Educación aplazada en Nicaragua: Ortega “ponchó” el sistema educativo

La dictadura ha convertido la educación en una herramienta de control político con la que pretende eliminar el pensamiento crítico y crear ciudadanos leales. Se trata de un peligroso entramado que incluye a maestros poco preparados, quienes trasladan sus carencias a los estudiantes; un sistema que premia consignas y no calidad o competitividad, con represión para quienes planten cara o hagan críticas. “Podemos terminar como Haití”, advierte un experto

La propaganda de Daniel Ortega y Rosario Murillo abunda en los colegios públicos. Archivo | Divergentes

La promoción de dos programas de formación docente acelerada en el año 2007 fue la primera acción que ejecutó el régimen de Daniel Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, para controlar el sistema educativo en todos sus niveles. En aquel entonces el plan del Gobierno sandinista contempló la implementación del proyecto “Sandino Uno y Sandino dos”, que empujó a ciudadanos a cursar en tres años primaria, en tres más la secundaria, para finalmente optar a una salida ocupacional en la docencia. “Esos bachilleres recibieron un curso de seis meses para ser maestros, es decir, llegaron a las aulas de clases a reproducir sus propias carencias”, afirma un especialista con amplia experiencia en educación que solicitó el anonimato por seguridad.

Para entender cómo es que la dictadura echó a andar su plan de control en el sistema educativo nicaragüense, este especialista señala como punto de partida el acto de toma de posesión en 2007 de Daniel Ortega. “Nicaragua no puede ser libre con gente desempleada, con gente en la pobreza. No puede ser libre con hombres y mujeres en el analfabetismo. No puede ser libre con miles de niños que no pueden ir a la escuela. Los retos que tenemos son inmensos”, dijo Ortega.

El régimen restituyó lo que definió como “el derecho a la gratuidad de la educación pública”, y para ello ordenó que se prohibiera el cobro de matrículas, mensualidades, material escolar y otros insumos en los centros educativos públicos. Aunque la noticia fue celebrada por sus partidarios, la aprobación del acuerdo ministerial 017-2007 provocó otros desajustes que no fueron atendidos por el Gobierno.

Al tener mayor número de estudiantes en las escuelas, era necesario tener más docentes. En lugar de continuar con la ruta de formación de profesores con carreras universitarias, las autoridades decidieron implementar los programas “Sandino Uno y Sandino dos”, y también enviaron a bachilleres a las escuelas normales a cursar en dos años magisterios, para finalmente enviarlos a los colegios públicos a impartir clases. 

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Estudiantes salen de colegio en Managua. EFE | Archivo.

Una fuente del Ministerio de Educación consultada por DIVERGENTES para este reportaje explica que durante años el sistema educativo nicaragüense trabajó por terminar con ese programa de formación docente y había llegado casi al consenso de que necesitábamos una formación de nivel superior para que la educación fuera de mayor calidad. Sin embargo, el plan estratégico del Gobierno derribó todos los esfuerzos.

“Una persona que sacó toda la primaria en dos años y toda la secundaria en tres, tiene unas lagunas impresionantes. Y entonces poner a estos ‘profesores’ a impartir clases a los niños solo eternizó para siempre las deficiencias en la formación que ellos tienen, producto de un sistema educativo que en realidad lo que hace es ser un instrumento de dominación para el poder de turno, porque le interesa la ignorancia”, expresa el especialista en educación consultado para este reportaje.

La formación docente, sin embargo, no fue la única deficiencia del sistema educativo. Como parte de una estrategia nacional para cumplir con su meta de “gratuidad de educación”, el Gobierno flexibilizó en 2010 el sistema de aprobación de los estudiantes e implementó una política de trabajos acumulativos sin realización de exámenes para aprobar el grado.

“Esto hizo que el estudiante se volviera más haragán y perdiera el interés en aprender. Los trabajos grupales aumentaron la deficiencia de aprendizaje. Y la orden de que todos los alumnos que participaran en actividades partidarias tenían derecho a ‘rescates’ terminó por profundizar la mediocridad”, detalla una fuente del Ministerio de Educación consultada por DIVERGENTES.

Las pruebas que aplazaron al sistema

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Divergentes | Archivo.

El plan estratégico de educación de los Ortega Murillo ofreció resultados negativos que rápidamente fueron desnudados no solo por estudiantes, maestros o padres de familia. Aunque los porcentajes de aprobación aumentaron, la calidad se fue a pique rápidamente. 

En 2020 el porcentaje de aprobación en educación primaria y secundaria fue de 90.9%. Más del 79.4% en relación a 2006. La cifra es engañosa, si tomamos en cuenta que Nicaragua ha reprobado las pruebas que realiza la Unesco para conocer el estado de la educación en los distintos países.

El 30 de noviembre, la Unesco dio a conocer los resultados del Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE), que establece que Nicaragua se encuentra por debajo del promedio de América Latina y el Caribe en Ciencias, Matemáticas y Lectura. 

El estudio, que fue realizado en 2019 con la participación de 9.731 estudiantes nicaragüenses de tercer y cuarto grado. Se evaluaron las áreas curriculares de Lectura, Escritura, Ciencias y Matemáticas. Sobre los resultados, la Unesco alertó que Nicaragua “tiene el desafío urgente de un plan de desarrollo del sistema educativo”. 

Ernesto Medina, catedrático y exrector de la Universidad Americana (UAM) y de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-León), considera que las pocas medidas que tenemos en Nicaragua para evaluar el rendimiento de los estudiantes en educación básica, primaria y secundaria, reflejan que está basada en el siglo pasado, enfocada en obligar a los niños y a los jóvenes a repetir lo que el maestro les dijo en algún momento en la clase.

“Las pruebas que realiza la Unesco cada siete años confirman que el nivel de aprendizaje es deficiente. Las formas de aprendizaje complejas que enseñan a pensar, a analizar problemas, a revisar datos y sacar conclusiones antes de la revisión de datos, a interpretar gráficas, eso no existe entre los niños y jóvenes nicaragüenses”, amplía Medina.

El exrector de la UNAN-León y la UAM agrega que en su experiencia en la universidad se encontró con varios casos de bachilleres que tenían poca capacidad de análisis y muchos problemas de comprensión de lectura. El resultado es un profesional con poca capacidad para procesar información y raquítico para el mundo laboral exigente.

“Y a todo esto debemos sumar el componente político que castiga el espíritu crítico. A los jóvenes que cuestionan se les ve mal, a los maestros que enseñan a pensar y a cuestionar las cosas también se les ve mal y todo eso tiene como resultado una educación de jóvenes que tienen muy poco sentido crítico y caminan rumbo a ser unos robots”, manifiesta Medina.

Los nuevos profesionales

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La UCA está siendo asfixiada por el gobierno Ortega-Murillo. Divergentes | Archivo.

El sueño de Gabriel* es tener un trabajo en el Estado. Desde que terminó el bachillerato en 2014 se ha dedicado incansablemente a “fabricar” su oportunidad. Durante su estadía en la UNAN-Managua decidió integrarse a la Unión Nacional de Estudiantes de Nicaragua (UNEN) con la esperanza de que al graduarse premiaran su lealtad con un puesto en algún ministerio. Sin embargo, no ocurrió. “Me dijeron que tenía que ser paciente”, dice el muchacho de 24 años que actualmente integra la Juventud Sandinista. Para este joven es más importante tener un buen “conecte” en las estructuras partidarias, que una excelente hoja de vida. “Sin una buena pata no hacés nada, es lo que te puede sacar de pobre”, dice sin tapujos.

Gabriel es un claro ejemplo del resultado de la estrategia política que la dictadura Ortega Murillo ha implementado en el sistema educativo desde 2007. Esta instrumentalización de la educación en todos los niveles, según expertos consultados por DIVERGENTES, no solo ha generado un retroceso en la calidad de la enseñanza, también ha provocado que los futuros profesionales carezcan de pensamiento crítico, no estén preparados para el mundo laboral y sean una especie de zombis que solo obedecen órdenes dictadas por el Gobierno.

“Los estudiantes ahora son correas de transmisión. La dictadura está formando jóvenes que lo único que hacen es repetir, por miedo o porque no saben hacer otra cosa, el mensaje que quiere el Gobierno”, explica el especialista en educación. El experto afirma que el zarpazo a las universidades privadas a las que el régimen canceló las personería jurídica confirma la última parte del plan de una estrategia política que pretende el control total en todos los niveles de educación.

Este control que ejerce el régimen, según el especialista, confirma que desde el primer día la educación fue una prioridad para la dictadura, aunque no de la forma que todos esperaban. Instrumentalizar el sistema era importante para cancelar de raíz el pensamiento crítico y tener a una población que desistiera de defender sus derechos o cuestionar la corrupción y las arbitrariedades del Gobierno.

“Para el régimen es funcional un pueblo ignorante. Su base de apoyo es un cliente, no un ciudadano. Un cliente que recibe algo a cambio de otra cosa. Por eso es que Rosario Murillo dirige la educación desde el día uno. La usa como una correa de transmisión para transmitir sus ideas y ser el poder dominante”, remarca el experto.

Jóvenes vistos como borregos

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EFE | Archivo.

El Plan Nacional de Lucha contra la Pobreza y para el Desarrollo Humano 2022-2026, distribuido por el régimen sandinista a su militancia dedica en su página 43 un corto acápite para la “juventud protagónica y transformadora”. No es más que un recuento desde 2007 hasta 2020 de los “beneficios” que ha recibido este sector de la población y cómo, supuestamente, han participado de manera activa en todos los espacios de toma de decisión, desde el nivel central hasta el nivel municipal.

“Para el desarrollo integral de la juventud y aumentar los niveles de conocimiento en diferentes áreas, se han entregado becas a 261.369 jóvenes para estudiar carreras universitarias y especialidades en el exterior y en universidades nacionales (maestrías y posgrados), asegurando la profesionalización de jóvenes de escasos recursos en todos los departamentos del país”, dice el breve capítulo.

Aunque no existe manera de comprobar la afirmación de la dictadura porque, entre otras cosas, mantiene una política de secretismo permanente, para la fuente del Mined consultada para este artículo, el protagonismo de la juventud es una completa ilusión. Su argumento está basado en dos ejemplos que han estremecido el país en los últimos cuatro años.

El primer ejemplo es la represión que el Gobierno dirigió contra jóvenes estudiantes que protestaron por las reformas al Seguro Social y por la violación a los derechos humanos en 2018. En lugar de atender las demandas de los muchachos, la respuesta del régimen se conjugó en expulsar a estudiantes de los recintos universitarios y cárcel contra algunos de sus principales líderes.

“La cancelación de las personerías jurídicas de universidades privadas es el segundo ejemplo. Los estudiantes, más temerosos, cuestionaron la decisión dictatorial, y el régimen, en lugar de retroceder en su obsesión por eliminar el pensamiento crítico de los centros superiores, confiscó los recintos y ubicó a autoridades fieles al partido. Estos dos ejemplos te indican que no hay tal toma de decisión y mucho menos transformación”, explica la fuente del Mined.

Para Ernesto Medina a esta altura, con toda la represión e instrumentalización del sistema, los nicaragüenses deberíamos estar claros que una cosa es el discurso lleno supuestamente de poesía que ofrece Rosario Murillo sobre la situación de la educación, y otra la realidad a la que se enfrenta el país.

“¿Protagonistas de qué? Los jóvenes no son protagonistas de nada. Al contrario, el que quiere destacarse, el que quiere sobresalir inmediatamente es apabullado porque no está sometido a su línea. Los jóvenes destacados, a los que se refiere ella, son los que invitan a esos actos públicos vestidos con camisas blancas, pañoletas, aplaudiendo, bailando, moviéndose como robots”, ejemplifica el exrector universitario.

Medina dice que con ese grupo de jóvenes Nicaragua no camina hacia ningún lado. El catedrático explica que uno de los principales problemas del sistema educativo precisamente es que la filosofía pedagógica la dicta Murillo, cuya experiencia en este ramo es nula. 

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Daniel Ortega y Rosario Murillo en un acto del Ministerio de Educación. EFE | Archivo.

La fuente del Mined agrega que es Murillo quien supuestamente define las líneas de educación y sus delegados departamentales, directores y profesores, son los encargados de servir como correa de transmisión sin objetar absolutamente nada. 

“El sistema educativo en Nicaragua está sometido a un régimen de autoridad de línea vertical, donde lo que lo determina todo es la lealtad a la línea política del gobierno que coordina específicamente Murillo. Está haciendo retroceder la educación de Nicaragua en el siglo pasado”, manifiesta Medina con preocupación.

Para el experto en educación, la instrumentalización de la educación afecta a todos los nicaragüenses aunque en distintas escalas. Para el especialista, el impacto será menor o mayor en dependencia del capital cultural que la familia da al estudiante, independientemente de lo que aprenda o no en la escuela.

“¿Qué es lo que pasa cuando tenés una educación totalmente instrumentalizada y vos venís de una familia más educada que tiene un punto de vista más crítico? La familia te va a dar lo que la escuela no te da, te va a neutralizar eso que ves en el libro o la doctrina que transmiten los profesores. Pero cuando la familia no tiene ese capital cultural, entonces ese alumno se siente sin poder”, explica el experto.

El servilismo dependerá entonces del poder que el estudiante tenga y el capital cultural que exista en su casa. En este aspecto los más pobres generalmente  sienten que no poseen herramientas porque el statu quo se ha encargado de demostrarles tal cosa. Los alumnos que no tienen quién les ayude a hacer las tareas y que se enfrentan solos a lo que un maestro le transmite, no tienen otra alternativa que continuar con esa doctrina.

Y cuando la doctrina ha calado en ellos, ocurre lo visto entre las organizaciones de UNEN o la Juventud Sandinista. Jóvenes que aspiran a estar a la sombra del poder, ya sea en puestos públicos o con una empresa que le venda al Estado como único cliente. 

“El Gobierno está formando a esta gente para que no pueda sobrevivir si no está en ese ecosistema de las migajas. O sea si yo tengo poder, te paso una migaja y vos le pasás un poco de lo tuyo al otro. Y lo notás a nivel profesional cuando ves a funcionarios repetir la narrativa partidaria sin importar su calidad profesional al momento de reproducir lo que les ordenan desde arriba”, asevera el experto.

Para el exrector Medina, los jóvenes que están dentro de las filas partidarias lo hacen únicamente para “escalar posiciones ayudados en el servilismo y no por méritos propios. No se preocupan por desarrollar capacidades especiales, sino por quedar bien con el responsable de la JS o de UNEN”.

Educación a la medida de Ortega

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Divergentes | Archivo.

La instrumentalización de la educación afecta a todos los nicaragüenses, opina Ernesto Medina. Para el exrector de la UAM no se debe hacer ningún tipo de excepción en esta situación porque el régimen ha logrado permear toda la educación con el control impuesto desde el 2007 y que se basa principalmente en la sumisión y lealtad absoluta de los que están por debajo de su dictadura.

Medina considera que el impacto es mucho más marcado en jóvenes de escasos recursos cuya única posibilidad para salir de la pobreza está siendo comprometida al recibir una educación basada en una doctrina partidaria y un atrasado sistema.

“Obviamente esto tiene muchísimas otras consecuencias, pero yo creo que lo más importante son estas dos: El nivel de educación que no prepara a los jóvenes para el mundo que estamos viviendo de verdad, donde lo que se espera de un profesional es que sea creativo, que sepa resolver problemas, analizar datos, manejar las nuevas tecnologías y trabajar en equipo, algo que en Nicaragua no le enseñan. Y también la falta de iniciativa para cuestionar. El país no va a avanzar si no cuestionamos las cosas que creamos que no están bien, que se pueden mejorar. Pero en Nicaragua está prohibido hacerlo porque supuestamente todo es perfecto y el que se queja es porque es traidor a la patria”, continúa el catedrático.

Para el experto en educación incluso debería preocupar a la misma dictadura pues al final, con los profesionales que están formando, no alcanzará para los nuevos retos que trae consigo el desarrollo del mundo en general.

“Veámonos en el rostro de Haití, un país que no es viable ni siquiera para las clases dominantes. El país está totalmente con una anomia total, donde no hay una cabeza, donde no se sabe ni siquiera el tipo de cambio que hay cada día. En Nicaragua, que estamos con este Gobierno que impone este tipo de educación, nos conduce a pasos agigantados al modelo haitiano. Y eso afecta a todos los nicaragüenses”, concluye el especialista.

* Algunos nombres fueron cambiados a solicitud de los entrevistados. A partir de 2021 el régimen Ortega Murillo ha criminalizado la libertad de expresión en Nicaragua.


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