“No puede salir con eso”, fue el único argumento que dio un agente de la Policía Nacional de Nicaragua a un joven devoto, quien vestido con su túnica y abrazando una cruz se disponía a participar este Lunes Santo del recorrido de los “Cirineos”, una tradición católica en honor al hombre que cargó la cruz de Jesucristo y que se celebra en Semana Santa en las calles de ese municipio del departamento de Masaya, la ciudad que en el 2018 resistió la represión del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
En las redes sociales circularon vídeos y fotografías que muestran el momento de tensión que vivió el joven católico afuera de la parroquia de Santa Ana, en ese municipio, mientras en otras imágenes se aprecian cruces y vestimentas religiosas tiradas en las calles, después que los fieles huyeron tras el asedio y persecución policial ordenada por la dictadura.
Uno de los videos virales publicados en Facebook muestra a un agente de policía advirtiendo al joven feligrés que no participe en la tradicional procesión. El uniformado le advirtió que está prohibida, y cuando el feligrés le preguntó por qué, lo sentenció: “Sólo te lo digo, nada más. Yo sólo les digo, nada más”.
“Lo que pasa es que tienen miedo por cómo se llenan las iglesias de feligreses. Están temerosos con tanto pueblo”, reaccionó en redes sociales una ciudadana. Otro feligrés añadió que, con estas acciones represivas, la Policía se gana más el rechazo de la población.
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El Cirineo es una tradición inspirada en Simón de Cirene, que ayudó a Jesucristo a llevar la cruz al Calvario, según el relato bíblico. En la tradición participan hombres, mujeres, jóvenes y niños vestidos con túnicas, cordones y mantos que recuerdan la indumentaria judía, con una cruz al hombro, y se reúnen en el atrio de la parroquia de Santa Ana. Corren por las calles al mediodía gritando: “El mundo está perdido”.
La Iglesia Católica inició este año la conmemoración de Semana Santa sin procesiones por las calles, tras la prohibición que el régimen, a través de la Policía, impuso en el país, alegando la medida a razones de “seguridad”. Sin embargo, las prohibiciones se mantienen desde febrero pasado con el inicio de la Cuaresma.
En la Catedral San Pedro Apóstol de Matagalpa, presidida por el obispo Rolando Álvarez, actualmente preso político de la dictadura, las celebraciones religiosas de Domingo de Ramos fueron asediadas por varias patrullas de la Policía, que se apostaron en los alrededores del templo. “No permitieron que hubiese procesión y la bendición de las palmas será dentro de Catedral”, denunció un feligrés.
Mientras que, en la capital, la Arquidiócesis de Managua realizó la tradicional “Procesión del Triunfo” con la imagen de Jesucristo, en un costado de la Catedral Metropolitana.
Por su parte, Voces en Libertad informó que el viacrucis acuático en las isletas del gran lago Cocibolca, una tradición de más de 40 años iniciada por el padre Omar Cordero de la parroquia Guadalupe de Granada, también fue cancelada por orden del régimen sandinista. Según Voces, en su lugar, el Instituto Nicaragüense de Turismo (Intur) realizará su propio viacrucis acuático en las isletas, sin la bendición de una autoridad religiosa de la Diócesis de ese departamento.
Expulsan a sacerdote panameño
Este lunes también se conoció que la dictadura sandinista expulsó de Nicaragua al sacerdote de origen panameño, Donaciano Alarcón, quien estaba encargado de la Iglesia María Auxiliadora, de San José de Cusmapa, en el departamento de Madriz. Fuentes religiosas informaron a DIVERGENTES que el religioso fue detenido en horas de la tarde, después de haber participado de una misa Crismal que celebró la Diócesis de Estelí.
Una de las fuentes, originaria del municipio San José de Cusmapa, informó que el religioso fue sacado de Nicaragua por el puesto fronterizo El Espino, donde lo dejaron a su suerte. “Un sacerdote me dijo que él ya estaba en buenas manos en una congregación en Honduras”, dijo la fuente.
Panorama Católico, medio de comunicación de la Arquidiócesis de Panamá, confirmó en sus redes sociales la expulsión del sacerdote, y atribuyó los motivos a que el religioso sacó la procesión de Semana Santa frente a su parroquia. Según el medio, Alarcón fue dejado descalzo en la frontera con Honduras.
“El sacerdote se encuentra en una ciudad vecina, San Marcos de Colón… Seguimos orando por la Iglesia hermana de Nicaragua, que, a pesar de todo, sigue con una fe inquebrantable”, señaló la revista panameña.
Otra fuente religiosa no descartó que la expulsión se debió a que Alarcón en más de una ocasión mencionó a monseñor Rolando Álvarez, a quien la dictadura condenó a más de 26 años de prisión. “Él siempre hablaba mucho en las homilías sobre el obispo, pedía oración por él, por todos los migrantes y por Nicaragua en específico”, indicó.
“Siempre estará en nuestros corazones, aunque ya no esté en nuestra parroquia, quedará en nuestros recuerdos”, reaccionó otra devota que desde ya resiente la ausencia del religioso.