A las 9:35 de la noche de este martes 21 de enero falleció el expresidente de El Salvador, Mauricio Funes, en Managua, como resultado de su grave dolencia crónica, informó el Ministerio de Salud de Nicaragua (Minsa). “A solicitud de sus familiares, el Expresidente Funes fue asistido con el Sacramento de la Extremaunción, esta tarde, consuelo que le llevó el Padre Antonio Castro Granados”, agregó la nota de prensa, publicada en la noche.
“Nuestras sinceras condolencias, a sus hijos, a su Compañera y a sus familiares, amigos y amigas y Compañeros en Nicaragua y en El Salvador”, apuntó la comunicación oficial.
Desde el mediodía del martes, el Minsa comunicó que el expresidente de El Salvador, Mauricio Funes, se encontraba en una situación de salud de “extrema gravedad”.
“El Ministerio de Salud del Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional de Nicaragua, cumple con el deber de informar que el Señor Carlos Mauricio Funes Cartagena, ex-Presidente de El Salvador con residencia en Nicaragua, quien ha sido atendido por nuestras distintas Especialidades Médicas desde que llegó a residir en nuestro País, está padeciendo en estos momentos una delicada situación de salud, agravada por dolencias crónicas que le han aquejado y que hemos también atendido”, señalaron en el comunicado del Minsa.
Sin embargo, no se informó sobre los padecimientos de salud que aquejaban a Funes ni en qué centro hospitalario se encontraba atendido.
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Funes fue presidente de El Salvador entre 2009 y 2014 por el partido de izquierda Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Se convirtió en el primer presidente salvadoreño de izquierda.
Solicitó asilo para él y su familia– su excompañera Ada Michell y sus hijos, Carlos Mauricio Funes Velasco, Diego Roberto Funes Cañas y un menor de edad– el seis de septiembre de 2016, después de que la Fiscalía de El Salvador lo comenzara a investigar por casos de corrupción durante su mandato.

Según publicaciones del diario La Prensa, Funes vivía en ese momento en una lujosa casa en el residencial Las Colinas, de Managua. Custodiado por dos policías y con dos vehículos a su disposición.
El medio Confidencial, publicó en 2019, que Mauricio Funes devengaba un salario de 90 080.46 córdobas (unos 2739 dólares al cambio oficial) en la Cancillería de Nicaragua, por un puesto no especificado. Su hijo, Diego Funes Cañas, también devengaba un salario de más de 1,400 dólares mensuales.
Funes admitió haber pedido asilo en Nicaragua por recomendación de su partido (FMLN), después de “sufrir una persecución política y que su vida se encontrara en peligro”.
Sin embargo, desde que se llegó a Nicaragua, bajo la protección del régimen Ortega-Murillo, acumuló siete procesos penales en su contra, tres de ellos con condenas de la justicia salvadoreña.
En uno de los últimos casos, un tribunal de justicia de El Salvador lo condenó en 2024 a ocho años de prisión por lavado de dinero, por presuntamente licitar un puente a favor de una empresa guatemalteca a cambio de recibir un avión
“Se demostró que Funes favoreció a una empresa guatemalteca para que se le adjudicara la construcción del puente San Isidro sobre el Río Lempa”, indicó en un comunicado la fiscalía.
Funes también fue condenado a 14 años de prisión por negociar con pandillas durante su mandato, y en otro juicio fue condenado por enriquecimiento ilícito, y sentenciado a devolver más de 400 mil dólares.
Sin embargo, los diputados sandinistas y algunos representantes del régimen Ortega-Murillo dijeron, en diferentes ocasiones, que Funes era “un refugiado” político. “No hay razón para que se le pueda entregar a El Salvador. Ya tiene un estatus de asilado político y eso lo protege de cualquier solicitud de extradición”, dijo, en su momento, el diputado sandinista Jacinto Suárez.
Funes acumuló al menos siete órdenes de captura por diferentes actos de corrupción. Sin embargo, en 2019 fue nacionalizado nicaragüense para no ser extraditado a El Salvador.
En una reciente entrevista, Funes dijo que no llevaba una vida de lujos, que vivía modestamente con el salario del servicio de consultoría que brinda a la Cancillería. “Soy la persona que en mi casa cocina. Yo soy el cocinero oficial. En mi casa únicamente vivo con mi hijo mayor, puesto que ya no estoy más con mi pareja anterior, mamá de mi hijo último, entonces yo tengo que responsabilizarme de eso”, afirmó.

Refugio de corruptos
El expresidente salvadoreño, Salvador Sánchez Cerén (2014 y 2019) también se refugió en Nicaragua en 2021, después de que un juez decretó su búsqueda y captura internacional .
De acuerdo con la Fiscalía salvadoreña, Sánchez Cerén recibió 530 mil dólares cuando se desempeñaba como vicepresidente de Funes. Junto a Sánchez Cerén fueron acusados, en julio de 2021, otros nueve exfuncionarios gubernamentales, por supuestamente recibir pagos irregulares o “sobresueldos” durante la administración de Funes, quien según la Justicia malversó unos 351 millones de dólares del presupuesto estatal.
El mismo mes de la acusación, el régimen de Ortega nacionalizó a Sanchez Cerén y su familia: su esposa, Rosa Margarita Villalta; su hija Claudia Lissette Sánchez Villalta, y su nieto, Juan Carlos Guardado Sanchez. Finalmente, en todo ese año se les otorgó nacionalidad nicaragüense a otros hijos del exmandatario y miembros de su círculo íntimo.
Los derroches de Funes
El periodista salvadoreño, Óscar Martínez, en una columna de opinión, enumeró los derroches de Mauricio Funes. “En febrero de 2011, tras dos años de haber logrado la histórica transición, el izquierdista llevó a su familia en un jet privado a Florida. En tres días gastó $115,389, el equivalente a dos años y dos meses de su salario”.

Martínez dice que el presidente Funes “se volvió un hombre de gustos finos”. Un día gastó 7 mil 372 dólares en la tienda de cueros Salvatore Ferragamo de Miami; otro día, 10 mil dólares en la fiesta infantil de su hijo en San Salvador; o $9 mil 840 dólares en una compra de joyas en la capital salvadoreña; Montblanc, Chanel, Futuretronics. “Compras en 29 ciudades del mundo a costillas de sus gobernados”, asegura Martínez.
Su entonces esposa y primera dama, Vanda Pignato, no se quedó atrás: 245 mil 537 dólares en un jet para viajar a Brasil en 2011, por ejemplo. Consultada por el medio que dirige Óscar Martínez, El Faro, Pignato respondió que el dinero siempre se lo daba Funes y que los vuelos y sus tarjetas las pagaba el salvadoreño, que ella nunca supo con qué dinero.
“Todo apunta a que apenas conocemos los caprichos de un hombre (Mauricio Funes) más que se torció en el poder”, escribió Martínez, y agregó que “sentar al salvadoreño-nicaragüense Funes en un juzgado no debe ser un acto de revanchismo político, sino un ejercicio en pro de que El Salvador se desentumezca un poco y se vaya poniendo de pie”.