Jimena* iba a correr como candidata a concejal en el departamento de Jinotega por el Partido Liberal Constitucionalista (PLC) y ni siquiera lo sabía. Lo supo cuando un conocido le envió un mensaje por WhatsApp. “Vas de concejal propietaria”, le dijo. El PLC, uno de los aliados del oficialista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), no le consultó si podía utilizar su nombre en el listado de las próximas elecciones municipales del 6 de noviembre, a las que no se presenta ningún partido real de oposición.
En cuanto se enteró de la noticia, Jimena –quien pidió que se omitiera su verdadero nombre por temor a represalias– sintió una enorme indignación. “Usurparon mi identidad, tomaron todos mis datos y hasta mi firma para ponerme en un partido que ya no es de mi agrado”, recalcó. Hace dos años trabajó en una alcaldía del departamento de Jinotega, que también se omitirá por su seguridad, y que, en ese tiempo, gobernaba el PLC. Además de su trabajo en la Alcaldía, también se consideraba simpatizante de ese partido. Sin embargo, la complicidad que el partido mostró con el régimen fue suficiente para que Jimena se alejara de él. “No estoy de acuerdo con las personas que están al frente del partido”, afirmó.
Entre los pasados 2 y 4 de julio, el régimen Ortega y Murillo acabó de liquidar la autonomía municipal, con la toma a la fuerza de cinco alcaldías gobernadas por el Partido Ciudadanos por la Libertad (CxL). El centro y norte de Nicaragua se considera un bastión de la oposición, pero la Policía desalojó a los alcaldes de San Sebastián de Yalí, El Cuá, Murra, El Almendro y Santa María de Pantasma, e impuso a sus simpatizantes. Esa situación obligó a Jimena a dejar su trabajo en la Alcaldía.
Recientemente, al conocer que le habían usurpado el nombre, su primer impulso fue escribirle a un contacto en la dirigencia del PLC en Jinotega, para pedirle que la sacaran de la lista. “Le hice unas diez llamadas y ninguna atendió. Como no respondió la llamada, le mandé un audio y le dije que me sacara de esa lista, que me borrara porque yo estaba consciente de estar en un cargo que no me habían pedido opinión”. La respuesta llegó tres días después. En otro audio, un miembro del partido le pidió que redactara un documento en el que renunciaba al cargo.
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“Me molestó más y respondí que no tenía sentido renunciar a un cargo al que ni siquiera había optado; que, así como tomaron mi nombre, usaron mi cédula y falsificaron mi firma, llenaran ellos la renuncia y la mandaran al Consejo”, recordó.
Más de mil personas
La usurpación de identidades para llenar las listas de cara a las elecciones municipales es una práctica más extendida de lo que parece. El observatorio electoral Urnas Abiertas registró más de mil denuncias de personas como Jimena en el primer semestre de 2022, cuyos nombres fueron incorporados para correr como candidatos a alcaldes, vicealcaldes y concejales propietarios y suplentes de los partidos políticos que participarán en las votaciones sin competencia. Los 1,158 testimonios provienen de 33 municipios y siete departamentos. Los partidos que recurrieron a esta táctica son el PLC, la Alianza por la República (APRE), el Partido Liberal Independiente (PLI) y Alianza Liberal Nicaragüense (ALN), violando así la Ley de Protección de Datos Personales, cuyo artículo seis estipula que “el titular de los datos deberá dar por sí o por su representante legal o apoderado el consentimiento para la entrega de los datos, salvo que la ley disponga otra cosa dentro de los límites razonables”.
“Demuestra que los partidos colaboracionistas no tienen el tendido electoral necesario para presentar las casi seis mil candidaturas que un proceso municipal requiere, por eso recurren a estas usurpaciones. Por otra parte, se demuestra que el Consejo Supremo Electoral no brinda la confianza necesaria para que la ciudadanía le solicite resolver esta irregularidad. Por el contrario, la población afectada informó sentir un gran temor debido a que la denuncia puede generar represalias en su contra”, explicó Olga Valle, directora de Urnas Abiertas.
A cambio de una ayuda, se quedan los datos de la cédula
Sandra*, otra pobladora de Jinotega a la que el PLC le suplantó la identidad en uno de los municipios de ese departamento, describe la táctica que emplean los secretarios políticos sandinistas para incorporar a sus listas identidades sin consentimiento: “Ellos salen a ofrecer distintas ayudas (bonos, comida, etc.), piden una copia de la cédula (a los receptores de la ayuda) e involucran a las personas (sin que estas lo sepan). En el municipio hay varios programas de ayudas, pero todos tienen ese fin político”.
Además de estas prácticas ilegales, el clima electoral es casi inexistente en departamentos como Jinotega. “Saben que en las comunidades de tierra caliente los sandinistas no ganan, por eso tienen que tomarlas a la fuerza”, agregó Sandra. Ella y algunos de sus vecinos hace mucho que ni se preguntan por quién votar. Simplemente no existe una opción capaz de despertar el interés, y menos en un proceso electoral totalmente predecible y con las cartas marcadas.
Es algo que ha llamado la atención de Urnas Abiertas, que publicó un informe en el que la organización independiente recalcó el “notorio silencio” previo a las elecciones municipales. “El ambiente en los municipios no apunta a la aproximación de una fiesta cívica como deberían ser las elecciones: las calles carecen de publicidad política notoria, a excepción de unos pocos afiches; los mítines o caravanas en las calles son inexistentes, y los pocos actos políticos registrados, durante los dos últimos fines de semana, no fueron masivos como solían ser, la participación se limitó a actividades de apenas unas decenas de personas”, reiteró el organismo.
Los cuatro partidos políticos que han optado por la usurpación de identidad son considerados aliados del FSLN y no oposición. Un historial de pactos y alianzas –incluso dentro del Poder Legislativo a la hora de aprobar leyes represivas– marcan la relación que tienen con Ortega y Murillo.
*A petición de los entrevistados, los nombres fueron cambiados por seudónimos.