Carlos está aprovechando al máximo sus últimos siete meses en Estados Unidos para reunir dinero para su regreso a Nicaragua. Desde hace casi dos años no está con su familia, y las comunicaciones con su esposa y su hija menor consisten en efímeras videollamadas por WhatsApp, cada vez son más cortas por la gran cantidad de tiempo que pasa trabajando.
En julio de 2025, su Permiso de Permanencia Temporal, también conocido como parole humanitario, expira. En cuanto este finalice, cumplirá con el regreso a su país de origen, señala. Por el momento, quiere trabajar y ahorrar tanto como pueda, para comprar un terreno en Nicaragua o establecer un negocio. “Lo que salga primero”, expresa Carlos de 30 años, quien solicitó el anonimato.
Actualmente tiene tres empleos, en los cuales trabaja de lunes a domingo, y los fines de semana, en jornadas con intervalos entre el día y la noche. Todos son trabajos ubicados en bodegas, en los que moviliza mercadería a través de montacargas o con su propio cuerpo; limpia, ordena y es tan útil como puede para hacer más horas extras.
“No puedo llegar a Nicaragua con las manos vacías”, dice constantemente, y el tiempo de dos años que le brinda el parole no es mucho y tampoco es extensible, de acuerdo con el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (Uscis por sus siglas en inglés).
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Familia no pudo reunirse en Estados Unidos
Aunque muchas veces se planteó la posibilidad de solicitar asilo para extender su permanencia regular en Estados Unidos, como miles de otras personas beneficiadas con el programa lo han hecho, finalmente decidió no hacerlo ante la dificultad de traer a su familia en este tiempo.
“Ese procedimiento me permitiría quedarme mucho más tiempo de lo que el parole me permite, pero no lo he hecho porque mi familia está en Nicaragua y quiero estar con ella. No es de mi interés pasar más tiempo acá, si no estoy con mi familia”, explica de manera sencilla.
En todos los meses que ha estado en el país norteamericano, Carlos ha buscado de manera incesante a algún patrocinador para que su esposa e hija sean solicitadas bajo la figura del parole, pero no lo ha conseguido.
“He buscado la forma de poder traerlas. Sin un patrocinador que las pida, la otra forma es que se vengan de forma ilegal, pero es muy peligroso para ellas. Por eso no pienso quedarme más tiempo acá”, señala.
Lo mejor es regresar a casa
Y con la reciente reelección del republicano, Donald Trump, quien ha prometido deportaciones masivas para los migrantes irregulares, Carlos, considera que lo mejor es regresar a casa.
“Para los migrantes nicaragüenses con parole humanitario, las opciones para quedarse son muy pocas. Ahora con Donald Trump hay mucha incertidumbre porque anunció que va a hacer varios cambios en las leyes migratorias”, lamenta, remarcando que entre los cambios advertidos por el presidente electo estadounidense, está la propuesta del fin del programa del Permiso de Permanencia Temporal.
Tras el triunfo aplastante de Trump contra su contendiente demócrata, Kamala Harris, oficiado el pasado 5 de noviembre, el republicado aseguró nuevamente que cumpliría con sus promesas de campaña, las cuales en su mayoría se enfocan en detener la inmigración.
“Que se preparen para irse”, la advertencia de Donald Trump
En una entrevista con la cadena Fox News, el presidente electo dijo que también cerrará la aplicación de teléfono CBP One que utilizan los migrantes para solicitar citas para presentarse ante un puerto de entrada fronterizo de Estados Unidos.
“Lo revocaría”, afirmó Trump, quien dijo que CBP One es “malo”, pero el parole es “todavía peor” porque permite a los beneficiarios llegar a Estados Unidos en avión.
A pesar de que las personas con parole cuentan con estatus legal para estar en Estados Unidos durante dos años, Trump dijo que son “inmigrantes ilegales” que no deberían estar en el país.
“Que se preparen para irse, especialmente si son criminales”, amenazó Trump, en la entrevista concedida poco antes de ganar las elecciones a la vicepresidenta y candidata demócrata, Kamala Harris.
De acuerdo con estudios especializados, se estima que hay alrededor de medio millón de nicaragüenses radicados en Estados Unidos desde el inicio de la crisis sociopolítica en 2018, de los cuales más de 90 000 migraron con la figura del parole. Aquellos que no tengan un estatus migratorio regular, estarán bajo el riesgo de una deportación.
Preparativos de regreso comienzan
A sus 56 años, Álvaro se fue a Estados Unidos para trabajar y pagar las deudas que tenía en Nicaragua. Finalizar los pagos de impuestos, los pagos de la casa y financiar un pequeño negocio que tiene, han sido sus objetivos en los casi dos años de trabajo en el país extranjero.
“Mis expectativas son regresar a Nicaragua. Allá tengo a mi familia, mi casa y mi esposa. Cuando apliqué al programa, estaba consciente de que era un permiso por dos años. Por ende, me mentalicé en que tenía un período de dos años para tratar de aportar de una manera más fuerte a la economía de mi familia”, explica.
Ahora con la próxima fecha de finalización de su permanencia permitida por parole, su próxima meta es reunirse con su esposa y dedicarse a trabajar de manera autónoma. “No me gustaría arriesgarme a quedar en estado de ilegalidad y que luego me sometan a un proceso de deportación”, señala.
La apuesta es a un negocio propio
Álvaro fue profesor y entrenador de deporte durante décadas mientras estaba en Nicaragua. Sin embargo, considera dificultoso encontrar trabajo en alguna institución escolar o en alguna empresa cuando regrese al país debido a su edad, que será de 57 años para ese momento.
Por esa razón, “su apuesta” es su negocio al que le ha estado invirtiendo de manera paralela al pago de sus deudas.
“Entiendo que la economía de Nicaragua es bastante frágil. Sé que va a ser difícil emprender un nuevo negocio distinto al que tengo. Por eso quiero fortalecerlo para tener cierto nivel de estabilidad y nos pueda dar un poco de sostenibilidad, mientras la economía (de Nicaragua) se fortalece nuevamente, si es que así sucede”, expresa.