Ver a uno de los mejores clubes de Nicaragua hacer historia en una final internacional, en su cancha y con su gente, es imposible que pase desapercibido, incluso para el más desapegado. Da igual si sos o no hincha del Real Estelí. No importa si lo criticás por el poderío económico que le facilita la contratación de los mejores jugadores del país, por sus formas corruptas de mejorar su estadio, o porque su máximo dirigente, Fidel Moreno, es cómplice de una dictadura que ha cometido crímenes de lesa humanidad. El juego de ida de la final de la Copa Centroamericana 2023 entre el “Tren del Norte” y la Liga Deportiva Alajuelense inevitablemente te alcanzó, para tu satisfacción o tu desdicha.
No soy fanático del Real Estelí Fútbol Club. A una parte de mí le interesa que pierda porque mi equipo es otro, su máximo rival. Sin embargo, a la otra mitad, tal cual ángel y demonio, no le disgustaría que uno de los clubes más importantes del país gane algo, no por Fidel o por el juego de normalidad impuesto por el régimen sandinista, sino por los fanáticos que desde que nacieron sienten un amor inefable por los colores del “Tren”.
El Real Estelí cuenta con los mejores jugadores nacionales y extranjeros en sus filas. Ningún equipo nacional se acerca a su nivel. ¿Cómo hace el club para pagar a estos futbolistas si este deporte en Nicaragua no es rentable? Es un misterio pese a las solicitudes de información y transparencia que se han demandado. No obstante, la respuesta para esta pregunta es un “secreto público”: Su propietario es el padrino del fútbol nacional en Nicaragua, Fidel Moreno, el mismo que se ha encargado de “inyectar” dinero a la selección nacional de fútbol.
Además de ser el encargado del Real Estelí, Moreno ordenó la remodelación del Estadio Independencia, sede del “Tren del Norte”. Una investigación publicada por DIVERGENTES en el año 2020 reveló que la reconstrucción de ese recinto estuvo a cargo de Santiago Chávez, el gran contratista de la Alcaldía de Managua, beneficiado con millonarios contratos que han sido entregados de forma irregular para edificar obras públicas. Es importante mencionar que esta remodelación se pagó con fondos de la Alcaldía de Estelí y no se respetó los procedimientos según la Ley de Contrataciones Públicas.
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Para entender por qué el juego contra el Alajuelense tiene una inusual relevancia entre los nicaragüenses. es necesario comprender el contexto. No el más reciente. Me refiero al que ocurrió hace más de veinte años, cuando la dictadura no estaba en el poder y las participaciones internacionales de clubes como el Real Estelí pasaban sin pena ni gloria. Una época en que los norteños no tenían un estadio decente y tampoco una planilla con los jugadores más caros del país.
En aquellos años a los equipos nacionales como el Real Estelí no le alcanzaba, igual que ocurría con la selección nacional de fútbol, para disfrutar de los resultados. Era impensable que los aficionados del balompié casero soñaran con una final internacional. Lo máximo a lo que se aspiraba era a una participación decorosa sin goleada y a ganar, otra vez, el título de primera división del país.
Un artículo publicado por La Prensa este lunes recordó esas estrepitosas caídas. En 1998, en la desaparecida Copa de Campeones y Subcampeones de la Concacaf el Estelí visitó al que será su rival en esta final, el Alajuelense, y cayó derrotado 8-0. En el 2000, en el mismo torneo, el “Tren” perdió 6-0 y 1-2, es decir, obtuvo un global de 8-1. La brecha era inmensa y cada juego internacional una plegaria para regresar con dignidad.
Ese pasado lleno de innumerables derrotas y pocas – poquísimas- victorias, tiene un peso relevante en esta final. Por primera vez, en muchos años, el fanático del Real Estelí puede palpar un título internacional.
Claro, tiene que ganarle a uno de los mejores del área, la Liga Deportiva Alajuelense, pero el optimismo es alto porque el “Tren” ha eliminado gigantes de la Concacaf: Olimpia, Saprissa, FAS y el CAI de Panamá. Esto, a nivel del área centroamericana, no es cualquier cosa. Por eso el aficionado del Real Estelí confía y se emociona, porque por primera vez su club, aquel que jugaba en campos irregulares en los noventa, está a las puertas de su primer gran éxito.
Aficionados y rivales del Real Estelí
La final internacional del Real Estelí no solo es importante para el fanático del “Tren”. También lo es para los que no son tan obsesivos con sus clubes, y tienen un espacio para disfrutar las victorias de un equipo nicaragüense en general. Sí, me refiero a los seguidores del fútbol nacional.
A estos también los alcanza la nostalgia de las derrotas del pasado y las victorias recientes de la Selección Nacional. Para ellos un título del “Tren” es un título para Nicaragua. Un país que a nivel futbolístico no ha conseguido nada en sus vitrinas y cuyos seguidores viven de recordar partidos decorosos que se ganaron por la mínima o se perdieron con decencia. Por ejemplo, eliminaciones en esta misma competición contra el América de México, que sí, se perdió, pero con honra.
Dicen que contemplar la historia mientras sucede es uno de esos raros lujos que te ofrece el deporte. Y este grupo de fanáticos está consciente del valor que tiene no solo un juego de una final internacional, sino disfrutarla en el Estadio Independencia, a cientos de kilómetros de la capital, o en algún bar de Managua.
Obviamente el éxito del Real Estelí en la Copa Centroamericana 2023 no es igual de disfrutable para todos. Por un lado están los fanáticos del “Tren” y los del fútbol en general, y por el otro, los hinchas de otros equipos como el Diriangén o el Walter Ferretti, que por más que reconozcan que el club ha hecho un papel importante, no celebran como quisieran el hecho de jugar la final.
A una seguidora del Diriangén, enconado rival del “Tren del Norte”, le pregunté si le gustaría que el Real Estelí ganara el título y me respondió que no. “He deseado su estrepitosa caída desde el primer día”, me confesó.
Aunque parezca inexplicable este sentir, tiene un punto válido. Al igual que en España o Inglaterra, a estos seguidores les han inculcado lealtad por el escudo desde pequeños. Se cambia de colegio, de religión, pero no de equipo. Cosas de hinchadas, me dijo una vez una entrañable amiga argentina.
Expuestos los puntos, lo único tangible previo al juego de este martes es que el Real Estelí está a 180 minutos de escribir su nombre dentro de la historia en el fútbol centroamericano. Que tendrá el apoyo de sus fanáticos, de los seguidores del fútbol nacional, de los que acompañan modas; y la animadversión de los hinchas rivales y de los que no pueden hacer una división entre un club cuyo dueño es cómplice de una dictadura que ha cometido delitos de lesa humanidad y la historia.
*El autor es nicaragüense, periodista deportivo y entusiasta del fútbol nacional viviendo en el extranjero.