En la víspera del primer viaje de Marco Rubio como secretario de Estado a Centroamérica, el Enviado Especial de Estados Unidos para Latinoamérica, Mauricio Claver-Carone, ha sido el primer funcionario de la administración de Donald Trump en mostrar sus cartas frente a la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, una muy fuerte: buscarán cómo remover a Nicaragua del Tratado de Libre Comercio, conocido como DR-Cafta.
“No nos interesa como socio comercial”, dijo Claver-Carone en una conferencia de prensa, previo al aterrizaje de Rubio en Panamá este sábado, en una gira que llevará al secretario de Estado a El Salvador, Costa Rica, Guatemala y República Dominicana con una agenda marcada por la migración, uno de los asuntos prioritarios del presidente Trump, y la amenaza de “recuperar” el Canal de Panamá.
“El Cafta ha sido un tema muy importante porque, analizando el hecho de que Nicaragua se siga beneficiando del Tratado de Libre Comercio descentralizado, y que la mayoría de sus exportaciones vengan a Estados Unidos, resulta absurdo, absurdo… pero lo que hemos estado trabajando con nuestros aliados, incluyendo a Costa Rica, y creo que ese será un tema, es cómo remover a Nicaragua del tratado sin afectar al resto de otros países”, adelantó Claver-Carone.
El Enviado Especial de Estados Unidos para Latinoamérica sirvió como director principal para Asuntos del Hemisferio Occidental en el Consejo de Seguridad Nacional durante el primer periodo de Trump, y fue uno de los arquitectos de la política de “máxima presión” contra el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela.
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“Desafortunadamente, cuando este tratado de libre comercio entre Centroamérica y Estados Unidos fue escrito y promulgado, fue hecho pobremente, se hizo muy mal; y al fin y al cabo crea cierto consenso. A los Estados Unidos no le interesa Nicaragua como socio comercial, o particularmente la dictadura de Ortega”, planteó el funcionario.
Retirar a Nicaragua del DR-Cafta ha sido una propuesta que se baraja desde hace ya varios meses en los pasillos de Washington, pero no es una decisión fácil por razones particulares. Primero por las disposiciones y estructura del acuerdo, la cual no cuenta con una cláusula de expulsión. Pero en especial la expulsión de Nicaragua podría desestabilizar las cadenas de suministro regionales y afectar negativamente a las economías de los países miembros.
Además, requeriría la ratificación de los demás países participantes, lo que se considera políticamente inviable en la actualidad. Por eso Claver-Carone enfatizó la conversación que Rubio mantendrá con el presidente de Costa Rica, Rodrigo Chaves.
La remoción de Nicaragua del DR-Cafta sería fatal para la economía, ya que ha impulsado el comercio y diversificado las exportaciones hacia Estados Unidos, el principal socio comercial de Managua. Estudios han estimado que el tratado podría añadir casi 0.8 puntos porcentuales al crecimiento real anual del PIB de Nicaragua, principalmente debido al aumento en las exportaciones de textiles y prendas de vestir.
Cafta sirve para “mantener maquinaria represiva”

Félix Maradiaga, opositor desnacionalizado y analista político, dijo a DIVERGENTES que el anuncio de Claver-Carone “refleja una verdad innegable”: “Es absurdo, e incluso inmoral, que la dictadura de Daniel Ortega continúe beneficiándose de los privilegios del Cafta-DR mientras destruye el estado de derecho, confisca propiedades, reprime a trabajadores y convierte a Nicaragua en un enclave para la competencia desleal de mercaderes chinos”.
Para Maradiaga, el comercio no puede ser un salvavidas para dictaduras. Asegura que Nicaragua, bajo Ortega y Murillo, ha dejado de ser un socio comercial confiable y se ha convertido en una plataforma para la corrupción, la persecución política y la manipulación económica al servicio de una élite autoritaria. “El acceso preferencial al mercado estadounidense fue concebido para fortalecer economías basadas en la libertad y el respeto a las normas internacionales, no para sostener regímenes represivos”, opina Maradiaga.
El excarcelado político señaló que, desde hace meses, diversas voces de la oposición, junto con periodistas, jóvenes, empresarios y activistas han presentado testimonios verbales y escritos ante la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR), que bajo la administración de Joe Biden ordenó una investigación exhaustiva sobre “los actos, políticas y prácticas de Nicaragua relacionados con los derechos laborales, los derechos humanos y el estado de derecho”.
“En mi carácter personal, denuncié cómo el régimen de Ortega ha utilizado los beneficios del CAFTA-DR para sostener su maquinaria represiva, mientras viola derechos laborales, ataca a la empresa privada y expulsa a sus ciudadanos al exilio. La acción del Gobierno de Estados Unidos en respuesta a estas denuncias es un paso en la dirección correcta y un reconocimiento a nuestra lucha por la justicia y la democracia”, insistió Maradiaga.
El viaje de Rubio

Mientras que el secretario de Estado publicó en el Wall Street Journal un artículo de opinión enfatizando que la política exterior de Trump priorizará a las Américas.
“No es casualidad que mi primer viaje al extranjero como secretario de Estado me mantenga en el hemisferio. Esto es poco frecuente entre los secretarios de Estado del último siglo. Por muchas razones, la política exterior de Estados Unidos se ha centrado durante mucho tiempo en otras regiones y ha pasado por alto la nuestra. Como resultado, hemos dejado que los problemas se enconaran, hemos perdido oportunidades y hemos desatendido a nuestros socios. Eso se acaba ahora”, expresó Rubio.
Y agregó que la agenda de política exterior del presidente Trump “empieza cerca de casa”. “Una de sus principales prioridades es asegurar nuestras fronteras y revertir la desastrosa invasión promovida por la anterior administración. El papel de la diplomacia en este esfuerzo es fundamental. Tenemos que trabajar con los países de origen para detener y disuadir nuevos flujos migratorios, y aceptar el retorno de sus ciudadanos presentes ilegalmente en Estados Unidos”, plantea el secretario de Estado.
Rubio insistió que ‘America First’, la política exterior de Trump, tendrá como eje central detener la migración hacia Estados Unidos, ya que “ha desestabilizado toda nuestra región”.
“Los cárteles de la droga –ahora correctamente clasificados, gracias al presidente, como organizaciones terroristas extranjeras– se están apoderando de nuestras comunidades, sembrando la violencia y envenenando a nuestras familias con fentanilo”, dijo Rubio. “Los regímenes ilegítimos de Cuba, Nicaragua y Venezuela amplifican intencionadamente el caos. Mientras tanto, el Partido Comunista Chino utiliza su influencia diplomática y económica -como en el Canal de Panamá- para oponerse a Estados Unidos y convertir naciones soberanas en Estados vasallos”, finalizó.