Cuando Maritza regresaba del hospital Alemán Nicaragüense tras entregar comida para su esposo hospitalizado por COVID-19, Rosario Murillo, vicepresidenta de Nicaragua, anunció la realización de cinco mil actividades de cara a la conmemoración del 42 aniversario de la Revolución Popular Sandinista este próximo 19 de julio.
“Saludos esta patria nuestra, bendita, esta patria nuestra digna, esta patria nuestra que está enfiestada…Tenemos cinco mil actividades este fin de semana”, dijo Murillo en su alocución de medio día el 16 de julio.
Ante este anuncio, Maritza*, una habitante de Ciudad Sandino que por temor a la integridad de su esposo brinda esta entrevista a DIVERGENTES sin revelar su identidad, no pudo evitar pensar en la complicación familiar que atraviesa a raíz del COVID-19. “Mi esposo no es el único con el virus, también tenemos enferma a una tía que vive a dos casas de la nuestra”, cuenta.
En medio del segundo rebrote de COVID-19 que enfrenta Nicaragua, el Ministerio de Salud (Minsa) reportó 306 casos positivos del SARS-CoV-2, una cifra ascendente que no se registraba desde mediados de julio 2020, según advierte el doctor Álvaro Ramírez, médico epidemiólogo con experiencia y proyección internacional.
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“Se está registrando un incremento significativo del COVID-19 y la prolongación del pico epidémico. Recordemos que esto (pandemia) empezó a finales de abril y a diferencia del año pasado, cuando el pico epidémico bajó a mediados de julio (2020), ahora (julio 2021) estamos en un pico epidemiológico alto”, dijo el doctor Ramírez.
Pese a que el Minsa reportó incremento de contagios de COVID-19 en la última semana, el régimen de Daniel Ortega no ha emitido una alerta nacional. Por el contrario, Murillo alentó a sus simpatizantes sandinistas en todo el territorio nacional a participar de caravanas, conciertos y manifestaciones partidarias programadas para este fin de semana.
“Actividades culturales, recreativas, conciertos, eventos, piñatas con los niños, celebraciones en grandes… Por supuesto la gran fiesta de celebración de la libertad, de la dignidad, la fraternidad y los caminos de victorias, de prosperidad. El lunes 19 de julio vamos a estar en sintonía desde la Plaza de la Revolución y en todos los municipios vamos a unirnos a esa gran celebración, ese gran festejo”, afirmó la también esposa del mandatario nicaragüense.
Esta no es la primera vez que el régimen Ortega-Murillo reta a la pandemia. En marzo de 2020, mientras el mundo permanecía recluido por la cuarentena, la vicepresidenta convocó a una marcha multitudinaria denonimada “Amor en tiempos del COVID-19”, desafiando así las recomendaciones sanitarias y preventivas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Este último organismo ha reiterado en diferentes ocasiones que el gobierno de Nicaragua ha brindado “información escueta” sobre los casos de coronavirus en el país.
Alto riesgo de contagio
Los datos de aumento de casos positivos en el país preocupa al personal de salud que batalla a diario contra el virus en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI). Ricardo*, un médico internista que atiende casos de Covid en un hospital de Managua, considera que la realización de actividades partidarias relacionadas al 19 de julio durante el rebrote del COVID-19 es “ contradictorio a su política de salud dizque preventiva”.
Bajo condición de anonimato este médico confiesa a DIVERGENTES que actualmente el COVID-19 “está regado como pólvora” en el país. “No solo en los hospitales, en lo personal atiendo de cuatro a seis enfermos de COVID-19 por semana desde hace 2 meses”.
Solo en la zona donde habita Maritza* hay tres personas más enfermas de COVID-19. Una de ellas estuvo hospitalizada en el Hospital Alemán y fue dada de alta recientemente. Sin embargo, la tragedia familiar que vive esta mujer de 45 años, no está limitada a su núcleo en Ciudad Sandino. “Ayer nos llamaron de Jinotega para decirnos que fallecieron dos familiares, un tío que estaba en cuidados intensivos y una tía que estaba en casa”, relata entre lágrimas.
El médico epidemiólogo, Álvaro Ramírez, asegura que la convocatoria a caravanas y actividades de aglomeración “es casi como jugar a la ruleta rusa con el pueblo nicaragüense”. “Convocar al pueblo a este tipo de manifestaciones es una irresponsabilidad epidemiológica y solamente refleja el mal manejo y el desinterés en proteger a la población nicaragüense con esta pandemia”, sostuvo el especialista.
De acuerdo a los especialistas médicos, existen cuatro grandes consecuencias de promover caravanas y otro tipo de actividades masivas en el país: diseminación masiva del virus, prolongación de la pandemia, creación de mutaciones del virus, aumenta las probabilidades de enfermar gravemente.
El galeno relata que la peor exposición de contagio lo viven las personas entre 20 y 50 años que no están vacunadas. “En una población que no está vacunada, los riesgos de mortalidad son muy altos y la demanda de atención hospitalaria se va a seguir incrementando”, explica el doctor Ramírez.
“Las salas de cuidado intensivo están llenas y la mortalidad se está viendo incrementada. De manera que, el peligro de transmisión es alto, sobre todo con la variante Delta que es altamente contagiosa”, añadió el médico epidemiólogo.
Para Ricardo*, quien desde el año pasado atiende pacientes de COVID-19 en un hospital capitalino, el Minsa “no está preparado para hacerle frente al colapso de las instituciones”.
Proselitismo político
Pese al escenario abrumador que viven familiares, pacientes y personal de salud producto del segundo rebrote de COVID-19 en el país, el régimen sandinista promueve el proselitismo político con el personal de los hospitales.
El primero de julio el Ministerio de Salud (Minsa) en coordinación con la Policía Nacional encabezó caravanas en 69 municipios del territorio nacional en el marco de una actividad partidaria que el gobierno denominó “Diana Bienvenida Julio Victorioso 42/19”, según registró el observatorio ciudadano Urnas Abiertas en su quinto informe.
Al doctor Ramírez no le extraña el involucramiento del personal de salud en actividades partidarias. “Es una actividad histórica que se ha hecho a través de los años. Lo vimos más intensamente en 2018, cuando sacaban a los trabajadores de salud del programa de enfermedades vectoriales para que fueran a las rotondas y actividades de interés político. Ahora tampoco sorprende que se estén usando en campaña para las elecciones”. Sin embargo, el médico asegura que el Estado no debería confundir lo político partidario en este contexto de pandemia “no es lo apropiado”.
“El trabajador de la salud se ve obligado a mantener su salario, a mantener la comida de la familia y tener que participar en estas actividades políticas”, lamenta Ramírez.
Para Ricardo* obligar al personal de salud a asistir a actividades partidarias durante el pico epidémico que atraviesa el país es “un acto imprudente, inoportuno y caprichoso”, finalizó.