El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo fabricó este miércoles un caso político en contra del escritor Sergio Ramírez Mercado por los “delitos de lavado de dinero, bienes y activos; menoscabo a la integridad nacional, y provocación, proposición y conspiración, en perjuicio del Estado de Nicaragua”. Ramírez, un reconocido escritor nicaragüense que ganó en 2018 el premio Cervantes, el más importante de la literatura en español, respondió que está comprometido con la democracia y la libertad y que las únicas armas que posee son las palabras, “y nunca me impondrán el silencio”.
“Soy un escritor comprometido con la democracia y con la libertad, y no cejaré en este empeño desde donde me encuentre. Mi obra literaria de años es la obra de un hombre libre”, dijo en un video de dos minutos, apenas unas horas después de conocerse la acusación en su contra.
El escritor entre 1985 y 1990 fue vicepresidente del actual mandatario, Daniel Ortega, y repitió como candidato a vicepresidente en 1990, cuando ambos perdieron las elecciones contra Violeta Barrios de Chamorro. A raíz de esa derrota, este dúo se comenzó a distanciar, hasta que en enero de 1995 Ramírez anunció su renuncia a la militancia del Frente Sandinista y señaló que la relación con Ortega estaba rota. A partir de entonces ha sido crítico del régimen Ortega Murillo.
Paradójicamente, más de 26 años después, fue acusado por haber recibido, a través de la Fundación Luisa Mercado, dinero de la Fundación Violeta Barrios de Chamorro, que desde finales de mayo ha sido perseguida y varios de sus miembros se encuentran acusados y detenidos, entre ellas la aspirante presidencial Cristiana Chamorro Barrios, quien era la directora.
Según el documento de la Fiscalía, los fondos que recibió Ramírez en su mayoría iban destinados a financiar uno de los principales programas de la Fundación Chamorro, Programas medios para Nicaragua, “pero que en la práctica fueron destinados para otros fines que no eran los propios de la fundación, como fue el dar financiamiento a personas y organismos que buscaban la desestabilización de la buena marcha del desarrollo económico y social del país”. Según el Ministerio Público, adepto al régimen, estas acciones encuadran en el tipo penal de “Conspiración para cometer Menoscabo a la Integridad Nacional”, en concurso con el delito de lavado de dinero, bienes y activos, tipificados en los artículos 282, 410, 412.
Ramírez dijo que no es la primera vez que lo acusan en su vida. Recordó que en el año de 1977 la familia Somoza lo acusó por medio de su propia fiscalía, y ante sus propios jueces, de delitos parecidos a los de ahora: terrorismo, asociación ilícita para delinquir, y atentar contra el orden y la paz, “cuando yo luchaba contra esa dictadura igual que lucho ahora contra esta otra”.
El escritor dijo que las dictaduras “carecen de imaginación y repiten sus mentiras, su saña, su odio, y sus caprichos. Son los mismos delirios, el mismo empecinamiento ciego por el poder, y la misma mediocridad de quienes teniendo en su puño los instrumentos represivos, y habiéndose despojado de todos los escrúpulos, creen también que son dueños de la dignidad, de la conciencia y la libertad de los demás”.
Oficializan persecución
La Fiscalía solicitó orden de detención y allanamiento en contra del escritor de 79 años de edad. Ramírez dijo que “como anuncian que van a allanar mi casa, lo que van a hallar es una casa llena de libros. Los libros de un escritor. Los libros de toda mi vida”.
Desde el primero de junio, Ramírez fue citado en calidad de testigo de este caso, y al ser consultado sobre si las acusaciones contra Chamorro tenían un trasfondo político, dijo que “está a la vista”.
“Nuestra relación con la Fundación Violeta Barrios ha sido correcta y con letra de la ley”, agregó al salir de la Fiscalía. “Me preguntaron si teníamos una relación con la Fundación, yo le dije que sí. Desde luego somos dos entidades que trabajan con absoluta transparencia”, expresó en esa ocasión.
A Ramírez le consultaron específicamente sobre los fondos brindados al proyecto Centroamérica Cuenta, un festival literario que aglutina a escritores y periodistas de toda América y España, que a raíz de la crisis sociopolítica de 2018 tuvo que volverse itinerante. “Dentro de la investigación que la Fiscalía lleva adelante me han preguntado de ese apoyo. Yo he firmado esos convenios como representante legal de la Fundación Luisa Mercado”, reiteró Ramírez.
El escritor dijo que todos los convenios entre ambas fundaciones han sido “en estricto cumplimiento con las leyes de Nicaragua”. También, aprovechó la ocasión para solidarizarse con la prensa independiente: “La prensa independiente de Nicaragua va a salir muy bien librada de esta situación. Pese a todos los obstáculos, se multiplica el número de periodistas que están dispuestos a informar con valentía, serenidad y entereza”.
En 2018, al recibir su premio Cervantes, dedicó su discurso “a los nicaragüenses que en los últimos días han sido asesinados en las calles por reclamar justicia y democracia, y a los miles de jóvenes que siguen luchando, sin más armas que sus ideales, porque Nicaragua vuelva a ser República”.
“Todos somos poetas de nacimiento, salvo prueba en contrario”, dijo al inicio de su discurso de recibimiento. Ramírez ha sido el primer centroamericano en recibir dicho galardón a manos del rey de España.
Su literatura se ha presentado como una radiografía de la Nicaragua gobernada por el caudillo sandinista. El país que se expone en su obra “Ya nadie llora por mí” sirve de “espejo” por su descomposición social, la corrupción y la podredumbre de poder que tiene que enfrentarse un antiguo guerrillero sandinista que pasó a ser policía y luego a detective privado. Recientemente, Ramírez lanzó la tercera parte de las andanzas del inspector Morales, titulada “Tongolele no sabía bailar”, Alfaguara.
La Fundación Luisa Mercado, que lleva el nombre de su madre, es una institución sin fines de lucro que se ha encargado de promover actividades culturales a nivel nacional, pero sobre todo en Masatepe, la ciudad de origen del escritor.
En libro El Preso 198, del periodista Fabián Medina, Ramírez dice sobre la relación con Daniel Ortega que “con Daniel tuvimos una relación personal en el sentido que éramos capaces de bromear, pero no de que él entrara en mi vida privada y yo en la de él. Él siempre guardaba esa distancia por su mismo carácter”. Más adelante, el escritor dijo: “Éramos dos personas que se tenían confianza política, y personal, a veces teníamos contradicciones, chocábamos y las resolvíamos”.
Estrenan ley de Ciberdelitos contra Amaru Ruíz
La dictadura también estrenó la Ley de Ciberdelitos y acusó al ambientalista Amaru Ruíz por «propagación de noticias falsas, a través de las tecnologías de la comunicación», quien supuestamente ha brindado información falsa de los hechos ocurridos en los años 2020 y 2021 en las comunidades de la Costa Caribe Norte, donde han sido asesinados indígenas, expresando que “el estado y sus instituciones ha omitido deliberadamente el deber de investigar estos delitos”.
Para la Fiscalía, estos hechos son falsos porque ya existe una investigación policial, una acusación fiscal y un proceso judicial contra los criminales que cometieron los hechos en 2020. En el caso de la masacre indígena en el Caribe Norte de hace unas semanas, la Fiscalía afirma que ya designó a un jefe investigador para dar con el paradero de los criminales. “El acusado Amaru Ruíz pretendió crear un clima de inestabilidad e inseguridad que pone en peligro la soberanía nacional”. Para él también solicitó orden de detención.
Amaru Ruíz es un destacado ecologista que realiza denuncias sobre los ataque que hacen los colonos en contra de las comunidades indígenas y otras violaciones ambientales. Unas horas antes del comunicado del Ministerio Público hizo un comentario a través de sus redes sociales en el que denunció las irregularidades de la versión oficial de la Policía Nacional sobre la masacre.
“Existen contabilizadas más víctimas, El móvil no es claro ni habla de la invasión, sospechosos no son los señalados por los sobrevivientes”, escribió Ruíz.