Ya se veía comportamiento masivo de cuentas en redes sociales. Se han visto contenidos idénticos en usuarios que incluyen a figuras de cierto relieve político afines al presidente Rodrigo Chaves. Se han mostrado indicios de mensajes escritos desde cuentas domiciliadas en Asia favorables al popular mandatario que tomó el poder en mayo de 2022 como una promesa de cambio radical al curso político de una de las democracias más estables del continente. Las sospechas abundaban, pero no fue hasta finales del año cuando detonó el caso que ahora compromete al gobernante costarricense, tras las revelaciones de un hombre que asegura haber trabajado dentro de un grupo de desinformación coordinado desde la sede presidencial.
Esta fue la bienvenida del 2023 al presidente Chaves, que debió dedicar su aparición pública del año a contestar las acusaciones del hombre y las publicaciones periodísticas sobre el pago de unos $800 que le hizo la ministra de Salud, una de las figuras más cercanas al mandatario. Lo que ella justificó primero como la retribución por una presunta campaña de promoción de vacunación contra la Covid-19, los catalogó después Chaves como una supuesta “caridad” ante apremios económicos del usuario llamado Alberto Vargas, que bajo el pseudónimo de ‘Piero Calandrelli’ ya había publicado numerosos mensajes contra periodistas y diputados opositores que cuestionaban la gestión de Joselyn Chacón, ministra de Salud y exjefa de la campaña electoral.
El caso estaba configurado: un trol arrepentido hablando de los servicios que habría dado al gobierno y, más aún, de la red que asegura aún funciona coordinada desde la Casa Presidencial como un batallón de defensa del oficialismo y, sobre todo, de ataque a quienes critiquen la labor de Chaves. Así, este 8 de enero, se cumplieron ocho meses del mandatario en el poder con una alta popularidad y un rentable estilo de confrontación como nunca había proyectado otro gobernante antes en Costa Rica.
La primera reacción de Presidencia fue aislar el caso a una posible actuación irregular unilateral, sin mencionar a Chacón, pero cinco días después de consultas internas y de preparación de la estrategia los alegatos fueron otros: los pagos los hizo ella por caridad y todo el caso es insignificante, producto de un trol mentiroso y de medios de comunicación poderosos que quieren seguir quitando y poniendo ministros como lo hacían en el pasado. Son los medios que en la campaña electoral amenazó con liquidar, en referencia a los tradicionales diarios La Nación y a la televisora Canal 7, más el medio digital CRHoy.
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Encarando a algunos periodistas, recibiendo felicitación de otros, echando mano del sarcasmo y reduciendo el caso a “escandalillo barato de gente chismosa”, Chaves no desaprovechó para estrenar un nuevo insulto contra un sector de la prensa: “sicarios políticos”, un paso más allá de los adjetivos “canallas” y de “ratas” del 2022.
Dos días después, en la conferencia de prensa habitual de los miércoles, Chaves evadió una pregunta sobre lo ocurrido por la mañana con ese tema en la comparecencia en la Asamblea Legislativa. Dijo que no estaba enterado y punto. El tema no da para tanto, reitera señalando que urge enfocarse en otros temas que también son ineludibles en la realidad de Costa Rica, con especial peso la contención del aumento del costo de vida, el desempleo estancado por encima de 11% y la violencia que se refleja en la mayor tasa de homicidios en la historia del país, con 12,6 por cada 100 mil habitantes. Los problemas de fondo se mezclan con el desafío político de Chaves de consolidarse como proyecto político más allá de la sorpresa del 2022 a bordo de un partido político que ya no lo representa, durante un 2023 en que las agrupaciones se preparan para las elecciones municipales de febrero siguiente.
Por eso importa la popularidad de Chaves, arriba del 70%, y la estrategia en redes sociales para presentarlo como el hombre fuerte necesario para darle otro rumbo al país. Por eso la relevancia de mantener favorable la discusión pública en los espacios digitales, el objetivo que persigue también en El Salvador el presidente Nayib Bukele, como evidenció la agencia Reuters en una publicación de noviembre en la que cita a contratistas de esos servicios de desinformación.
Para el caso de Chaves, no hay nada comprobado aún, pero las sospechas y los cuestionamientos están activados, mientras avanza una estrategia complementada con elementos como los medios aliados y efusivas publicaciones de usuarios ‘de carne y hueso’, más la fogosa conferencia de prensa semanal transmitida por el canal estatal y redes sociales, o un nuevo programa suyo llamado “Cafeteando con el Presidente”. Se agrega además el “WhatsApp del Presidente”, un canal en esa plataforma de mensajería que permite al Gobierno recolectar los números de teléfono de los ciudadanos y el cantón donde residen.
Este mismo jueves, pasado el mediodía, la Presidencia y la diputada oficialista Pilar Cisneros publicaron de manera simultánea comunicados de prensa en que reportan una “oleada” de comentarios favorables en las redes sociales durante esta semana, pero aseguran desconocer su origen y sus intenciones.
Libertad de prensa en la mira
Los cuestionamientos abundan en una fracción de las bancadas de oposición que dominan la mayoría en la Asamblea Legislativa. Le reprochan el impulso a una maquinaria de desinformación y también el tono hostil contra los medios de comunicación. El Colegio de Periodistas, que recién cambió de junta directiva en una elección gremial teñida por el debate que incluyó al Gobierno de Chaves, ahora critica por “inaceptables” los calificativos del mandatario contra los periodistas que han publicado las revelaciones del trol Vargas.
Mientras, en las redes sociales abundan mensajes de apoyo al Gobierno y también en una parte de la población. “Yo no entiendo eso de los troles, pero sí veo en el Facebook las cosas buenas que está haciendo el Presidente y me quedo con eso. Es una pérdida de tiempo darle a atención a las cosas que no son las que nos están afectando a la gente”, decía el miércoles Marlen Montero, una ama de casa que compraba frutas en la tienda de su barrio en Purral, un populoso distrito al norte de la capital que el presidente suele aludir en sus conferencias de prensa.
La libertad de prensa no alcanza a ser aún una inquietud popular en Costa Rica, que sigue siendo la nación mejor calificada en ese rubro en América, según el ranking de Reporteros sin Fronteras, aunque el país pasó del quinto puesto mundial en 2021 al octavo en el 2022. No parece reflejarse aún las amenazas de Chaves a medios tradicionales o acciones como el intento de cierre de un centro de eventos propiedad del grupo empresarial del diario La Nación, bajo una presunta falta de permisos sanitarios que en realidad era un golpe indirecto a la libertad de prensa, según un fallo de la Sala Constitucional que de inmediato desdeñó Chaves. “Contorsión jurídica”, le llamó en su conferencia de prensa semanal.
Mientras tanto, la polarización se expande en las redes sociales. Los discursos de odio y discriminación en las redes sociales crecieron en 2022 un 71% en comparación con el 2021, de acuerdo con un estudio realizado por la oficina local de la Organización de Naciones Unidas (ONU), el Observatorio de Comunicación Digital del Centro de Investigación en Comunicación (Cicom) de la Universidad de Costa Rica y COES, una empresa especializada en el análisis de datos.