La Policía de la dictadura Ortega-Murillo arrestó la madrugada de este viernes al obispo monseñor Rolando Álvarez, después de quince días de sitio de la Curia Episcopal de Matagalpa. El religioso fue secuestrado y hasta ahora se desconoce su paradero.
“Urgente. En estos momentos la Policía Nacional ha ingresado a la Curia Episcopal de nuestra Diócesis de Matagalpa”, publicó la cuenta de Facebook de la diócesis al momento del secuestro.
El último tuit del obispo de Matagalpa fue publicado en su cuenta oficial a eso de las 12:36 de la madrugada. El ingreso de las fuerzas policiales ocurrió aproximadamente a las 3:30 de este viernes. Una caravana de ocho vehículos entre policías y paramilitares de la dictadura se lo llevó junto a los sacerdotes y laicos que estaban con él.
Álvarez es ahora uno de los líderes religiosos más perseguidos por la Administración sandinista. Las acciones policiales contra Álvarez iniciaron el cuatro de agosto pasado, luego de que un grupo de policías impidiera la celebración de la misa matutina en la Catedral San Pedro Apóstol de Matagalpa, ante lo cual el obispo salió a la calle orar con el Santísimo Sacramento en lo alto, y luego dio la espalda a los agentes para arrodillarse y clamar a Dios.
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El cinco de agosto de 2022 la Policía de Ortega-Murillo abrió un proceso investigativo en contra de Álvarez, supuestamente por “intentar organizar grupos violentos y ejecutar actos de odio en contra de la población”.
Según la Policía, el prelado como cabeza de las altas autoridades de la Iglesia Católica y “prevaliéndose de su condición de líderes religiosos, utilizando medios de comunicación y redes sociales están intentando organizar grupos violentos, incitándolos a ejecutar actos de odio en contra de la población… con el propósito de desestabilizar al Estado de Nicaragua y atacar a las autoridades constitucionales”.
Desde ese día la dictadura sandinista intensificó el asedio policial en la residencia de monseñor Álvarez y las calles cercanas a la Curia, las cuales se mantienen tomadas por decenas de agentes de la Dirección de Operaciones Especiales (DOEP) completamente armados.
Para poder resistir el secuestro, monseñor Álvarez y sus acompañantes han tenido que racionar el alimento que el obispo guarda en su alacena, ya que la dictadura sandinista no permite el ingreso de víveres ni medicamentos a la residencia del religioso. El sitio policial contra el obispo es dirigido por el comisionado Ramón Avellán, un leal a los Ortega-Murillo y encargado de operaciones violentas contra opositores desde 2018.