Nicaragua frente al espejismo del crecimiento económico del régimen de Ortega

La administración sandinista celebra que el país cerró el 2021 con un crecimiento económico de entre el 7.5% y el 9.5%. El Banco Central afirma que todos los sectores están en expansión. Sin embargo, el impacto de este incremento no se percibe en los pequeños y medianos empresarios. Tampoco en familias que dependen de un salario mensual por debajo del precio de la canasta básica. Especialistas consultados por DIVERGENTES explican que el frágil crecimiento no implica que la economía se recupere plenamente, tomando en cuenta la situación política, que genera mayor incertidumbre

Los pequeños y medianos empresarios no sienten la recuperación económica de la que hace gala el gobierno. Divergentes.

La gran abarrotería que construyó Lenín Mairena se cayó a pedazos. La crisis sociopolítica de 2018, sumada a la pandemia del coronavirus en 2020, no favorecieron el crecimiento de su ahora pequeño negocio. Para sobrevivir durante los últimos tres años tuvo que vender los estantes, exhibidores y dos de tres refrigeradoras que compró con ayuda de un préstamo bancario. “Perdí casi toda mi inversión”, dice este hombre de 43 años cuyo 2021 representó un año de muchos desafíos y poquísima mejoría. “Solo Dios sabe cómo hice para mantener a mi familia”, continúa mientras limpia dos libras de frijoles rojos.

Las deudas con los prestamistas y el banco están “ahorcando” a Lenín. El nuevo año no representa un anhelo de esperanza. A pesar del panorama gris el pequeño pulpero se toma con buen sentido del humor el tema de su crisis económica. Prueba de esto es que soltó una gran carcajada cuando leyó que el presidente del Banco Central de Nicaragua (BCN) anunció la proyección de un crecimiento económico interanual de entre el 7.5% y el 9.5% en el país para el 2021. “¿Crecimiento? ¿De dónde? Yo no tuve ninguno. Sabrá Dios quiénes son esos afortunados. Que vengan y me regalen un poquito”, expresa con mofa.

La incredulidad de Lenín sobre el crecimiento de la economía en 2021 es la misma que tiene Luis*, un operario de una zona franca en Masaya que ha sobrevivido estos años con el mismo salario mensual de 7.500 córdobas. “La empresa en la que trabajo no ha tenido mejoría porque sigo ganando lo mismo y todo está más caro”, dice este padre de dos hijos cuyos ingresos están por debajo de los 15,512.57 córdobas que cuesta la canasta básica.

Aunque lo dicho por el presidente del BCN suena a exageración, lo cierto es que luego de tres años de recesión económica (2018-2020), Nicaragua presenta signos de recuperación. Eso sí, el dato como tal no implica que mejoró la calidad de vida de los nicaragüenses o que hubo un cambio que sacó de la pobreza a miles de personas. Detrás de esa proyección hay varias aristas que se deben tomar en cuenta para entender cuál es el verdadero impacto de este crecimiento.

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Sí crecimos, pero no es sostenido

Nicaragua frente al espejismo del crecimiento económico del régimen de Ortega
En Nicaragua, hubo un crecimiento luego de tres años de continua caída y deterioro de la calidad de vida de la población. Divergentes.

El 2021 fue un año importante en materia de crecimiento económico en Nicaragua, así como lo fue para muchas economías a nivel mundial. Luego de un año de fuertes choques ocasionados por la pandemia de la Covid-19 y la crisis iniciada en abril de 2018 que arrastró al país a un profundo retroceso económico, la mejoría reportada el año pasado estuvo impulsada por la aceleración de los precios de las materias primas, el restablecimiento de la demanda, la vacunación masiva y la adaptación al nuevo entorno de trabajo que transitó hacia la digitalización de las actividades en muchos ámbitos.

“Acorde con un mejor desempeño económico, el gobierno dispuso de mayores ingresos fiscales, así como de financiamiento externo, provenientes del Banco Centroamericano de Integración Económica, tanto para los proyectos como para hacer frente a la pandemia. Los mayores ingresos financiaron un mayor gasto de inversión pública en construcción y se reavivaron los proyectos atrasados desde 2018”, explica un economista consultado para este artículo que solicitó el anonimato.

El especialista señala que la aceleración de las importaciones fue en gran medida por tener mayores precios, sumado al incremento de la demanda interna. Y otro factor que favoreció el crecimiento económico fue que el año pasado las remesas superaron los mil millones 553 mil dólares, sustentando el consumo de muchas familias nicaragüenses.

Si bien el alto crecimiento proyectado por el régimen sandinista en 2021 tiene un respaldo en las estadísticas y la coyuntura de recuperación económica mundial, es necesario resaltar que hubo un crecimiento luego de tres años de continua caída y deterioro de la calidad de vida de la población.

“El crecimiento es importante para retomar los niveles previo a 2018, pero no es sostenido. Imagínate hablar de un crecimiento del 100% cuando dices que una cifra pasó de 2 a 4. No es lo mismo que hablar de un aumento del 5% con cifras normales y de gran magnitud”, expresa el economista.

El especialista afirma que no es lo mismo un crecimiento sostenido y sostenible con cifras mayores al 8% (que Nicaragua no ha tenido), que uno de un año a otro, luego de tres años de crisis (que sí tuvo según datos oficiales).

“Según el Gobierno este año lo alcanzamos (el crecimiento entre el 7.5% y el 9.5%), pero no implica que en 2022 se mantengan estos niveles ni que haya habido el cambio necesario para sacar de la pobreza a miles de personas. El Gobierno lo sabe y admite que este año, y los siguientes estaremos a niveles de crecimiento por debajo del promedio anual de entre 2010 y 2017, que era alrededor del 5%, y lo plasma en el Presupuesto General de la República, al indicar que estaremos creciendo a una tasa del 3%”, detalla el economista.

Ovidio Reyes, presidente del BCN, resalta que para 2022 Nicaragua tendrá un crecimiento económico de entre 3.5 y 4.5% y una inflación estimada en un rango de entre 2.5 y 3.5%.

Otro experto consultado por DIVERGENTES agregó que si bien las estimaciones del Gobierno son reales partiendo de que la economía en 2020 estuvo paralizada debido a la pandemia de la Covid-19 y la crisis sociopolítica del país, no quiere decir que la recuperación será una constante.

“El posible PIB real de 2021, teniendo en cuenta la estimación del BCN, de un crecimiento del 9.5%, apenas estaría rozando lo observado en 2017, que fue de 186 mil 133.6 millones de córdobas”, amplía el economista.

Para el primer economista consultado por este medio, la tasa de crecimiento de 2021 es efímera y solo se observará en este año por factores nada agradables en años anteriores, y aunque el incremento es importante, no es suficiente y no es sostenido.

A nivel regional, según una publicación de la revista Forbes Centroamérica basado en las proyecciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la economía nacional tendrá un crecimiento del 1.8% durante 2022, solo por encima de Venezuela, cuyo pronóstico es del 1%. Ambos países están en los últimos lugares respecto a 19 naciones.

“Para volver a verlo deberemos sacrificar crecimientos actuales para obtener sobresalientes crecimientos años después, lo que se logra con políticas estructurales que se han postergado demasiado tiempo en el país a costa de mantener una visión de crecimiento constante que ha demostrado no ser sostenido, ni sustentable y frágil. El Gobierno, con fines políticos, ha evitado la ejecución de estas políticas porque es consciente que los primeros años generaría descontento en una población nicaragüense que busca la gratificación instantánea y no el beneficio futuro que se observó en el proceso de desarrollo de los países de altos ingresos”, analiza.

Los de abajo no alcanzaron

Nicaragua frente al espejismo del crecimiento económico del régimen de Ortega
Más de 200 mil nicaragüenses abandonaron el país y que después de la represión legal y coercitiva que implementó el régimen a partir de mayo de 2021. Divergentes.

Lenín, el pequeño pulpero, no tuvo una mejoría notable en su negocio en el 2021. La abarrotería desde 2018 no tiene nada parecido al pequeño salón en donde está una refrigeradora, un estante construido con tablas y una ristra de golosinas que vende a cinco córdobas por unidad.

Lo que vende genera ganancias para pagar la factura del agua y la energía, y una cuota mínima a prestamistas y el banco. En la pulpería las personas llegan a comprar arroz, frijoles, queso, verduras y frescos naturales. No es un negocio que lo va a sacar de pobre, pero le sostiene poco a poco.

“Ahí me metí al negocio de la venta de mascarillas, también de alcohol para las manos. Vendí desinfectante y hasta me ofrecí para ir a las casas a hacer fumigaciones. La verdad es que le he hecho de todo y sigo buscando cómo pagar mis deudas y sobrevivir”, reflexiona.

Aquella carcajada que lanzó después de leer sobre el crecimiento económico le puso otra incógnita en su cabeza. “¿Por qué si fue un buen año yo no lo vi, no lo sentí? No dejé de comer, es cierto, pero tampoco mejoré como quería”, argumenta.

Para el primer economista citado en este artículo, la respuesta a la pregunta de Lenín tiene que ver con la estabilidad que tenía previo a la crisis y las oportunidades de crecimiento que disponía frente a lo que ocurrió en 2018. Su negoció decayó y la única forma que tiene para sentir un cambio solo ocurriría si el país crece unos veinte años en 8% de forma sostenida.

“En un país como el nuestro la población más afectada siempre son los que menos tienen, la población que vive del día a día. Ellos carecen de oportunidades y de los medios para generarlas. Pero la vulnerabilidad en la clase media también se hizo presente: la migración es un indicador clave para señalarnos que la ciudadanía no está de acuerdo con los procesos coyunturales, que está disconforme, temerosa y se ha rendido a la falta de oportunidades en este país”, explica el experto.

Un informe publicado en octubre de 2021, presentado por el politólogo Manuel Orozco, analista del Diálogo Interamericano, expuso que desde el 2018 “más de 200 mil nicaragüenses abandonaron el país y que después de la represión legal y coercitiva que implementó el régimen a partir de mayo de 2021, con el encarcelamiento de líderes políticos y precandidatos a la presidencia, salieron del país más de 80 mil personas. La migración a Estados Unidos creció de menos de 5 mil personas antes del 2018, a 60 mil este año”, señala el documento.

“Es gradual, aquel que menos tiene, está en el suelo, está derrotado luego de estos años de crisis y con esta recuperación no es suficiente para que estas poblaciones que estaban en pésima situación puedan salir de la pobreza. Muchas empresas han cerrado y ha quedado expuesta la vulnerabilidad de micros, pequeñas y medianas empresas. Aquellos emprendimientos que celebraba el Gobierno finalmente fueron frágiles y para nada sostenibles. Los medianos empresarios tratan de sobrevivir con pequeños ingresos”, destaca el economista.

Luis, el operario de zona franca, pensó en marcharse del país el año pasado. “No conseguí los cinco mil dólares que me cobraba el coyote, por eso no me fui”, relata. En Estados Unidos están dos tíos y un primo de Luis, que se fueron mucho antes de la crisis de abril de 2018. “No se pudo. Vamos a seguir trabajando porque si no mi familia no come. Pero sí puede que intente ahorrar para irme al otro lado y mandarle dinero a mis hijos”, manifiesta.

Las proyecciones y la ilegitimidad

Nicaragua frente al espejismo del crecimiento económico del régimen de Ortega

El 10 de enero Daniel Ortega se impuso la banda presidencial de Nicaragua junto a su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo. El acto inaugura un mandato sin legitimidad que se conjuga con un profundo aislamiento internacional, que el régimen familiar ha buscado matizar con el acercamiento a la China comunista, un salvavidas económico del que todavía no se tienen muchas certezas.

Después de la masacre de 2018 y la cacería de opositores de 2021 que derivó en unas elecciones generales sin competencia, la pareja presidencial consiguió un repudio generalizado a su administración, que se notó en los asistentes a su cuarta toma de posesión consecutiva: unos escasos aliados internacionales que reconocen la perpetuación en el poder basada en la persecución y cárcel, sumado a la incertidumbre económica que podría frenar el crecimiento que ha proyectado el BCN.

Si bien la economía creció en el 2021 con respecto a 2020, los números todavía están lejos de compararse con los de 2017. Aquel año, el PIB real tuvo un aumento de 4.6% y el régimen lo celebraba con bombos y platillos. La crisis de 2018 se tradujo en una disminución del -3.4%, en 2019 de -3.7 y en 2020 de -2.0. La proyección del BCN para 2021 es de un crecimiento entre el 7.5% y el 9.5%. Para 2022 esperan crecer entre 3.5% y 4.5%. Números que se ven muy buenos estadísticamente hablando, pero que solo representan un aumento muy leve.

“En 2022 la incertidumbre se mantendrá. Nuevamente en nuestra historia estamos en un período en el que el escenario previsible se complica, la visión a futuro para todo agente no gubernamental es incierta. Aquello que persiste son los problemas estructurales: la baja calidad de la educación, la informalidad, el alto subempleo, bajos salarios, deficientes instituciones, crecimiento no sustentable y frágil. Entre otros temas, y que siempre figura en los programas gubernamentales, es el mantenimiento de la estabilidad macroeconómica plasmado en el Plan Nacional de Lucha contra la Pobreza y para el Desarrollo Humano y en el PGR”, explica el primer economista consultado para este artículo.

Según este especialista, de persistir una situación coyuntural similar a la del año anterior, lo que estaríamos observando serían tasas de variación de la mayoría de los indicadores que se desacelerará en este año. “Si tuvimos un crecimiento del ocho por ciento, el próximo año será menor, un dos por ciento cuando mucho. Habrá desaceleración en la tasa de crecimiento de dinero circulante, el crédito probablemente se mantenga dentro del cinco por ciento, los ingresos del Gobierno no van a crecer como en 2021. Todos los indicadores macroeconómicos van a presentar una tasa positiva, pero de un menor crecimiento”, expone.

A sabiendas de que es un Gobierno ilegítimo y que no cuenta con el respaldo de la mayoría de la comunidad internacional, uno de los retos que tendrá el régimen sandinista es el acceso a financiamiento. Este será un tema muy relevante dentro de los planes del Gobierno, ya que por la pandemia obtuvo gran cantidad de recursos, pero con las sanciones internacionales el flujo puede disminuir considerablemente, aunque este es un factor tomado en cuenta en los programas oficiales.

“El BCIE se convirtió en la principal fuente de financiamiento gubernamental externo del país a raíz de las sanciones financieras internacionales por los eventos de 2018. Nicaragua depende mucho de esta entidad y se ve beneficiada por su existencia, y por sus relaciones con los países centroamericanos socios. Continuará siendo la principal fuente de recursos externos en los próximos años, y el pilar de los programas y proyectos de los planes gubernamentales”, explica el primer experto.

Aunque la nueva relación con China buscará obtener el mayor beneficio posible en relaciones comerciales y atracción de inversión, todavía esto es incierto y los economistas consultados en este artículo prevén que no será inmediato y estará muy condicionado.

Para el otro economista, la economía en 2022 y los años siguientes se va a seguir manteniendo porque las familias y empresas necesitan sobrevivir. Considera que el efecto de la represión política ya se ha mostrado con el exilio, la migración desde 2018 y el miedo de las personas para protestar hace que el país perciba una cierta “estabilidad”, porque la economía continúa su curso.

“La pandemia, si bien afectó la economía, no fue tan grave como en otros países, pues el Gobierno no implementó ningún tipo de restricciones a la movilización. Las únicas medidas fueron implementadas de manera particular por las empresas y familias. Por tal motivo el funcionamiento de la economía en general volverá a recuperarse a los niveles previos de 2018, pero quizá en menor medida debido a la incertidumbre que hay por las posibles sanciones estadounidenses”, indica el economista, quien expresa que la única forma que “yo veo de que la economía nicaragüense colapse totalmente es si sacan del CAFTA a Nicaragua y comienzan sanciones económicas al país en general. Esto debido a que EE.UU. es el principal socio comercial de Nicaragua”, finaliza.


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