trabajando por contribuir a reconciliar la vida medioambiental, la vida social a todos sus niveles, y las vidas personales”, manifestó el rector.
Durante la actividad, el padre Silvio Avilez, representante para Nicaragua del Provincial de la Compañía de Jesús en Centroamérica, manifestó que espera que en esta nueva etapa esté acompañada siempre con la verdad, la profundidad, la creatividad, el compromiso con la sociedad nicaragüense y la esperanza de transformar “esta realidad en una realidad que nos acerque más al sueño de Dios sobre la humanidad”.
Los ataques contra la UCA
El cambio en la rectoría de la UCA ocurre en medio de una persecución contra religiosos católicos y de las constantes presiones que ha sufrido esta institución educativa desde el 2018, año en el que la dictadura empezó a recortar la asignación presupuestaria que recibía la UCA para otorgar becas a estudiantes de escasos recursos.
La siguiente estocada del régimen sandinista fue el impedimento que autoridades de migración hicieron al padre Idiáquez para entrar a Nicaragua. El sacerdote jesuita salió de Nicaragua durante la pandemia, su pasaporte se venció, y las autoridades del Gobierno sandinista le negaron la renovación del documento.
Pero el golpe final a la UCA ocurrió el jueves 31 de marzo, cuando el régimen aprobó una reforma a la Ley No. 89, Ley de Autonomía de las Instituciones de Educación Superior, con la que le apartaron del Consejo Nacional de Universidades (CNU) y de los fondos que recibía del 6% constitucional. La medida ha sido hasta ahora la última represalia que sufre la institución después del papel que jugó y sus estudiantes en la rebelión de abril de 2018 en Nicaragua.
Antes de apartar a la UCA del CNU, esta institución de Gobierno ejecutaba revisiones exhaustivas y extraordinarias de las acreditaciones de las carreras y maestrías. “A la UCA le pedían con especial encono esas acreditaciones”, dijo una fuente de la universidad. Mientras que la Dirección General de Ingresos (DGI) hacía tardía las tramitaciones de equipos que se importaban, una práctica similar a la que utilizaron con el diario La Prensa para asfixiarlo económicamente.
Lo que siguió fue negarle el permiso anual por medio del Ministerio de Gobernación, otra de las acciones que el régimen ejecuta en contra de las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) para mantenerlas en la ilegalidad.