Ernesto Medina: “El verdadero objetivo de la educación (del régimen) es adoctrinar a la gente, tenerla bajo control, sin importar si están aprendiendo”

El exrector de la Universidad Americana y de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, analiza en esta entrevista la estrategia educativa impuesta por la dictadura sandinista y detalla cuáles son las grandes deficiencias que tienen los jóvenes y los retos que enfrentan en un futuro post régimen


14 de febrero 2024

Los padres de familia son la última línea de resistencia ante el adoctrinamiento en la educación que busca imponer la dictadura sandinista. Divergentes | Archivo.

La eliminación del examen de admisión para ingresar a las universidades públicas, la promoción automática de alumnos de educación primaria y secundaria a su siguiente grado aunque tengan las calificaciones y el conocimiento para merecerlo y la implementación del programa  “Cero Rojos”,  forman parte de la estrategia gradual del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo para destruir las bases de la educación formal en Nicaragua, para facilitar  la perpetuidad en el poder a través de una dictadura de corte familiar, explicó Ernesto Medina, catedrático y exrector de la Universidad Americana (UAM) y la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN–León).

“El requisito indispensable y fundamental para perpetuar una dictadura es tener un pueblo que no razona, un pueblo sin capacidad crítica, un pueblo al que se le ha quitado la posibilidad de pensar, analizar y discutir”, dijo Medina en una entrevista brindada a DIVERGENTES desde el exilio.

A través de una serie de investigaciones, este medio de comunicación comprobó y explicó cómo el régimen sandinista se dedicó a destruir los pilares fundamentales de la educación. El grueso de la estrategia del régimen es impulsada en la educación primaria y secundaria, obligando a profesores a aprobar a alumnos, por medio de sistemas evaluativos que no premian ni fomentan la calidad educativa en los estudiantes. 

Aunque el panorama para el país y para la educación es desesperanzador, el catedrático rescata el papel que pueden tener los padres de familia en el desarrollo profesional de sus hijos. Si bien lo lógico sería impulsar medidas que transformen el modelo actual, esto no es posible porque Nicaragua transita en una dictadura que no tiene, hasta el momento, una fecha de caducidad.

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“Un padre de familia tiene toda la autoridad para decir ‘miren, aquí algo no está bien y queremos ver cómo solucionamos esto’. Yo creo que ninguno va a estar contento sabiendo que a su hijo no se lo están preparando bien, que va a llegar a la universidad sin estar preparado y que, si logra entrar terminar una carrera, será solamente para tener un diploma bonito pegado en la pared”, afirmó Medina.

Ernesto Medina: “El verdadero objetivo de la educación (del régimen) es adoctrinar a la gente, tenerla bajo control, sin importar si están aprendiendo”
Ortega y Murillo junto a miembros de la Juventud Sandinista, fuerza de choque de la dictadura. Divergentes | Archivo.

¿Cuál es la estrategia del régimen que  ha identificado respecto a la educación en Nicaragua?

Existe una estrategia general que es la de hacer creer que todo está funcionando de maravilla en Nicaragua y que este es un Gobierno que está haciendo grandes cambios y grandes transformaciones. Con la educación, ellos están queriendo brindar esa misma impresión, que es un sistema de avanzada y que están implementando medidas que son punteras y revolucionarias en el campo educativo. Sin embargo, es todo lo contrario. El régimen pone mamparas para tapar las deficiencias.

Por ejemplo, se quitan los exámenes de ingreso a las universidades, se ordena la promoción automática en las escuelas, se obliga a que los maestros no pongan las notas cuando el niño no ha alcanzado los objetivos. Les prohíben usar una pluma roja, todas esas maniobras forman parte de una estrategia para ocultar una realidad que no se quiere cambiar.

¿Cuál es el objetivo de una dictadura como la de los Ortega-Murillo al imponer un sistema educativo en el que se aprueba a los que no saben y elimina los rojos hasta de los boletines?

El objetivo final es la perpetuación del poder y de ser posible, darle el cariz de una dinastía, es decir, de que esta no se termine con Daniel Ortega y Rosario Murillo, sino que después vengan sus hijos. Y obviamente para poder conseguir eso, necesitan un pueblo totalmente doblegado, sometido, ya sea por el terror o por la mente.

El requisito indispensable y fundamental para poder perpetuar una dictadura de cualquier tipo, de izquierda, de derecha, es un pueblo que no razona, un pueblo sin capacidad crítica, un pueblo al que se le ha quitado la posibilidad de pensar, analizar, discutir y que únicamente obedece ciegamente lo que le dicen los que detentan el poder.

El Frente Sandinista fue un partido político que en la década de los ochenta, al menos esa imagen vendió, tomó la bandera de la alfabetización y la educación y su referente fue Carlos Fonseca con aquella icónica frase de “y también enséñenles a leer”. ¿Qué cree usted que cambió respecto a esa bandera que tomaron en esa época?

Esa imagen fue una mampara. El tema de educación es obviamente mucho más que alfabetizar. El discurso de que se iba a realizar una campaña masiva de alfabetización para cambiar las estadísticas que teníamos en tiempos de la dictadura de Somoza, que eran obviamente escandalosas, era un mensaje que se vendía bonito, y se usó para propaganda. 

Pero, la alfabetización no fue suficiente. Después volvimos a tener unas cifras de analfabetismo altísimas y el reto principal de la educación que es el de darle a la gente la capacidad de pensar, analizar, discutir, identificar problemas, buscar soluciones a los problemas, no se solucionó identificando letras.

Eso obviamente requería un proceso mucho más complejo de educación y que iba mucho más allá, del simple enseñar a leer y a escribir y las operaciones básicas de aritmética. Y eso en realidad nunca lo logramos en Nicaragua, porque luego no hubo planes concretos para realmente transformar de raíz todo el sistema educativo. O sea, más allá de la gran acción de la alfabetización que significó la campaña en 1980, los planes de educación fueron muy vagos. Y después se puso siempre el pretexto de que por la guerra no se hizo posible que se cumplieran los planes de educación, pero la verdad es que esos planes nunca fueron muy concretos.

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El régimen utiliza a la educación como un mecanismo de adoctrinamiento. Divergentes | Archivo.

Uno de los logros del régimen, que ellos mismos pregonan, es la educación gratuita. Usted considera que este logro es real o fue producto de una campaña populista porque la educación no es del todo gratis… 

La forma en que se presenta es propaganda. Nada es gratis, mucho menos la educación. Alguien está pagando la educación y obviamente no es la familia Ortega Murillo, son los nicaragüenses los que pagan. Eso sí, existe una voluntad política y esto es positivo. Sin embargo, en la práctica, todavía hay una gran cantidad de niños y jóvenes en edad escolar que no están yendo a la escuela. La gratuidad que ellos pregonan no es una panacea y sobre todo de la forma en que se está aplicando en el contexto de la realidad nicaragüense.

Una cosa es la gratuidad y la otra es que eso permita que no quede ni un niño o niña sin estar en la escuela. Pero eso no se ha logrado en Nicaragua y este gobierno ha sido incapaz de cambiar eso. Y la razón por la que esos niños no van a la escuela es porque la pobreza en la que viven es tal que primero, la familia no tiene la conciencia de la importancia que tiene la educación y de hacer el sacrificio que sea para que el niño y la niña vaya a la escuela. Y en segundo lugar, porque esa misma pobreza obliga a la familia a que los niños se conviertan también en parte de los generadores de los pocos ingresos que le permiten sobrevivir a esa familia. Y la escuela no está en las prioridades.

¿Esta gratuidad de la educación se transformó en mejoras educativas en el contenido o la evolución del sistema de educación?

No, eso es parte del gran problema. Se decreta la gratuidad, pero se sigue sin invertir realmente en las escuelas. O sea, las escuelas siguen en una situación muy precaria. No hay materiales, la formación de los maestros sigue siendo muy deficiente. Los salarios de los docentes siguen siendo insuficientes para que los maestros tengan una vida digna y puedan realmente dedicarse a la educación, con todo el cariño, con todo el esfuerzo. Tampoco existe un sistema de acompañamiento a los maestros para que sigan perfeccionando y mejorando sus capacidades educativas. Eso obviamente no ha ocurrido y no está ocurriendo actualmente.

¿Qué diferencia existe entre la educación en tiempos de gobiernos liberales y ahora con el régimen sandinista? Lo pregunto también por ese comentario que abunda en la población de que en tiempos de los liberales era muy buena la educación y ahora es deficiente.

Hay que reconocer que siempre hubo problemas. Nunca hemos tenido una educación realmente buena, de calidad, una educación que realmente prepare a las niñas y a los niños en Nicaragua, a los jóvenes de Nicaragua a enfrentar el futuro teniendo las herramientas para hacerlo. Eso nunca lo logramos.

Yo diría que la gran diferencia entre esa época y ahora es de que, en aquel entonces, el objetivo era darles a los jóvenes los instrumentos para formarse, tal vez sin que estos fueran los más adecuados y los que correspondían con la realidad del mundo que se estaba viviendo. 

Hoy, el verdadero objetivo de la educación es adoctrinar a la gente, tener a la gente bajo control, sin importar realmente si están aprendiendo algo. O sea que no hay realmente una preocupación por darle a los jóvenes las herramientas para que puedan ver al futuro con optimismo, ni para darle al país los profesionales o los técnicos que van a hacer posible que Nicaragua pueda enfrentar los enormes retos que tiene de cara al futuro. Ahora no existe ninguna voluntad, ningún deseo de preparar a la gente para el futuro, sino que el objetivo principal es garantizar que la gente no piense, no critique, no hable y eso es la perversión total del  sistema educativo.

El contenido de los libros de texto es la mejor prueba de que el objetivo del sistema educativo de Nicaragua actualmente no es formar a la gente para enfrentar un futuro donde la ciencia y la tecnología van a seguir siendo los factores determinantes para el desarrollo, sino que lo que preocupa a los gobernantes es que la gente esté controlada, que no piense, que no analice, que no cuestione. Y para eso se necesita el tipo de libros, el tipo de maestros y el tipo de educación que tenemos actualmente en Nicaragua.

estudiantes educación

Las investigaciones que publicamos en DIVERGENTES revelan las formas de evaluación que impulsa el Ministerio de Educación y que obligan a los profesores a ejecutar. Hablamos de iniciativas como el ‘Cero Rojos’ y promover estudiantes, aunque no estén listos o preparados… 

Eso de la promoción automática, de que nadie pueda aparecer con calificaciones en rojo, el Ministerio de Educación lo impulsa amparado en que es el último grito de la pedagogía moderna: a los niños no hay que estarle sometiendo al trauma de salir aplazados, no hay que dejarles tareas en casa o que en la escuela debe hacerse todo. Y estas son las grandes discusiones que hay ahorita sobre la educación, pero son discusiones que hay que ubicar en cada contexto.

Decir que en Nicaragua ya estamos listos para que a los niños no se les evalúe, no se les califique, no se les diga que no tienen el nivel para poder promover de grado, es absurdo. Sabemos que primero que los maestros no tienen todavía la capacidad para trabajar con los niños de manera tal de que al terminar el año escolar, se pueda analizar y decir “mirá, este niño ha cumplido con las metas, con los objetivos que estaban planteados para el grado”. 

Eso no se hace en Nicaragua y los maestros no tienen tampoco la capacidad de hacerlo y tampoco está bien definido cuáles son los aprendizajes, cuáles son las aptitudes, cuál es el grado de madurez que el niño debe desarrollar. No existen herramientas para medir eso y a los maestros no se les está preparando para eso.

Entonces, querer instaurar un sistema que requiere que existan condiciones para eso es un fraude. Y como digo, es parte de la propaganda, porque lo que nos venden es que esto es lo último y que Nicaragua está a la par de Finlandia, Singapur, Hong Kong, de los países punteros en educación.

Por muchos años fue rector de dos de las universidades más importantes y prestigiosas del país. ¿Considera que estudiantes con una educación secundaria deficiente como la actual pueden desarrollar una carrera universitaria y llegar a ser excelentes profesionales en Nicaragua?

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El catedrático y exrector universitario, Ernesto Medina. Divergentes | Carlos Herrera

Es una de las grandes preocupaciones que tengo. Siempre hemos tenido problemas, porque la educación secundaria en Nicaragua ha adolecido de muchas fallas y la universidad siempre ha tenido que invertir esfuerzos y tiempo en compensar las deficiencias de los estudiantes que llegan a los salones de clases. Obviamente eso tiene un costo para la educación y para el rendimiento de los jóvenes. Estos problemas actualmente, con las políticas impulsadas por el gobierno, se han agravado. 

Yo no me puedo imaginar ahora lo que tendría que hacer la universidad para poder llenar esos vacíos. Lo peor es que lo que hacen, porque los obligan a hacerlo, es cerrar los ojos. Y ni siquiera se puede saber qué tan mal están los muchachos, porque eliminaron el examen de admisión, que era una de las pocas medidas que había para saber cuál era en realidad el nivel que tenían los jóvenes.

Ninguna universidad pública o privada asume el costo de reconocer que sus muchachos están mal preparados, están mal formados, que como profesionales van a dejar mucho que desear. Entonces son los jóvenes los que al salir, pues tienen que enfrentar esa realidad de que no los contratan o cuando los contratan les pagan cualquier cosa, porque las empresas tienen serias dudas de la calidad que tienen como profesionales.

¿Y el resultado para Nicaragua cuál es? Seguimos produciendo igual que se producía hace un siglo, con los mismos métodos. Somos incapaces de innovar, de revolucionar, de incorporar las nuevas técnicas, porque no hay gente capacitada para eso. Pero de nuevo, todo eso se tapa con el discurso que oímos todos los días, de que somos el país más maravilloso, más lindo del mundo, que vivimos en paz, en armonía y que la Virgen y el Señor están con nosotros y que, por lo tanto, no hay por qué quejarse.

¿Qué solución puede plantearse para quizás, no mejorar de una vez, porque seguimos estando en un contexto represivo y maniatados a un régimen que no le interesa un cambio, pero sí para dar los primeros pasos en la reconstrucción de un modelo educativo funcional?

En Nicaragua estamos obligados a un cambio, o sea, tenemos que cambiar, tenemos que restablecer la democracia, porque sólo en democracia se pueden tener estas discusiones. Obviamente sabemos que esto ahora es muy difícil y no está a la vuelta de la esquina. Sin embargo, creo que los padres de familia deben levantar la voz y exigir en las escuelas que detengan lo que están haciendo con la educación de sus hijos. Que se acerquen a los maestros, a los directores, que hablen, discutan qué es lo que están haciendo para que sus hijos tengan el nivel que se supone que tiene en determinado grado. 

Cuando vean a maestros que son realmente buenos pero están retirándose, que traten de apoyarlos, pedirles que no se vayan, y colaborar entre todos, con las autoridades de la escuela incluidas. Hay que seguir intentando, y por lo menos hay que seguir expresando la preocupación. Y un padre de familia tiene toda la autoridad para decir miren, aquí algo no está bien y queremos ver cómo solucionamos esto. Yo creo que ningún padre de familia va a estar contento sabiendo que a su hijo no se lo están preparando bien, que va a llegar a la universidad sin estar preparado y que, si logra entrar a la universidad y terminar una carrera, será para tener un diploma bonito pegado en la pared.