A cinco años de la grave crisis sociopolítica en Nicaragua, causada por la brutal represión del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, la comunidad internacional y grupos de oposición nicaragüense en el exilio tienen la tarea de redoblar esfuerzos “concertados y continuos”, para mantener la denuncia y presión que permita un retorno al camino democrático.
El expresidente de Costa Rica, Carlos Alvarado, y el politólogo nicaragüense Manuel Orozco, integrante del Diálogo Interamericano, explicaron en un foro cómo ha impactado la presión internacional durante estos cinco años de rebelión cívica y qué pueden seguir haciendo los países e instancias en favor de Nicaragua.
Durante el foro titulado “el papel de la comunidad internacional a cinco años de la insurrección de abril de 2018”, organizado por la Unidad Nacional Azul y Blanco, el exmandatario costarricense puntualizó que las naciones del mundo tienen la responsabilidad de “observar, acompañar”, e implementar métodos que ayuden a Managua a superar la crisis prolongada.
“Muchas veces escuchamos el clamor de que ‘haga algo la comunidad internacional’, pero debemos fijar la expectativa de qué es ese algo… porque a veces ese ‘algo’ lo más que puede hacer es alzar la voz y aplicar algunos instrumentos democráticos para contribuir a enmendar el camino”, manifestó Alvarado.
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Orozco dijo que el caso de Nicaragua es complejo, porque tiene muchas limitaciones debido a que a nivel mundial existe mucho “ruido” y el contexto del país no está bien posicionado dentro de la agenda internacional. Es decir, el país no está en “un lugar primordial”.
“La capacidad de respuesta está definida de acuerdo a las prioridades que ocupa un país en el contexto internacional. Se vincula también de alguna manera con lo que un gobierno o actor internacional quisiera ver de un país como Nicaragua, y como tercer lugar, el rango de opciones que tienen a mano”, planteó el politólogo.
Para Orozco, es en este punto en el que los bloques de oposición en el exilio deben de trabajar para educar a la comunidad internacional y comprendan que el tipo de régimen que existe en Nicaragua es parecido al de Corea del Norte, Afganistán y Siria, “y que, por lo tanto, la respuesta proporcional requiere de medidas convencionales y no convencionales a las que se han utilizado”.
El politólogo señaló que, más allá de las sanciones, la comunidad internacional también puede realizar “movimientos políticos”, como el congelamiento de fondos, préstamos en el exterior, sacar a Nicaragua del Tratado de Libre Comercio, CAFTA, e incluso llevar a Ortega a la Corte Internacional de Justicia por sus crímenes. “El mundo no se da cuenta del nivel de proporcionalidad que se requiere dar para un país como Nicaragua”, señaló.
“Hay mucho que la comunidad internacional puede hacer, hay un realismo pragmático dentro de las capacidades que puedan tener diferentes países, en función de las prioridades de movilización internacional para la democracia, y también en función de la perspectiva de proporcionalidad, que es la que está faltando”, añadió Orozco.
El impacto de las sanciones
Sobre las sanciones al régimen, sus funcionarios e instituciones, el expresidente tico señaló que este tipo de medidas tienen una funcionalidad, tanto fáctica, que tiene que ver con el margen en la movilidad y finanzas, pero también un impacto político. “Son instrumentos válidos en este tipo de circunstancias, sobre todo cuando hay graves violaciones de derechos humanos, y creo que el mensaje es un fuerte”, planteó.
Al respecto, Orozco señaló que, si bien es importante seguir aplicando este tipo de castigos, la comunidad internacional necesita tener mayor precisión para lograr “esquinear” a las personas que son parte del círculo de poder y “que lleguen a un punto de implosión y creen una ruptura en el interior del régimen”.
“Esto quiere decir que, si se sancionan a individuos que tienen un rol fundamental en el aparato del régimen, esas sanciones pueden tener un impacto, porque va reduciendo el margen de operación del círculo de poder, porque los va sacando del juego”, apuntó el experto.
El pasado 19 de abril, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos sancionó a tres funcionarios judiciales nicaragüenses que estuvieron a cargo de los tribunales que revocaron la ciudadanía de más de 300 ciudadanos nicaragüenses a inicios de este año. Entre los castigados figuran Ernesto Rodríguez, presidente del Tribunal de Apelaciones de Managua (TAM), Nadia Tardencilla, jueza Tribunal de Primera Instancia del Segundo Distrito de Managua, y Octavio Rothschuh, magistrado y presidente de la Sala Penal Uno del TAM.
“El régimen ha sufrido de las sanciones y no es cierto que les da igual; su margen de maniobra se va reduciendo porque se les va reduciendo su círculo de poder. De hecho, tienen menos funcionarios con los que pueden trabajar para mantener el Estado cleptocrático y sistema represivo”, manifestó Orozco.
El trabajo con países e instituciones
Frente a estas acciones represivas que mantiene al régimen en el poder, ambos expertos sostuvieron que los grupos de oposición deben continuar enfocando sus esfuerzos y mantener la alianza con al menos 15 instituciones internacionales y 10 países democráticos.
Orozco mencionó específicamente al Fondo Monetario Internacional (FMI). “Hay que presionarlo, porque ellos son los que validan el nivel de régimen económico que existe en Nicaragua, que es cleptocrático. Cuando hay cleptocracia para el FMI (Fondo Monetario Internacional) es una alerta roja de que no se le puede aprobar préstamos”. También señaló al Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE). “Es realmente moral, económica y políticamente indefendible que el banco le esté dando préstamos a Nicaragua. El 80% de los fondos al país vienen del BCIE”.
Por su parte, el expresidente Alvarado indicó que debe de haber “organización y direccionamiento” de la comunidad nicaragüense en el exilio. Recomendó hacer una selección de los foros dónde se pueda alzar la voz en contra de la dictadura.
“Es menester una respuesta, porque el silencio e inacción (de la comunidad internacional) es cómplice. Esas son las acciones que deben ponerse en la mesa. Es importante orientar de manera constante esa acción democrática y civil para buscar un cambio democrático”, finalizó Alvarado.