“Nuestro dactilar estará limpio”: Sacerdotes lanzan duras críticas contra ‘farsa electoral’

“Por la iglesia perseguida, porque los obispos y sacerdotes no somos hijos del diablo, ni golpistas, ni terroristas, por los encarcelados, exiliados y desempleados, por los que han muerto pidiendo libertad: Nuestro dactilar estará limpio”, plasmó en una manta un párroco del barrio Monimbó. El obispo de León, René Sándigo, ha sido el único jerarca que ha votado hasta ahora.

El padre Pedro Abelardo Méndez colgó una manta en su púlpito en Monimbó, Masaya. Cortesía.

Como es usual en elecciones anteriores, los fieles católicos asistieron a misa  temprano este domingo siete de noviembre. Pero en esta ocasión, pocos acudieron a los centros de votación. En cambio, escucharon a los sacerdotes que lanzaron desde los púlpitos duras críticas a los comicios generales sin competencia. 

Monseñor Rolando Álvarez, obispo de las diócesis de Matagalpa y Estelí, luego de la eucaristía, exhortó y recordó a la población nicaragüense el llamado de la Iglesia Católica para este siete de noviembre. La Conferencia Episcopal había publicado el 21 de octubre un mensaje a sus feligreses: “Ante la situación que vivimos, cada nicaragüense decida y actúe desde el interior e inviolable dignidad de su conciencia, libremente, para hacer lo que considere más justo y conveniente, en este momento para Nicaragua”.

El párroco de la Iglesia Santa Lucía de Ciudad Darío, padre Vicente Martínez, pidió a sus feligreses a quedarse en casa orando y “no participar de esta farsa electoral”. “Si la gente se presta a este circo, se estarían olvidando de las más de 300 personas asesinadas en el 2018 y olvidando a los presos políticos, a la gente que migra y que Nicaragua está en una extrema pobreza”, dijo el religioso. Dos semanas antes, el padre Martínez había afirmado que “un verdadero nicaragüense no iría a votar”, palabras que le costaron una visita de la Policía al día siguiente. 

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“Van a haber votaciones, pero no elecciones. Mucha gente va a ir a votar, pero yo sé que mucha gente no va a ir y yo sé que es cantidad la gente que va a ir, porque la misma mona con diferentes vestidos, entonces qué vamos a ir a hacer, es una realidad”, señaló el padre Martínez durante la misa celebrada el 17 de octubre.

En Monimbó, corazón de la insurrección de Masaya durante abril 2018, en la parroquia Santa María Magdalena, el padre Pedro Abelardo Méndez colgó una manta en la que se leía: “Por la iglesia perseguida, porque los obispos y sacerdotes no somos hijos del diablo, ni golpistas, ni terroristas, por los encarcelados, exiliados y desempleados, por los que han muerto pidiendo libertad”. “Nuestro dactilar estará limpio”. 

Desde el exilio, monseñor Silvio Báez, uno de los obispos más críticos al régimen, ofició la homilía desde Washington, donde aseguró que el mundo tiene la mirada hacia Nicaragua “a causa del ilegítimo evento que hoy se realiza”. “Hoy no es un día más de victoria en Nicaragua, hoy es un día más del doloroso camino de lágrimas y muertes que ha vivido el país”.

“Hoy parece imponerse las oscuras ambiciones de poder de quienes han hecho añicos nuestro país y sus cínicos discursos con los que han intentado distorsionar la historia y ocultar la verdad”, resaltó monseñor Báez. “Sin embargo, hoy no termina la historia de Nicaragua”. 

Sándigo vota en León

Medios oficialistas publicaron en sus redes sociales la asistencia del obispo de la Diócesis de León, monseñor René Sócrates Sándigo a su Centro de Votación correspondiente, por el momento ha sido el único religioso que ha ejercido su “derecho al voto”.  Monseñor Sándigo ocupó el lugar de monseñor Bosco Vivas luego de su muerte en junio de 2020. Ambos han sido señalados como obispos que han apoyado al régimen Ortega-Murillo, a pesar de que la ciudad de León fue uno de los bastiones de abril 2018. 

Hace un mes, ​​la Arquidiócesis de Managua, encabezada por el cardenal Leopoldo Brenes, expresó que Nicaragua ha “perdido una oportunidad valiosa para enderezar el rumbo de nuestra patria y solucionar los problemas sociales, políticos y económicos”. 

Por posiciones como éstas, los obispos de la iglesia católica son atacados por el mismo presidente Ortega y su esposa, la vicepresidenta Murillo. A principios de octubre, cuando el caudillo sandinista dio por iniciada su campaña electoral de manera televisada, insistió en llamarlos “terroristas”.

Para Ortega, los religiosos participaron en “un intento de golpe de Estado” tras el respaldo de la Iglesia a las manifestaciones que iniciaron en abril de 2018 y que fueron brutalmente reprimidas por el Gobierno. “Ellos [los obispos], como que fuesen electos, como que fuesen una autoridad electa, y como que tuviesen derechos, nos leyeron el ultimátum donde nos daban 24 horas para dejar el Gobierno, entregar el Poder Judicial, entregar la Presidencia, entregar el Poder Electoral, entregar la Asamblea Nacional… ¡Entregarlo todo!”, sostuvo Ortega en relación con una carta presentada por los representantes de la Iglesia al Ejecutivo en el marco de las negociaciones que se celebraron en Managua en 2018 para poner fin a la crisis política.

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