El modelo económico Ortega-Murillo: expulsar nicas y vivir de sus remesas

La dictadura se sostiene del trabajo de los nicaragüenses en el exterior, que huyen de la falta de oportunidades económicas y del autoritarismo. Las remesas familiares proyectan un aumento de US$5,000 millones en 2023. Se trata de un modelo que mantiene a flote a la economía, pero no genera riquezas

Fotografía de la fachada de una sucursal de envío de remesas en Managua. EFE

Sin políticas económicas ni gobernabilidad, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo sostiene la economía de un país a base de remesas familiares, en una política de “expulsión y exclusión”. Así lo afirma una reciente publicación de Diálogo Interamericano titulada “Indicadores sobre la situación económica nicaragüense en 2023: factores de dependencia y opciones de presión”. En ella, su autor, el politólogo Manuel Orozco expone un modelo autoritario, cuyo único sostén –de forma paradójica– radica en las miles de personas que han huído de Nicaragua por la represión y las nulas garantías de desarrollo. Todo ello debido a la brutal escalada represiva que la dictadura ha instaurado desde 2018. 

“El crecimiento está impulsado en gran medida por las remesas familiares, que proyectan aumentar a US$5,000 millones en 2023”, detalla el estudio. Esto quiere decir que la dependencia económica de las remesas “será superior al 30% del PIB y un millón de hogares recibirán dinero”. Por otra parte, también se refleja la importancia que tiene Estados Unidos como el principal socio comercial de Nicaragua, pese a que la dictadura mantiene un discurso antiimperialista y las relaciones diplomáticas con dicho país han pasado por su peor etapa. “Las exportaciones a EE. UU. representan el 35% del PIB, la mitad proviene de la zona franca, de 130 empresas, 34 estadounidenses y más de 40 nicaragüenses”, agrega Orozco en su análisis. 

De acuerdo a cálculos realizados por el mismo Orozco, el 22% de la población nicaragüense se encuentra en el exterior. El politólogo asegura que entre 2018 y 2023 han abandonado Nicaragua 725,000 personas. El éxodo masivo de nicaragüenses se evidenció entre 2021 y 2022, dos años que suman más de 200,000 registros de nicaragüenses en algunas de las fronteras de EE. UU., según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés). 

Orozco y diversos economistas concluyen que esa migración masiva propició que Nicaragua se enrumbara a un paupérrimo crecimiento económico de solo el 3% este año. Sin embargo, las cifras macros no reflejan la realidad de las familias que deben hacer malabares para llegar al final del mes. “Los nicaragüenses siguen viviendo con los niveles de ingresos de 2017 de US$2,200 anuales per cápita (el ingreso familiar en Nicaragua es de US$250 mensuales, con 1,5 personas ganándose algo), mientras que la canasta básica de alimentos es de US$6,000 anuales”, dijo el experto. 

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Tampoco se percibe un aumento de la fuerza laboral en la economía formal. Todo lo contrario: la informalidad va en crecimiento. “Los que están bien son los nicaragüenses que trabajan en el comercio o reciben remesas”, detalla el informe.  

Una economía sin aprietos, pero sin riquezas 

El modelo económico Ortega-Murillo: expulsar nicas y vivir de sus remesas
Un grupo de personas recolecta lo que pueda ser útil o comestible en un basurero en Managua. Foto de EFE.

El Banco Central informó que durante el año 2022 los ingresos por concepto de remesas experimentaron un significativo aumento del 50.2% en comparación con el año anterior, alcanzando un total de 2,469.7 millones de dólares recibidos por las familias nicaragüenses. Sin embargo, debido a las medidas migratorias impuestas por EE. UU. y otros programas humanitarios como “parole”, se prevé una desaceleración en la migración en todo el 2023, lo que podría tener un impacto en la economía del país al reducir la inyección de dólares provenientes de remesas.

Por su parte, el economista y politólogo Enrique Sáenz explicó que el dinero de las remesas representa “dólares líquidos o euros, si vienen de España, también se transforman en dólares, los que provienen de Costa Rica, son divisas. Lo que le llaman divisas líquidas que entran directamente a alimentar las reservas del Banco Central y ahí vemos a los sirvientes de la dictadura, fachenteando con la magnitud de las reservas que se acumulan en el Banco Central”. 

Sáenz se pregunta de dónde vienen las reservas, “pues del trabajo de los nicaragüenses en el exterior”. “Mientras el tirano se llena la boca hablando en contra del imperialismo, los nicaragüenses hacia dónde se dirigen es hacia el imperio y es desde el imperio desde donde envían estos dólares con su sudor, con su desvelo para poder ayudar a sus familias que padecen desempleo, que padecen subempleo y además sufren las consecuencias de la carestía de la vida”, aseveró el economista.  

A pesar de que los índices macroeconómicos podrían considerarse óptimos, un sondeo de opinión pública de la firma costarricense CID Gallup, señaló en marzo de 2023 que las proyecciones económicas de los nicaragüenses para este año son negativas en un 47%, frente a un 42% que mantienen el optimismo que será mejor. Para la encuestadora, un factor que genera pensamientos de estabilidad económica es que los emigrantes envían remesas a sus familias. 

“Crisis económica no derroca dictaduras” 

El modelo económico Ortega-Murillo: expulsar nicas y vivir de sus remesas
Foto de EFE.

El politólogo Manuel Orozco sostuvo en su estudio que las crisis económicas no derrocan a los gobiernos dictatoriales. “Sin embargo, cuando los ingresos públicos y la inversión se reducen, la capacidad del gobierno para aprovechar los ingresos para asignar fondos para la represión, la cleptocracia y la corrupción a través del clientelismo también disminuye”. 

El especialista recomienda una serie de medidas para frenar al régimen de Ortega y Murillo. Entre ellas está “impulsar la responsabilidad e integridad de las instituciones financieras internacionales; denunciar las violaciones contractuales y la cleptocracia del régimen; urgir a los que envían y reciben remesas a que éstos aumenten sus ahorros, presupuesten mejor, reduzcan los gastos, o no gasten en negocios cercanos o de la dictadura; establecer sanciones por violaciones relacionadas con el Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica y los Estados Unidos (CAFTA), reclamar por violaciones a derechos laborales, mejor trabajo y protección ambiental y derechos indígenas; aumentar sanciones a los transgresores de corrupción, derechos humanos, ya que éstas tienen un efecto en un Estado dictatorial que busca rentas y también desencadenan reacciones en el círculo interno en cuanto a encontrar alternativas para salir del statu quo. Esto último es vital ante la coyuntura de rupturas dentro del sistema”.


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