Las hermanas religiosas Isabel y Cecilia Blanco Cubillo de la congregación Dominicas de la Anunciata fueron recibidas por la Diócesis de Tilarán-Liberia, en Costa Rica, después de haber sido expulsadas de Nicaragua por la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Desde el mediodía de este miércoles, en el puesto de Migración de Peñas Blancas, el sacerdote Juan de Dios Bermúdez Quesada, párroco de la iglesia en La Cruz, provincia de Guanacaste, junto a los familiares de las misioneras, esperaban su llegada.
A través de un video, publicado por monseñor Manuel Eugenio Salazar Mora, obispo de la Diócesis de Tilarán-Liberia, se puede observar a las hermanas arribando a suelo tico, pasada las dos de la tarde, y siendo recibidas por su hermana, Violeta Blanco Cubillo, junto a su esposo, Carlos Vargas; y el sacerdote.
“Ante estos hechos, el obispo de la Diócesis de Tilarán-Liberia, Monseñor Manuel Eugenio Salazar, externa su deseo de brindar cualquier apoyo que requieran estas religiosas, sus familiares y/o sus hermanas de esta congregación”, indicó la Diócesis a través de un comunicado.
Asimismo, la Diócesis informó que además de expulsar a las hermanas costarricenses, el régimen Ortega-Murillo también sacó del país a una religiosa de nacionalidad guatemalteca. Desde hace más de 40 años, estas estaban a cargo del Hogar de Ancianos Fundación López Carazo, en la ciudad de Rivas.
El obispo tico pidió mantener la oración por la Iglesia en Nicaragua, especialmente por monseñor Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa, “que ha cumplido dos meses de prisión”, tras haber sido condenado por la dictadura a más de 26 años de prisión. “¡María Madre Inmaculada, defiende y protege a Nicaragua!”, escribió el prelado en su página oficial de Facebook.
Hasta la fecha, ni las autoridades eclesiales ni la dictadura han informado los motivos de la expulsión de las religiosas.
Confiscan monasterio

Sumado a la expulsión de las religiosas, el 11 de abril la dictadura nicaragüense confiscó el monasterio de las hermanas Trapenses, ubicado en San Pedro de Lóvago, Chontales, dos meses después de que las religiosas abandonaran el país “por motivos de la Orden”.
Las religiosas informaron que dichas instalaciones fueron entregadas al estatal Instituto Nicaragüense de Tecnología Agropecuaria (INTA), después de que estas decidieron presentar ante el Ministerio de Gobernación la solicitud de “cierre voluntario” del monasterio. “El 3 de marzo se presentaron las autoridades del Gobierno para informar verbalmente a nuestro obispo (monseñor Marcial Guzmán), que ya no podían ir al monasterio”, aseguraron las hermanas.
Las monjas trapenses pertenecen a la Orden monástica católica OCSO, por su nombre en latín (Ordo Cisterciensis Strictioris Observantiae), bajo la regla de San Benito, y tenían el monasterio Santa María de la Paz, en el municipio de San Pedro de Lóvago, centro de Nicaragua.
Las religiosas fueron acogidas el pasado 25 de febrero por Panamá, donde comenzarán de “cero” la misión que durante años realizaron en Nicaragua. “Estamos buscando un lugar donde empezar a construir el nuevo monasterio Santa María de la Paz, en continuidad con las insondables gracias vividas en Nicaragua, a cuyo pueblo siempre llevamos en nuestro corazón y oración”, indicaron.
En su guerra permanente contra la Iglesia Católica, el pasado 4 de abril el régimen también expulsó al sacerdote panameño Donanciano Alarcón, quien estaba encargado de la Iglesia María Auxiliadora, de San José de Cusmapa, en el departamento de Madriz.
Las primeras religiosas que abandonaron el país fueron las 18 monjas de la orden Misioneras de la Caridad, fundada por la Madre Teresa de Calcuta, quienes fueron expulsadas en julio del 2022 después de que la Asamblea Nacional, bajo el control de los sandinistas, y a petición del Ejecutivo, les cancelara su personalidad jurídica.