El expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, le aconsejó a Daniel Ortega que “no abandone la democracia” y que, “cuando uno piensa que no hay nadie para sustituirnos, nos estamos transformando en dictadores”.
Las palabras de Lula, un referente de la izquierda latinoamericana que estuvo detenido más de año y medio por supuestos actos de corrupción en Brasil, se escucharon en el programa Largo Aliento, que conduce la escritora mexicana Sabina Berman, quien le pidió su opinión sobre la deriva autoritaria de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Las declaraciones de Lula se unen a otras voces de la izquierda mundial que comienzan a dar muestras de desencanto con Ortega y Murillo, quienes en las últimas semanas han arrestado a 32 figuras de la oposición nicaragüense, entre ellas siete precandidatos a la presidencia y una candidata a la vicepresidencia ya inscrita por su partido político.
Las acciones represivas han sido condenadas por activistas estadounidenses de izquierda; intelectuales como Noam Chomsky, Margaret Randall y Alice Walker; la escritora mexicana Elena Poniatowska; el expresidente uruguayo Pepe Mujica, y el partido de izquierda español, Podemos, entre otros íconos de la izquierda.
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En DIVERGENTES publicamos a continuación las palabras textuales que brindó Lula a la escritora Sabina Berman:
¿Usted qué podría hacer en ese caso de Nicaragua? ¿Qué se hace en casos como esos, pedir intervención? ¿Qué se hace cuando un presidente hace ese tipo de cosas?
Sabina, no existe posibilidad de construir una modalidad de gobernanza justa si no es democrática. ¿Por qué es que yo amo la democracia? Porque un tornero mecánico como yo, metalúrgico, sin título universitario llega a la presidencia de un país que en mi tiempo era la octava economía mundial, después pasó para la doceava, después pasó para la sexta, después pasó para la doceava. Pues bueno, para que un metalúrgico como yo llegue a la presidencia, para que un indio como Evo Morales haya llegado a la presidencia de Bolivia, sólo puede suceder a través de un régimen democrático.
O sea permitir que el pueblo avance en términos de conciencia es lo que elige la gente, que fue lo que pasó con el compañero Andrés Manuel López Obrador, quien luchó mucho para llegar a la presidencia de México, luchó mucho. Fue terco, insistió, luchó y llegó.
Entonces, la democracia es eso. Es una belleza porque la democracia permite alternabilidad en el poder. Ella permite inclusive que desde el punto de vista de las clases sociales pueda existir un relevo en el poder. Ya ves, por ejemplo, en Estados Unidos nunca llegó ni un metalúrgico ni un trabajador a la presidencia. Aquí en Brasil llegó, a Bolivia llegó un indio (Evo Morales), Michelle Bachelet fue electa en Chile, Cristina Fernández en Argentina llegó, Dilma Roussef llegó en Brasil, mujeres como Laura Chinchilla en Costa Rica, muchas mujeres han gobernado. Entonces, eso lo garantiza la democracia.
Presidente, ¿y qué hacemos con un presidente como Daniel Ortega?
Te voy a decir lo que le decía a (Hugo) Chávez y a (Álvaro) Uribe; voy a hablar de Ortega también, es que no me gusta personalizar los problemas porque algunos problemas traspasan a Nicaragua. Entonces yo le decía a Chávez, le decía a Uribe, que toda vez que un gobernante se empieza a creer insustituible, toda vez que un gobernante se empieza a creer imprescindible, surge un poco de dictadura en ese país.
Cuando fui Presidente del Sindicato convoqué a una asamblea general de los trabajadores y decidí que la Presidencia del Sindicato sólo podía ser reelecta una vez. Punto. Cuando fui Presidente de la República, en 2010, yo tenía 87% de aprobación en las encuestas, Sabina, y mucha gente quería que yo tuviera un tercer mandato. Yo no acepté un tercer mandato porque yo soy ampliamente favorable a alternabilidad en el poder. Creo que tiene que existir relevo en la gobernanza de un país para que la sociedad vaya perfeccionando su participación democrática. A veces se equivoca, a veces tiene éxito.
Daniel Ortega fue un gran presidente en el comienzo inmediato de la revolución sandinista, después doña Violeta Barrios de Chamorro ganó las elecciones, después Enrique Bolaños y después volvió Ortega.
Hace diez años que yo no tengo contacto con Nicaragua, no sé muy bien lo que está sucediendo en Nicaragua, pero tengo informaciones de que las cosas no están nada bien ahí.
Si pudiera darle un consejo a Daniel Ortega, se lo daría a él y a cualquier otro presidente. No abandone la democracia. No abandone defender la libertad de expresión, la libertad de comunicación, la libertad de los medios de comunicación, porque eso es lo que fortalece a la democracia.
Yo me acuerdo que una vez estaba dando una entrevista con el expresidente Uribe y él quería reformar la Constitución para tener un tercer mandato. Un periodista me preguntó si yo era favorable al tercer mandato y dije que no. No soy favorable al tercer mandato porque creo que cuando uno piensa que no hay nadie para sustituirnos, nos estamos transformando en dictadores. Y eso no me gusta.
Para Nicaragua, una alternabilidad en el gobierno sería buena. No es importante que alguien se eternice mucho tiempo, tiene que haber relevo para que la sociedad se sienta tranquila. A veces la sociedad elige a alguien mejor, a veces a alguien peor. No hay problema, son errores que la sociedad puede cometer, pero es solamente la sociedad la que puede permitir un ejercicio pleno y libre de la democracia.