Mined impone un nuevo sistema de evaluación que elimina reprobados y genera renuncia de maestros

El nuevo sistema de evaluación para el aprendizaje, ordenado por el Ministerio de Educación, ha provocado el descontento y la renuncia de docentes de escuelas públicas de primaria y secundaria de Nicaragua. Los profesores denunciaron que el régimen sandinista “perfeccionó” un método cuyo objetivo es que ningún estudiante repruebe, aunque “falle la mitad del año” o entregue sistemáticos o asignaciones deficientes

Estudiantes asisten a una jornada de clases en un colegio público de Managua. Foto: Archivo de Carlos Herrera | Divergentes.

La semana previa al inicio del año escolar en Nicaragua, entre el 16 y 20 de enero pasado, el Ministerio de Educación (Mined) presentó a los maestros de primaria y secundaria el nuevo sistema de evaluación para el aprendizaje correspondiente al año lectivo 2023. El plan educativo, que fue explicado a los profesores en dos presentaciones de Power Point de 15 y 11 diapositivas, impone un mecanismo de calificación cuyo resultado siempre obliga a aprobar a los estudiantes “aunque no sepan nada”.

“Dijeron que este plan es la solución para la mediocridad. Pero después de escuchar al delegado del Mined (que impartió el taller) entendí que íbamos a trabajar más y que los estudiantes iban a aprobar aunque no llegaran a las aulas”, explicó Claudia, una profesora de secundaria que renunció en marzo pasado no solo por estar en contra de la “aplicación” de este modelo educativo, sino por la carga laboral que supone ejecutarlo.

El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha presionado a las autoridades educativas para impulsar un modelo educativo deficiente, cuyo único objetivo es que los estudiantes se gradúen sí o sí. Un especialista con amplia experiencia en educación vinculado al Mined, y que habló bajo condición de anonimato con DIVERGENTES, expresó que el nuevo sistema es la perfección del modelo que la dictadura quiso instaurar desde su llegada al poder.

Una de las primeras estrategias implementadas por el régimen sandinista fue la promoción de dos programas de formación docente acelerada en el año 2007. En aquel entonces el plan del Gobierno contempló la implementación del proyecto “Sandino uno y Sandino dos”, que empujó a ciudadanos a cursar en tres años primaria, en tres más la secundaria, para finalmente optar a una salida ocupacional en la docencia. Los bachilleres recibieron un curso de seis meses para ser maestros, es decir, llegaron a las aulas de clases a reproducir sus propias carencias.

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En lugar de continuar con la ruta de formación de profesores con carreras universitarias, las autoridades decidieron implementar los programas “Sandino uno y Sandino dos”, y también enviaron a bachilleres a las escuelas normales a cursar en dos años magisterios, para finalmente enviarlos a los colegios públicos a impartir clases.

“Al aplicar estos programas el Gobierno garantizó que los maestros que se graduaran no tuvieran un bagaje educativo amplio y por ende cero espíritu crítico. El nuevo plan, por ejemplo, se envió para ejecutarse sin reclamos. Y los maestros no se quejaron, pero frente al aumento de la carga laboral, han comenzado a renunciar”, expresó una fuente vinculada al Mined que habló con DIVERGENTES bajo condición de anonimato.

El truco del nuevo plan de evaluación

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En Nicaragua cada año lectivo consta de dos semestres. Cada uno de estos se divide en dos cortes evaluativos. Para aprobar una clase el estudiante tiene que promediar como mínimo cuatro notas de 60 puntos en todo el año y obtener esta misma calificación al final del curso.

“En los últimos años el Mined ha exigido a los directores y profesores que aprueben a todos los estudiantes. Los docentes lo han hecho pero siempre han tenido dificultades al final del curso. En algunos casos, como los alumnos tenían una nota semestral de 30 puntos y otra de 60, era imposible aprobarlos y terminaban reparando o repitiendo”, explicó la fuente vinculada al Ministerio.

Para remediar este “problema” el Mined optó por ejecutar el nuevo plan y cambiar el sistema de puntuación. Ahora en lugar de que los maestros califiquen un examen y pongan una nota basada en los conocimientos del alumno, las autoridades educativas establecieron categorías evaluativas con un mínimo y máximo de puntos.

Según el manual las categorías evaluativas son Aprendizaje Avanzado (AA), que va de 90 a 100 puntos; Aprendizaje Satisfactorio (AS) que se puntúa de 76 a 89; Aprendizaje Fundamental (AF) que tiene como nota máxima 75 y como mínima 60 puntos, y Aprendizaje Inicial (AI) cuya nota mayor es 59 y la menor es de 45 puntos.

“Para obtener la nota de un corte evaluativo el profesor tiene que desarrollar varias actividades y evaluar conforme a las categorías. Y aquí surgen otras claves y cruces que el Mined incluye en el nuevo sistema y que son tomadas en cuenta según las combinaciones”, detalló la fuente.

Si en la valoración de ese primer corte el alumno obtiene AA, AA y AS, la nota final será la categoría evaluativa predominante, es decir, AA. “Y en números aparecerá reflejado la calificación máxima que es 100, porque la orientación es siempre poner el número mayor”, explicó una profesora de biología a DIVERGENTES.

El nuevo plan señala que si no se obtiene una valoración predominante, se asignará la intermedia de la escala o la más próxima a la superior, según sea el caso. Por ejemplo, si un alumno obtiene un AI, AS y AF, la calificación será AF.

“Aquí está el truco. Si tomamos como referencia el puntaje mínimo impuesto por el Mined y en lugar de las categorías ponemos números, vamos a tener un 45, un 90 y un 76. Entonces la nota final sería de 76. Esa nota podría variar si fuera el profesor quien pone la calificación basado en el conocimiento del alumno, pero eso ya no lo deciden ellos”, detalló la fuente, quien explicó que al quitarle al profesor el poder de calificar de acuerdo al conocimiento previo de cada estudiante, lo que se obtienen son notas ficticias.

Si se tomara como referencia la escala impuesta por el sistema educativo pero fuesen los docentes quienes decidan si poner un 45 como mínimo en la calificación o un 10, el resultado sería distante del propuesto por el Mined.

La profesora consultada indicó que al imponer como mínimo el puntaje de 45, se está generando un gran impacto en la calificación final. “Muchos alumnos no llegan a hacer nada a clases, no responden las pruebas sistemáticas. No se ganan ese 45, a veces obtienen un cero porque dejan limpia la hoja”, afirmó.

Antes de renunciar la maestra dejó listo el primer corte evaluativo. Hubo un alumno que no llegaba a hacer nada al colegio y que siempre dejó en blanco sus pruebas y no entregó ningún trabajo. A ese estudiante le puso AI. Cuando quiso poner la calificación final de ese corte la directora le pidió que en lugar de 45 pusiera 59.

“En ese corte yo hice seis actividades, en ninguna hizo nada a pesar de que se le dio muchas oportunidades. Tenía un cero. Imagine que hubiese continuado impartiendo clases y le dejo esa calificación y en el segundo corte mejora y obtiene un AS y se gana un 100. Al hacer la sumatoria y la división, como debería ser, ese muchacho aplaza el semestre con 50. Ahora comprende por qué al imponer una nota, aunque sea mínima, se genera un gran impacto”, explicó la profesora.

Nuevo plan, más carga laboral y salarios bajos

Mined impone un nuevo sistema de evaluación que elimina reprobados y genera renuncia de maestros
Una escuela en mal estado en Managua. Foto: archivo de Divergentes.

Lucía dudó mucho en aceptar el ofrecimiento de su hijo. “Mama, venite, ¿qué te vas a estar quitando la vida con esos chavalos?”, le dijo desde en una llamada telefónica. El muchacho, que tiene más de cinco años viviendo en Estados Unidos, le explicó detalladamente que podían aprovechar el Parole (permiso oficial para ingresar y permanecer temporalmente en los Estados Unidos) para que su viaje fuera seguro.

La maestra de primaria tardó en tomar su decisión por el arraigo que tiene a Nicaragua. “Mi hijo tiene su vida hecha allá, pero yo soy de aquí”, contó a través de una llamada telefónica a DIVERGENTES.

“Al final me fui porque me estaba enfermando”, dice apesarada. La maestra, que impartía clases en un colegio de Managua en el turno matutino, relató que llegaba a su casa cansada por la rutina de las clases y que no tenía descanso porque después de almorzar pasaba planificando toda la tarde la clase del próximo día.

Lavaba su ropa y cocinaba por la noche. Se acostaba tarde terminando el plan de trabajo y al día siguiente madrugaba para estar antes de las siete de la mañana en el colegio. “En enero creí que iba a ser como el año pasado, pero es que la carga de trabajo para sostener el plan que nos impusieron fue bastante”, indicó.

La profesora explicó que planificaba el triple y escribía detalles innecesarios en la aplicación de la metodología. Asimismo sentía frustración por hacer todo lo que les exigían si al final las notas iban a ser impuestas por el Mined según el nuevo formato.

“En mi colegio renunciaron dos profesoras, jóvenes, que tampoco aguantaron. Es que te supervisan diario, te presionan para tener un cuaderno con el montón de detalles que como le dije, si no los ponías no pasaba nada”, indicó la docente, que tenía más de 35 años de experiencia, y ahora, desde Estados Unidos, tiene “tranquilidad” y una mejor salud.

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La politización de la educación ha sido una constante bajo el régimen Ortega-Murillo. Foto de EFE.

Otro docente que fue entrevistado por DIVERGENTES y que también renunció por esa misma carga laboral que se triplicó este año fue Gonzalo, un maestro que impartía la asignatura de matemática en un colegio de Diriamba, en Carazo. A diferencia de Lucía, este educador decidió mudarse a Managua a trabajar como operario en una metalúrgica.

“Yo me acostaba noche haciendo esos planes. Hasta me dolía la mano de tanto escribir. Y para nada porque muchos alumnos, como sabían que la orden del Ministerio es aprobarlos, no hacían ejercicios en clases y tampoco cumplían con las tareas en casa. Era un desgaste”, expresó.

Gonzalo gana un poco más de dinero en la metalúrgica. Y aunque le gustaría regresar a impartir clases, consideró que por el momento no es posible por la carga de trabajo que tienen los maestros y el bajo salario que históricamente ganan los maestros públicos.

“El nuevo plan vino a dañar el poco ambiente positivo que tenía ser profesor en Nicaragua. No es ganga pasar hasta los fines de semana planificando solo para cumplir con un plan que no tiene resultados positivos para la educación”, expresó Gonzalo.


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