Bernardo Arévalo y Karin Herrera asumieron sus roles al frente de Guatemala durante el período 2024-2028. Tras una jornada intensa y con sobresaltos, el presidente del Congreso, el diputado Samuel Pérez, tomó el juramento. Arévalo y Pérez no solo se dieron la mano, sino un fuerte abrazo ante los invitados en el Teatro Nacional.
No era para menos, ese momento representaba una batalla política ganada, pues el binomio logró asumir y la bancada de diputados del Movimiento Semilla (agrupación que llevó al poder a Arévalo) pudo hacerse de la presidencia del Poder Legislativo.
Ahora comienzan los desafíos y oportunidades para el equipo de Arévalo y Herrera, quienes durante su campaña electoral, prometieron impulsar el “florecimiento del país”.
Sin embargo, analistas en seguridad y política expresan preocupación ante la posibilidad de que las acciones del Ministerio Público (MP), bajo la dirección de la fiscal general Consuelo Porras, continúen.
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El mismo Arévalo en su discurso en el Palco Presidencial dijo, la madrugada del lunes, que su mandato estará “marcado por obstáculos” que no se pueden prever.
Una batalla ganada, más no la guerra
La toma de posesión de Guatemala ya es considerada como la más atípica de los últimos tiempos en esta nación centroamericana. Arévalo asumió el 15 de enero a la medianoche, y no el 14 como lo manda la Constitución del país. Esto porque quienes ostentaban el poder, se resistían a entregarlo.
El domingo dos acontecimientos mantuvieron a los guatemaltecos frente a sus pantallas o escuchando la radio. Una final de la Supercopa en España entre el Real Madrid y el Barcelona, y su política criolla. Los hinchas incluso empezaron a comparar el fútbol con lo que sucedía en el Congreso guatemalteco, y en redes sociales se leía: “¡Golazo de Semilla!”.
Esta anotación no fue fácil. A media mañana del domingo integrantes del Movimiento Semilla, acuerpados por otras figuras políticas como Aldo Dávila, irrumpieron en una oficina legislativa, en donde una Comisión de Revisión verificaba en secreto las credenciales de los nuevos dignatarios.
Semilla logra el control del Congreso
En ese momento se perdieron las formalidades. Jonathan Menkos, el ministro de Finanzas de Arévalo, junto a otros, lograron entrar a la fuerza. “¡Abran, se acabó esto!” se le escuchó decir entre otros gritos que decían “¡respeten la voluntad del pueblo!”. Solo con esta acción lograron transparentar un tanto el actuar de esta comisión, responsable de demorar la investidura.
Pero ese solo fue el primer tiempo. Por la tarde, cuando la plenaria se reanudó, Semilla y las bancadas que apoyan al nuevo oficialismo remontaron todo lo actuado por el partido Vamos, Unionista y Valor y les arrebataron la presidencia del Congreso.
Ese fue el “golazo” que celebraron tanto en el pleno, como los ciudadanos desde donde seguían lo que pasaba. Después de esa maniobra política empezaron a vitorear: “Sí se pudo, sí se pudo”.
El Movimiento Semilla logró más de 90 votos de 160 para tomar el control de la junta directiva del Congreso, y con ello, dejar sin efecto un decreto de la pasada legislatura, que los declaraba independientes y debilitados para maniobrar.
Solo así fue que se encaminaron al Teatro Nacional para dar juramento a Bernardo Arévalo y Karin Herrera.
El pulso de Bernardo Arévalo con la fiscal Consuelo Porras
Una de las primeras acciones de Arévalo será, en esta semana, citar a su nuevo despacho a la fiscal Consuelo Porras para solicitarle la renuncia. “Las condiciones políticas con las que ella se sentía en libertad de operar, han desaparecido”, aseguró a periodistas el presidente.
El equipo jurídico de la presidencia se prepara para accionar en el marco de la legalidad, si Porras se niega a dimitir, siendo este el pulso más fuerte que enfrentará en los primeros días al frente del Ejecutivo.
Consuelo Porras autorizó en noviembre de 2023 que se presentaran solicitudes de antejuicio en contra de Arévalo y Karin Herrera, para investigados penalmente, lo cual consolidó la criminalización a los ganadores de las elecciones generales de Guatemala, que se sumaron a la lista de fiscales y jueces perseguidos.
La promesa de acabar con la corrupción
La Guatemala que pretende hacer florecer Arévalo está plagada de corrupción. Luis Fernández Molina, un exmagistrado de la Corte Suprema de Justicia que analiza el ámbito local, dijo a DIVERGENTES que la corrupción “es sistemática, está en todos los niveles” y contra ello debe luchar el equipo de Arévalo.
“Una va a cualquier lado a pedir una certificación y le dicen ‘bueno está en tres semanas, pero le puedo ayudar’, esto porque si los de arriba roban, por qué no nosotros”, dice Fernández, quien considera que Arévalo debe convertirse en un ejemplo de honradez.
Precisamente, el Movimiento Semilla utilizó en su campaña electoral la lucha contra la corrupción como uno de sus bastiones. En su discurso frente a la Plaza de la Constitución el mandatario dijo a quienes le esperaron por horas: “Ya no más corruptos, ya no más corrupción”.
Y siguió diciendo que les esperan desafíos, no solo en ese ámbito, sino para mejorar la calidad de atención de servicios públicos para la población.