En el 2019 a María* se le cumplió su sueño de estudiar en la Universidad Centroamericana (UCA), una de las casas de estudios de mayor prestigio en Nicaragua. Su madre y abuelo le ayudaron a costear los gastos universitarios durante ese año, sin embargo, el salario de su progenitora no daba abasto y prontamente recurrió a solicitar una beca. La reducción que hizo el Consejo Nacional de Universidades (CNU) ese año a dicha alma máter como represalia política provocó que ella no obtuviera ese beneficio. La joven se las tuvo que “ingeniar” para esperar y continuar con sus estudios.
Dos años después, en el segundo semestre de 2021, la universitaria obtuvo una beca del 70%, que ha mantenido hasta ahora. Sin embargo, confiesa que se siente en “alitas de cucaracha” por el contexto actual que atraviesa la UCA: le arrebataron el aporte del 6% y fue excluida del CNU. Es decir, la casa de estudios se quedó sin fondos para asegurar la beca a sus estudiantes.
“Eran 500 dólares por semestre (lo que pagaba) y la verdad era mucho dinero; me sentía mal porque mi mamá tenía que prestar para poder pagarme la universidad, ya que no cuenta con un súper salario. Mi abuelo también me ayudaba”, cuenta la joven sobre sus inicios, cuando todavía no había sido beneficiada con una beca.
La estudiante actualmente cursa el cuarto año de la carrera de Comunicación Social, y, aunque está a un paso de culminar sus estudios, reconoce que siente temor porque “uno nunca sabe si la universidad va a poder seguir cubriendo la beca”.
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Sus temores se acrecientan porque en abril pasado recibió un correo de la UCA en el que le explican que su beca solo es válida para el año lectivo 2022 y le aclaran que este beneficio procede de un “fondo de ayuda especial”. En la misiva le advierten que para el próximo año esta subvención estará sujeta a renovación, “dependiendo de la disponibilidad de fondos que tenga la universidad”.
Esto se debe a que la UCA ya no cuenta con los recursos necesarios para seguir costeando las becas de sus estudiantes. En marzo de 2022 el régimen Ortega-Murillo dio lo que sería la última estocada a esa alma máter, al aprobar una reforma a la Ley 89, Ley de Autonomía de las Instituciones de Educación Superior, con la que la apartan del CNU y de los fondos que recibía del seis por ciento constitucional.
Las presiones contra la UCA se agudizaron a raíz de la crisis de 2018, cuando el recinto fue cuna de los estudiantes que protestaron por el incendio de la Reserva de Biósfera Indio Maíz y luego por la reforma al Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS).
Desde entonces, el régimen fue cortando la partida presupuestaria a la UCA para asfixiarla económicamente. En el 2022 solamente le otorgó un millón de córdobas (menos de 30 mil dólares), cuando en 2018 su presupuesto fue de más de 251 millones de córdobas.
Sin embargo, pese a esta situación, el dos de septiembre de este año la universidad comunicó a la comunidad estudiantil subvencionada que, “fiel a sus valores y principios cristianos”, ha hecho todos los esfuerzos posibles “para seguir apoyando a sus estudiantes becados para culminar su carrera universitaria”.
Para ello, la casa de estudios señaló que estará habilitando una herramienta digital para que los estudiantes becados de escasos recursos económicos puedan contar con el apoyo de “personas altruistas que patrocinen sus aranceles y les acerquen a su meta”.
Beca fue “una bendición”
La importancia de que la universidad otorgue este beneficio a sus estudiantes también se ve reflejado en ejemplos como el de Juana*, otra estudiante de Comunicación Social que está a punto de concluir sus estudios. La joven cuenta que haber recibido esa subvención en el 2020 fue una “bendición”, porque la obtuvo en medio de los recortes que en ese momento sufría la universidad.
La estudiante dice con orgullo que su promedio académico de 95 también le ayudó para que las autoridades le otorgaran el beneficio. “En ese momento solo le daban beca completa a quienes tuvieran los mejores promedios”, dice.
“Creo que a pesar de todos los golpes que la universidad ha recibido, está haciendo un buen trabajo para mantener las becas, porque recuerdo que cuando empezaron los recortes varios estudiantes se quedaron en el aire y ahora veo que están buscando financiamiento por otro lado”, destaca la joven.
En el caso de María, la casa de estudios se comprometió a mantener el 70% de la beca durante este año, siempre y cuando cumpla con las condiciones que la universidad establece: aprobar todas las asignaturas inscritas en el año lectivo, mantener la puntualidad y asistencia; cumplir con el reglamento del régimen académico y realizar todos los trámites en tiempo y forma.
UCA redujo porcentaje de becas
En marzo de este año la universidad jesuita redujo hasta en un 20% el porcentaje de las becas a estudiantes que ya contaban con ella. Es decir, en el caso de una beca del 100%, la universidad solo se haría cargo de cubrir el 80%.
La universidad señaló que la decisión de reducir el porcentaje se debía a las “limitaciones presupuestarias” que enfrenta la universidad.
Aunque las dos jóvenes consultadas para este artículo señalaron que a la fecha las autoridades académicas les mantienen sus porcentajes de beca, ellas están expectantes a las decisiones que pueda tomar la universidad en los próximos meses.
“Yo no he bajado mi promedio, pero me acuerdo que antes del inicio de este semestre me llamaron de la oficina de becas para preguntarme cuántas clases me faltaban para salir y cuándo salía, supongo que es porque están haciendo cuentas de cuánto dinero tienen para seguir financiando las becas”, finaliza Juana.
*A petición de las fuentes consultadas, sus nombres verdaderos fueron omitidos en este artículo.