Es acusado de “conspiración” por los Ortega-Murillo y tiene casa por cárcel desde el 24 de julio. Fue presidente del Partido Conservador, aspirante presidencial en 1996, 2001, 2016 y 2021, sin éxito. En su primera y única elección quedó en cuarto lugar, y en los otros tres procesos no alcanzó a estar en la boleta porque renunció en dos ocasiones. En el último intento fue apresado por el régimen.
Noel Vidaurre no era un precandidato popular. Aunque a lo largo de su carrera política acumuló experiencia académica y laboral para ser reconocido como un aspirante sólido para la presidencia de Nicaragua, nunca obtuvo el impacto deseado. Por eso cuando en abril de este año anunció su candidatura, pocas personas lo tomaron en serio. En las redes sociales lo tacharon de oportunista y de ser un monigote del régimen Ortega-Murillo.
“Sus intenciones eran honestas y sinceras”, dice Enrique*, un político retirado que conoció a Vidaurre en 1995, un año antes de que se presentara como candidato a la presidencia por el Partido Conservador. “Nadie lo toma en serio y dicen esas barbaridades de él porque se quedaron con lo superficial, no lo conocen, no saben quién es”, continúa.
Vidaurre fue el séptimo y último de los aspirantes presidenciales de oposición que la dictadura Ortega-Murillo encarceló. A diferencia de los otros cinco precandidatos (Cristiana Chamorro está en la misma condición), el régimen mantiene al político conservador en arresto domiciliario. La Fiscalía sandinista lo acusa de “conspiración” en perjuicio de la sociedad nicaragüense y del Estado de Nicaragua.
“Es el costo de desafiar a Daniel Ortega”, dijo Enrique, quien no dudó en expresar de que si Vidaurre hubiese sido un “oportunista como decían”, Ortega lo “hubiera mantenido ahí, lo hubiera dejado participar”.
Si bien las encuestas nunca ubicaron a Vidaurre como un aspirante sólido que pudiera hacer frente en una posible elección al mandatario sandinista, en algún momento, cuando uno a uno fueron secuestrando a los demás precandidatos, se barajó al conservador como una opción. “Pero fue fugaz, los que se creían dueños del juego tampoco lo tomaron en serio”, expresó Enrique.
En las conferencias de prensa que se realizaban en la sede del partido Ciudadanos por la Libertad, Vidaurre siempre llegaba de último. A veces lo acompañaba el comentarista político, también bajo arresto domiciliario, Jaime Arellano. Si los otros aspirantes no querían comparecer ante la prensa independiente, el político conversador sí lo hacía. Hasta antes de su captura, en julio de 2021, sostuvo que la única salida para derrotar al régimen era el voto masivo.
Cuando le preguntaban por qué insistía en ser candidato presidencial en condiciones tan adversas y a su edad, Vidaurre expresaba que lo tomaba como un servicio al país que le había dado tanto, es decir, “la educación, el trabajo, y la felicidad”.
El día de su captura varias patrullas de la Policía Nacional llegaron a su vivienda para informarle que estaba investigado por “menoscabar la independencia, la soberanía, la autodeterminación e incitar la intervención extranjera”. Desde el 24 de julio Vidaurre no puede salir de su casa, está incomunicado y enfrenta un proceso por conspiración.
Noel Argüello Vidaure nació en Managua el 21 de enero de 1955. En aquella época el país estaba gobernado por Anastasio Somoza García, el primero de una dictadura familiar que se mantuvo en el poder hasta 1979.
Vidaurre estudió su primaria y secundaria en el Colegio Centro América. Sus estudios universitarios, sin embargo, los hizo en Chile. Desde 1973 hasta 1980 permaneció en el país sudamericano estudiando derecho y un postgrado en relaciones internacionales. Regresó al país ese mismo año, poco después de que los sandinistas derrocaron a la dictadura de los Somoza.
Entre 1980 y 1983 hizo un doctorado en derecho en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN Managua), y realizó estudios de inglés y economía en la Universidad de Colorado. En Costa Rica, en 1985, completó su formación con una maestría en administración de empresas en el INCAE de San José, Costa Rica.
“Él llegó por méritos propios a trabajar en el Gobierno sandinista de los ochenta y en el de Violeta Barrios. Tenía experiencia y por eso estuvo en buenos cargos”, expresa Enrique, quien señala que Vidaurre dio el siguiente paso en busca de su más grande sueño cuando decidió afiliarse al Partido Conservador (PC).
Vidaurre entró a las filas del PC a los 39 años, luego de acumular experiencia como asesor jurídico de la presidencia en 1983, viceministro de relaciones exteriores en 1991 y viceministro de economía y desarrollo en 1992.
“Entró en un relevo generacional, el primero después del derrocamiento de Somoza, en el año 1994. Recuerdo que se integró al partido con un grupo joven”, dice un político conservador que compartió con Vidaurre en los años noventa.
A Vidaurre le tomó poco tiempo convencer a la junta directiva del partido para que aceptaran su candidatura a presidente de Nicaragua por ese partido. Compitió en 1996 contra Daniel Ortega, Arnoldo Alemán del Partido Liberal Constitucionalista (PLC), y una veintena de agrupaciones políticas que finalmente lograron pocos votos.
Ese año resultó electo el liberal Arnoldo Alemán. Fue la primera derrota de Vidaurre que si bien logró a nivel nacional 39. 983 votos, fue insuficiente si lo comparamos con los 896. 207 que obtuvo la figura del PLC.
Inconforme con el resultado, Vidaurre se enfocó en entrar a la junta directiva del PC para mejorar la imagen de la organización política y llevar hasta la presidencia a un gobierno conservador como ocurrió entre 1910 y 1926.
“Lo consiguió, pero aquella época de los conservadores había terminado hace muchos años. Logró ser presidente del partido en 1997 y su objetivo fue lanzar su candidatura para las elecciones de 2001”, relata Enrique.
Quienes conocieron a Vidaurre entre 1996 y 2001 lo recuerdan como un político, profesional, con muchos “deseos de ayudar al país”. Su mayor virtud es su perseverancia y prueba de ello es que logró estar en la terna de una elección como presidente aunque finalmente quedó muy por detrás de sus rivales.
“Tiene el sobrenombre de ‘Rigio’ porque es cerrado, no es flexible. Ese puede ser su mayor defecto”, menciona el político conservador que compartió con el ahora preso político de la dictadura orteguista.
La fuente política recuerda que precisamente esa “cerrazón” lo llevó a abandonar el PC y que renunció a la candidatura presidencial del partido argumentando que no estaba recibiendo el apoyo de la junta directiva. Y en efecto, durante ese año la dirigencia del partido hizo campaña en favor del expresidente Enrique Bolaños.
“Tratamos con todas nuestras fuerzas hacer una alianza amplia que bajo la bandera verde pudiera triunfar. Hicimos todo lo que pudimos y estuvo a nuestro alcance para que fuese una casilla universal”, dijo Vidaurre a los medios de comunicación en esa época.
El político conservador expresó que en ese año Vidaurre probablemente alcanzó su mayor grado de aceptación… Sin embargo, “a pesar de tener buenos números, renunció y la malogró”.
“Se alejó de los partidos políticos casi catorce años si no mal recuerdo. Estaba decepcionado de todo lo que había ocurrido y por eso decidió ver de largo. Una vez me dijo que Ortega ganó en 2006 por la ambición de los liberales, y que iba a ser difícil sacarlo del poder después”, recuerda Enrique.
A Vidaurre se le vio cuestionando duramente la Ley 840, Ley del Gran Canal Interoceánico, en junio de 2013. No abandonó su carrera de abogado y habitualmente era solicitado por periodistas para exponer sus puntos de vista sobre algunas irregularidades legales cometidas por el régimen Ortega-Murillo en ese tiempo.
Sobre la redacción de la Ley Canalera Vidaurre dijo que no tenía dudas de que el texto de la ordenanza había sido escrito por abogados contratados por Wang Jing, el chino que se esfumó años después y que no concretó ninguna mega obra en el país.
Dos años después Vidaurre regresó a la política para acordar su candidatura a la presidencia con el PLC. En octubre de 2015 el conservador fue nombrado como aspirante a la presidencia por el expresidente Arnoldo Alemán y declaró que su objetivo era reunir a las fuerzas opositoras para construir la unidad que derrotaría a Ortega.
Sin embargo, nada de eso ocurrió. En abril de 2016 Vidaurre, tal como lo hizo en 2001, anunció su renuncia definitiva como candidato a presidente por el PLC argumentando diferencias con Arnoldo Alemán y los nombramientos familiares que este hizo para las candidaturas a diputados nacionales.
Vidaurre regresó en 2021, esta vez como candidato independiente para inscribirse en el mecanismo de selección promovido por el partido Ciudadanos por la Libertad (CxL). Aunque muchos lo tildaron de oportunista, él refrendó su postura de lucha contra el orteguismo y de regresar el poder a los nicaragüenses para que se hiciera justicia por la masacre gubernamental de 2018.
“Vidaurre regresó a la política motivado por cambiar la forma de gobernar de los liberales y los sandinistas. Lo hacía genuinamente. No tengo dudas”, dijo el político conservador a DIVERGENTES.
En una de sus últimas entrevistas, Vidaurre admitió a Confidencial que no existían condiciones democráticas, libres y transparentes para participar en una elección. No obstante, sostuvo que había que participar masivamente porque este era el único camino que quedaba para salir de Daniel Ortega y el Frente Sandinista.
Vidaurre fue el último precandidato arrestado por el régimen Ortega-Murillo. Era la opción que tenía CxL hasta antes que decidieron oficializar la candidatura de Óscar Sobalvarro, exjefe de la contrarrevolución, y Berenice Quezada, ex Miss Nicaragua.
En esa última entrevista, el 20 de julio, Vidaurre no respondió sobre si él sería o no el elegido por CxL. Tampoco quiso opinar sobre si Ortega permitiría que él participara como candidato de esa oposición. Lo único que respondió fue que era un candidato debidamente inscrito y que estaría a la expectativa de lo que ocurriera después. Cuatro días después la Policía llegó a su casa y el régimen le impuso casa por cárcel.
*Algunos nombres fueron cambiados a petición de las fuentes de información. La represión orteguista en Nicaragua ha provocado que los entrevistados colaboren únicamente desde el anonimato.