Los datos macroeconómicos alcanzados por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, y elogiados por el Fondo Monetario Internacional (FMI), son imperceptibles para la mayoría de nicaragüenses que viven una realidad alejada de “un estado de bienestar”. Según expertos y analistas entrevistados por DIVERGENTES, el desempeño económico del país, si bien ha mostrado una mejoría en los últimos años con un posible incremento del Producto Interno Bruto (PIB) del 3% para este año, es un “espejismo” que no se traduce en mejoría de calidad de vida ni en más empleos.
Según el politólogo Manuel Orozco, “la actividad económica de un país consiste en generar riqueza”, y que el balance apropiado de los factores de producción, genera beneficios que, dependiendo del modelo económico, van en aumento a la sociedad. Es decir, “una economía enclave (como la de Nicaragua, que entre oro, zona franca, emplea solo a 300,000 trabajadores y 250,000 hogares generan el 50% del PIB), puede tener un efecto menos distributivo que otras (economías incluyentes como lo son aquellas relacionadas a la economía del conocimiento)”.
Orozco explica que en el caso de Nicaragua las fuentes de crecimiento no son “necesariamente distributivas”, porque el modelo económico es extractivo, el cual consiste en extraer recursos concretos “que no se reinvierten fácilmente”. “Es un modelo de exportación de diez productos, y una economía informal de actividad unipersonal que no genera riqueza suficiente o más de un salario mínimo”, reitera el experto.
En resumen, debido a la naturaleza del modelo económico nicaragüense, es imposible que los hogares se beneficien de cualquier crecimiento macro. “El nicaragüense reconoce que la vida en la economía informal no tiene futuro, y cuando el ambiente político no genera confianza en la inversión, la aspiración al bienestar social y personal es menor”, remarca el experto.
Recibe nuestro boletín semanal
Otro factor importante que influye en este fenómeno es el poco acceso que se tienen a las oportunidades económicas para todos aquellos que se encuentren fuera del círculo del partido sandinista. “En Nicaragua el problema no es tanto la cuestión sistémica, sino selectiva de la cleptocracia. Nicaragua es un Estado secuestrado por la familia Ortega y su círculo de poder, y el acceso a oportunidades económicas está condicionado a si apoyás o no al credo Ortego-Murillista, por lo tanto el efecto es devastador”, detalla Orozco.
Lo que dice el FMI
El pasado viernes, el directorio del FMI, integrado por países miembros del organismo económico, respaldó los resultados de la consulta del Artículo IV realizadas a Nicaragua en 2022. La organización aplaudió “la sólida recuperación económica y las perspectivas favorables” en el país.
“Los directores elogiaron el compromiso de las autoridades de seguir adoptando políticas prudentes para reforzar los márgenes de maniobra para la aplicación de políticas, el crecimiento económico y la resiliencia, en vista de los riesgos a la baja y las vulnerabilidades a desastres naturales. Insistieron en la necesidad de redoblar esfuerzos para mejorar el clima empresarial, la transparencia y el marco de gobernanza”, remarcó el organismo sin mencionar que el clima de inversión se ha visto afectado por el autoritarismo de Ortega y Murillo, y que a pesar de los números, más de 200,000 nicaragüenses cruzaron en 2022 hacia Estados Unidos en busca de mejores condiciones socioeconómicas.
De igual forma, el FMI realizó un llamado a “reforzar la consolidación fiscal a mediano plazo” y felicitaron a las autoridades del régimen por la “solidez” de las reservas de capital y la liquidez del sector bancario.
A pesar de dichas cifras, los contrastes de la sociedad nicaragüense se ensanchan debido a la desigualdad económica. Un 68% de la población que, en la última encuesta realizada por CID Gallup durante las primeras dos semanas de 2023, asegura que la situación económica está mucho peor que antes. Otro 54% de nicaragüenses, según CID Gallup, valora que la situación económica del país no pinta bien para el futuro. La encuestadora cree que esta percepción se ha “estacionado” debido a las remesas, un factor que puede generar “sentimientos de estabilidad”.
El Banco Central de Nicaragua (BCN) publicó el 30 de enero de 2023, las estadísticas de remesas procedentes del exterior. La institución remarcó que las remesas familiares alcanzaron un récord histórico. De enero a diciembre el flujo recibido fue de 3,224.9 millones de dólares. “El 76.6% provinieron de Estados Unidos (US$2,469.7 millones), el 8.6% de Costa Rica (US$275.9 millones), 8.4% de España (US$270.1 millones), 1.9% de Panamá (US$62.8 millones) y 1.0% de Canadá (US$32.9 millones), principalmente, los cuales en conjunto representaron el 96.5% del total”, remarcó el BCN. El aumento de remesas, sobre todo provenientes de Estados Unidos, es consecuente al éxodo masivo de nicaragüenses durante 2022, cuyo destino predilecto es el territorio estadounidense.
“La gente no come cifras”
Por su parte, el economista y analista político Enrique Sáenz, asegura que a pesar de lo que puedan determinar los funcionarios del régimen, “el problema es que la gente no come estadísticas”. “El indicador vital de toda gestión económica es cuánto bienestar genera, para cuántos y para quiénes”, agrega.
“Es irrelevante para la inmensa mayoría de los nicaragüenses (el buen desempeño de los números macros). Eso nada tiene que ver con las condiciones de vida de la población, ni se traduce en un crecimiento del empleo formal, ni se traduce en una mejora en los salarios, simplemente por el modelo concentrador que tiene la dictadura”, sostiene Saénz.
Otros señalamientos que realiza el especialista se centran en el aumento de los ingresos por exportaciones, uno de los motores del crecimiento que el régimen alardeó al cerrar 2022. “No hay nada que celebrar, porque en parte obedece a los favorables precios de los productos exportados y no es resultado de un aumento destacado del esfuerzo productivo local. Es decir, son factores externos, en este caso los precios internacionales, y no la gestión interna, lo que explica el aumento en los ingresos por exportaciones de mercancías”, reitera.
Por consiguiente, los expertos recalcan que, lo que el país atraviesa, es un espejismo. “La capacidad de compra de las familias se ha visto disminuida por el lado de los ingresos debido a la disminución del salario promedio que se mantiene por debajo de las cifras del 2017; mientras que, por el lado de los gastos, los precios se han disparado de tal manera que el costo de la canasta básica se ha incrementado significativamente a lo largo de 2022”, remarca un reciente boletín publicado por el Centro de Estudios Transdisciplinarios de Centroamérica (Cetcam).