El Centro de Asistencia Legal Interamericano de Derechos Humanos (Calidh), una oenegé con sede en Argentina, publicó un informe que concluyó que la represión que el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha perpetrado desde abril de 2018, cuando inició la crisis política, desmejoró la salud de la mayoría de los nicaragüenses que fueron forzados al exilio.
El informe titulado Cuerpos Desgastados por la represión, salud y exilio de los nicaragüenses, está basado en una encuesta diseñada por el equipo de Calidh, y se utilizó la herramienta Google Forms para ser aplicada a 118 nicaragüenses exiliados, mayoritariamente, en Costa Rica y Estados Unidos. El estudio fue realizado durante las primeras dos semanas de agosto de este año, a personas con una media de edad de 46 años.
“A fin de preservar lo máximo posible la imparcialidad de los datos a analizar e interpretar, no se solicitó ninguna información que pudiera dar cuenta de la identidad de quienes respondieron. No se acopiaron los correos electrónicos, por lo que las respuestas fueron totalmente anónimas”, señaló Calidh.
Uno de los hallazgos más importantes de esta encuesta es que el 90 % dijo que su salud desmejoró después de la crisis de 2018. Entre los padecimientos que dicen haber sufrido las personas mientras estaban en Nicaragua se encuentran la ansiedad, la depresión, la hipertensión y los problemas gastrointestinales. Mientras que las enfermedades que han sufrido en el exilio, en su mayoría, son problemas neurológicos, cardíacos, hipertensivos, gastrointestinales y psicológicos.
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Los encuestados atribuyen el deterioro de su salud al estrés postraumático y a la ambivalencia emocional provocada por el exilio. Otro grupo importante atribuyó la desmejora a que trabajan más que en Nicaragua, “lo que puede indicar que los nicaragüenses podrían estar sufriendo explotación laboral en países hostiles con la migración como Costa Rica y Estados Unidos”, afirma el organismo.
Calidh aclara que este informe no es un estudio médico, sino que está basado en las percepciones de quienes respondieron la encuesta. Sin embargo, esta organización responsabiliza al Estado de Nicaragua por los problemas de salud que enfrentan los exiliados, “pues consideramos que existe un plan sistemático y generalizado desde 2018 para expulsar a los nicaragüenses hacia el exilio”.
Las conclusiones del informe
El detonante para realizar este informe fueron los numerosos casos de deterioro de salud de exiliados como Kevin Solís, Miguelito Mora y Carlos Valle, además del reciente fallecimiento de doña Josefina Gurdián, “Pinita”, quien fue impedida de salir del país para tratar el cáncer que padecía.
Las conclusiones que hizo el equipo de Calidh sobre el informe Cuerpos Desgastados por la represión, salud y exilio de los nicaragüenses apuntan a que la represión estatal iniciada en abril de 2018 tuvo un impacto directo en la salud de los nicaragüenses que se vieron forzados luego al exilio.
Asimismo que existe un plan articulado y sistemático del Estado de Nicaragua consistente en provocar la expulsión de nicaragüenses al exilio. Y a su vez provocar dolosamente un deterioro generalizado de la salud de los nicaragüenses como parte de la imposición del terror y la violencia extrema.
“El estrés postraumático y la ambivalencia emocional son las principales causas a las que los exiliados atribuyen tanto la aparición de nuevas enfermedades como el empeoramiento de las que ya padecían antes del exilio”, señala el informe.
Calidh explicó que la media de personas que respondieron a la encuesta fueron ciudadanos de 46 años lo que revela que enfermedades y padecimientos crónicos que se presentan en edades más tardías están apareciendo anticipadamente entre los exiliados.
“Es preocupante el exilio de personas de todas las edades, incluidos los adultos mayores. Los problemas en el acceso a la salud, en esta etapa de la vida en la que se les considera no empleables los ubica en estado de vulnerabilidad aún mayor en cuanto al deterioro de sus condiciones de salud, vida y aumenta el nivel de dependencia de otras personas”, enfatizó el informe.
El documento expone que tanto hombres y mujeres huyeron en las mismas proporciones. Si bien la violencia estatal en contra de los varones ha sido documentada ampliamente (ejecuciones extrajudiciales, encierros, tortura, lesiones), es necesario profundizar mediante estudios específicos cuáles fueron las formas y mecanismos de violencia perpetradas contra las mujeres, una violencia que suele ser invisibilizada.
Calidh también concluyó que tres cuartas partes de los exiliados están enfermos ya sea porque sus situaciones previas al exilio empeoraron o por la aparición de nuevas enfermedades. Su estado de salud empeoró en el exilio y están relacionadas con problemas neurológicos, cardíacos, hipertensivos, gastrointestinales y psicológicos.
En cuanto a la salud de los expresos políticos, Calidh afirmó que existe un plan sistemático y articulado de que, además del encierro, a los encerrados se les deteriore su salud sea por las condiciones inhumanas de detención o por infligir la tortura, tratos crueles e indignos.
“Un número elevado de los expresos políticos que respondieron la encuesta afirmaron que adquirieron enfermedades debido al encierro tales como problemas de la piel, hipertensivos, neurálgicos, visuales, fúngicos y gastrointestinales. La aplicación de torturas, tratos crueles e indignos establecieron un clima extendido de tormentos y angustia”, detalló el informe.