El padre Óscar Benavidez tenía cerca de cuatro meses de haber llegado en condición de “préstamo” a la parroquia Espíritu Santo de Mulukukú, en el Caribe Norte de Nicaragua. Alegre, bromista, carismático y muy cercano a sus miembros. Así lo describen personas allegadas al religioso. En sus homilías, siempre ha sido prudente en referirse a la situación que vive Nicaragua bajo la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, por lo que su detención este domingo ha generado asombro en la comunidad católica de la zona.
Según información oficial de la Diócesis de Siuna, el sacerdote fue detenido por agentes de la Policía después de haber oficiado una misa. Tampoco conocen los motivos del arresto del religioso. Benavidez fue sacado de su vehículo y llevado en una patrulla con rumbo desconocido.
“Por ahora solo les invito a que nos unamos en oración por nuestro hermano presbítero Óscar Benavidez, que su única misión es y ha sido la de anunciar la buena nueva de Jesucristo…”, señala el comunicado de la Diócesis de Siuna.
Benavidez fue ordenado sacerdote en el 2009 y fungió como vicario de la catedral San Pedro Apóstol, en Matagalpa. También estuvo encargado de la parroquia San Juan María Vianney, en Matagalpa, y en noviembre de 2016 había sido nombrado asesor de la pastoral juvenil diocesana de Matagalpa.
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“Es un sacerdote que le gusta molestar, carismático; nosotros pasamos unos cursos en la parroquia y él nos recibió. Es muy amable, le gusta platicar con todos, esa era su vida pastoral”, lo describe una de las fuentes eclesiásticas consultadas por DIVERGENTES.
Esa personalidad y cercanía con la feligresía permitió que desde el 2020 a la fecha sea el encargado de dirigir varias parroquias pertenecientes a la Diócesis de Siuna, cuyo obispo titular es monseñor Isidoro Mora.
“El padre fue a pasar sus estudios a Roma y luego regresó. Es nato de la Diócesis de Matagalpa, (pero) en la parroquia de Mulukukú está en calidad de préstamo. Esta solicitud se hizo a monseñor Rolando Álvarez, quien accedió a prestar a varios sacerdotes de la Diócesis de Matagalpa”, comentó la fuente religiosa.
Álvarez, por su parte, cumplió este lunes 12 días de secuestro policial en la Curia Episcopal de Matagalpa, donde se encuentra cercado junto a otros laicos. La Policía Nacional lo acusa de intentar “organizar grupos violentos”, aunque hasta ahora no ha ofrecido pruebas.
“Detención es un enigma”
Aunque hasta la fecha la Policía no ha informado las razones de la detención del sacerdote, la fuente religiosa allegada a Benavidez señaló que, tras su captura, miembros del Consejo del Poder Ciudadano (CPC) de Mulukukú han expresado que su detención tiene que ver con su supuesta participación en las protestas sociales de 2018 que fueron reprimidas por el régimen Ortega-Murillo.
“Los mismos del gobierno andan diciendo que supuestamente el padre participó en los tranques llevando armamento a las personas, supuestamente bajo esos delitos se lo llevan detenido”, dijo la fuente eclesial de Mulukukú.
Sin embargo, otra fuente de Mulukukú señaló que el secuestro del padre podría estar vinculado a sus últimas palabras referidas en las homilías, en las que aseguró que “no se iba a callar ante la situación que vive Nicaragua, particularmente la Iglesia católica”.
El ciudadano allegado a Benavidez cree que la captura ya estaba “planeada”, porque en días anteriores en las afueras de la parroquia se estacionaban vehículos extraños.
El paradero del religioso hasta ahora es desconocido. Sin embargo, las fuentes consultadas por DIVERGENTES señalan que posiblemente fue trasladado a Managua “porque no está ni en la Policía de Siuna ni en la de Mulukukú… El obispo Mora ha estado a la espera de ver qué pasa con él”.
Tercer sacerdote detenido
Benavidez es el tercer sacerdote detenido en lo que va del año en Nicaragua, y el noveno que se encuentra bajo custodia policial, incluyendo al obispo Rolando Álvarez y otros cinco sacerdotes que están encerrados desde el pasado cuatro de agosto en el Palacio Episcopal de la Diócesis de Matagalpa.
Además, la expulsión de un grupo de misioneras de la orden Madre Teresa de Calcuta, el cierre de 12 radioemisoras católicas, la cancelación de la programación de la televisión por suscripción de tres canales católicos y el ingreso a la fuerza y allanamiento a una parroquia.
La ofensiva del régimen Ortega-Murillo también incluye la prohibición a dos sacerdotes de Rancho Grande y El Tuma, Matagalpa, de viajar este domingo 14 de agosto a la catedral San Pedro Apóstol, para participar del recibimiento de la Imagen de la Virgen de Fátima.
En su homilía del domingo 14 de agosto, el cardenal hondureño Óscar Rodríguez Maradiaga, uno de los consejeros más cercanos del Papa Francisco, quien guarda silencio a la situación que vive la Iglesia Católica de Nicaragua, calificó como una “guerra callada” los ataques emprendidos por la dictadura sandinista contra los religiosos.
“Esa guerra callada que están haciendo para perseguir a Jesús en su Iglesia en la hermana nación de Nicaragua, ése no es el fuego que Jesús ha venido a traer”, dijo Rodríguez.