Todo sube y el dinero no alcanza. A estas conclusiones ha llegado Lidia*, una nicaragüense de 38 años, originaria del departamento de León, y dueña de un pequeño emprendimiento de sastrería que le genera al mes un ingreso de 6,000 córdobas –unos 165 dólares–. La carestía de la vida en el país es tanta, que ya no recuerda la última vez que fue a una tienda a comprar ropa y calzado para ella. Todos sus ingresos, y el de los cuatro miembros de su familia que suman en total 15,000 córdobas –unos 411 dólares– están destinados a cubrir la canasta básica.
Según el último informe del Instituto Nacional de Información de Desarrollo (Inide), la canasta básica –que calcula el consumo de un hogar compuesto por dos adultos y dos niños– cerró el año con un costo de 18,981.55 córdobas –521 dólares al cambio oficial–. Familias como las de Lidia no pueden solventar todos los gastos sin hacer grandes sacrificios. “Incluso, hay meses en los que no logramos llegar a fin de mes. Tenemos que prestar para lograr completar todos los gastos, sacar de los ahorros o utilizar dinero destinado para otras cosas”, aseguró la emprendedora, quien a pesar de contar con una licenciatura en diseño, no ha conseguido un trabajo que le permita mejorar su condición de vida.
Lidia forma parte de ese 68% de la población que, en la última encuesta realizada por CID Gallup durante las primeras dos semanas de 2023, asegura que la situación económica está mucho peor que antes. Para la elaboración del informe, la firma entrevistó a 1,204 adultos mayores de 16 años en todo el territorio nacional. Además de lo económico se aborda la valoración que tienen los nicaragüenses del rumbo del país y cómo las perspectivas apuntan a un pesimismo que cada vez se enquista en la sociedad.
“El optimismo se mantiene en cuatro de cada diez adultos nicaragüenses”, aseguró la publicación. “La esperanza de un futuro promisorio es mayor entre quienes viven mejor en la actualidad”, agregó. Sin embargo, una tercera parte de la población –en su mayoría seguidores del Frente Sandinista, el partido de gobierno– estima que las condiciones económicas del país están mejor este año que el pasado.
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Lidia no piensa de esa forma. “Realmente tenemos que estar viviendo a diario, como se dice. Es decir, si hoy me fue bien voy al supermercado, aprovecho a comprar las cosas que hacen falta, y los esenciales para mi hijo: los pañales, la leche y alguna que otra cosita para la comida. Pero hay días que tenemos que resolver porque tal como está la economía, realmente son más los días malos que los buenos”, relató la mujer, quien accedió a brindar su testimonio de forma anónima, debido al temor impuesto por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo en Nicaragua.
“La economía del país está en crisis”
Pese a los pronósticos positivos para este año del régimen de Ortega y Murillo, en el ámbito doméstico no se percibe ninguna mejoría. El presidente del Banco Central de Nicaragua (BCN), Ovidio Reyes, aseguró que espera una “expansión moderada” del 3.5% al 4.5%. Sin embargo, los buenos pronósticos están divorciados con la realidad de los nicaragüenses, quienes este 2023 cumplirán cinco años de vivir inmersos en una crisis sociopolítica sin dar señales de solucionarse.
Esta ruptura se refleja en hogares como los de Lidia, en los que el presupuesto para el ocio es inexistente. CID Gallup hizo mención a ello en su informe: “Para quienes viven en condiciones económicas precarias, los precios sí están afectando su vida cotidiana en todos los campos. Queda para invertir en las actividades de recreación, en especial para la niñez y la adolescencia”.
La encuestadora asegura que el desempleo, unido a las necesidades básicas del hogar, se perfilan como los problemas de “mayor relevancia” para los nicaragüenses. “Este año que inicia, el valor de los artículos y servicios del hogar se mantiene en segundo lugar como preocupación que deja a una tercera parte de la población ‘sin dormir en la noche’. Esa es una consecuencia de la falta de empleo y dinero para la compra de productos y servicios”, resalta la encuesta.
Lidia ha pasado por sentimientos similares cada vez que llegan las facturas de los servicios básicos y debe ajustar el dinero para pagar a tiempo. “Afecta en todo, en lo psicológico y en el ambiente que uno vive. Te llenás de muchas tensiones y preocupaciones”, agregó.
“Quienes viven mejor, tienen más esperanzas en el futuro”
Una realidad distinta viven los nicaragüenses que forman parte de los sectores con mayores capacidades adquisitivas. Fernando* es un nicaragüense de 36 años que trabaja como gerente de varios proyectos para empresas internacionales, sobre todo de Estados Unidos. Al mes genera un saldo que ronda los 3,000 dólares, muy superior a los salarios del país.
Sin embargo, en los últimos meses ha tenido que aumentar unos cien dólares al presupuesto asignado para el supermercado. A pesar que cuenta con las capacidades para afrontar los aumentos de los precios, admite que ha habido una alza en el costo de la vida.
“La crisis económica no me ha afectado por el momento. Me atrevo a decir que desde 2017, cuando empecé a trabajar de forma remota, me ha ido mejor”, agregó. Sin embargo, los ingresos provienen de contrataciones en el extranjero, no del mercado laboral del país afectado por la crisis.
De hecho, Fernando ha rechazado plazas fijas de empresas nicaragüenses porque no le permitiría mantener a su familia ni llevar la vida que tiene actualmente. Sus ingresos, siendo independiente, son mayores que los que sería en un trabajo con las mismas funciones en Nicaragua. Esto le permite tener acceso a créditos, pagar un auto –como lo está haciendo– y destinar un gran porcentaje al ocio.
“Considero que el empleador nicaragüense no paga un salario justo que permita cubrir los costos de la vida. Por eso es que muchos, quizás, han optado por trabajar para empresas en el exterior”, explicó.
Esta no es la realidad del 54% de nicaragüenses que, según CID Gallup, valora que la situación económica del país no pinta bien para el futuro. La encuestadora cree que esta percepción se ha “estacionado” debido a las remesas, un factor que puede generar “sentimientos de estabilidad”.
*A petición de las fuentes, los nombres verdaderos de las personas entrevistadas fueron cambiados por seudónimos.