Enrique Sáenz
1 de agosto 2023

El sistema de pago ruso MIR solo le sirve a los mafiosos en el poder


Seguramente para los miembros de la mafia en el poder que han sido sancionados a nivel personal, el sistema de pago de ruso MIR sea una alternativa. Solo que en lugar de ir a comprar al Dolphin Mall, en Miami, tendrían que comprar en los centros comerciales de Moscú o Bielorrusia, porque este sistema de pago es inútil para los agentes económicos nicaragüenses, familias y empresarios por una razón muy sencilla: ni en el somocismo, ni en la época neoliberal (como llaman los jerarcas de la camarilla del régimen a los gobiernos anteriores a Ortega) la economía de Nicaragua había dependido tanto de la economía norteamericana como ahora, después de que el antiimperialista Daniel Ortega ha estado más de 16 años en el poder. Basta citar los siguientes datos:

Tres de cuatro dólares que ingresaron por remesas familiares en 2022 tuvieron su origen en Estados Unidos. En orden magnitud siguieron Costa Rica y España, países que desarrollan sus transacciones externas en euros y dólares, no en rublos. Vale decir que las remesas representaron más del 20% del Producto Interno Bruto del país. La economía de Nicaragua no podría sobrevivir sin las remesas y para las remesas es inútil el MIR.

Este año, al mes de mayo, las remesas provenientes de Estados Unidos estaban creciendo a un ritmo superior al 80%, es decir, la dependencia de remesas y de remesas provenientes de Estados Unidos más bien se está profundizando. El siguiente dato son las exportaciones: en 2022 las exportaciones hacia Estados Unidos representaron más del 20% del total de las exportaciones y el ritmo de este año indica que esa proporción será mayor en 2023. Es decir, la dependencia del mercado norteamericano también se profundizará. En el caso de las exportaciones de zonas francas y, en consecuencia, de los empleos en las maquilas, la dependencia es todavía mayor.

Al mes de mayo de este año, que es la más reciente cifra publicada por el Banco Central de Nicaragua (BCN), las exportaciones hacia Rusia apenas superan un millón de dólares. En contraste, para la misma fecha las exportaciones hacia Estados Unidos llegaban a 823 millones. Una proporción de más de 823×1. A los exportadores nicaragüenses les resulta inútil el MIR pues su negocio se realiza principalmente con Estados Unidos. Los otros destinos de exportaciones son Centroamérica, México y los países de la Unión Europea. 

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A los jerarcas de la dictadura y a sus paniaguados les encanta sacar pecho con las inversiones de empresas estadounidenses, que colocan a la cabeza en magnitud de la inversión. Los inversionistas gringos realizan sus transacciones en dólares, no en rublos. Finalmente hay que decir que las sanciones hasta ahora impuestas han afectado a la mafia en el poder, a nivel individual, y a sus empresas. Nada tienen que ver ni los empresarios, ni las familias, ni los trabajadores nicaragüenses con las sanciones a los negocios mineros, al BANCORP o a DNP, o al ministro de Hacienda, al jefe de la Policía, o al presidente de la Asamblea Nacional.

En resumen, las bravuconadas de Ortega y de los paniaguados que repiten como falderos los disparates del mandamás están lejos de las realidades económicas del país. De hecho, tal como lo evidencian las cifras oficiales, la dependencia económica de Estados Unidos en lugar de disminuir más bien crece de año en año y, con ello, la moneda con que realizan sus transacciones familias y empresarios nicaragüenses. La mafia en el poder sí tiene motivos para ver cómo protegen las fortunas fraudulentas que han acumulado al amparo del poder. 

ESCRIBE

Enrique Sáenz

Es licenciado en Derecho y licenciado en economía, y cuenta con estudios superiores en Ciencia Política (Universidad Simón Bolívar, Caracas) y estudios superiores en Historia Latinoamericana (UNAN, Managua). Fue diputado de la Asamblea Nacional de Nicaragua (2007-2016) y gerente de proyecto para asuntos de cooperación y gobernabilidad en la Delegación de la Unión Europea para América Central en Managua. Se desempeñó también como Director Ejecutivo de la Fundación Siglo XXI (1996-1997) y Oficial Ejecutivo en la Representación del PNUD en Nicaragua, entre otros puestos en el gobierno de Nicaragua y organismos regionales.