Ortega apuesta a China, su financiamiento y respaldo de potencia mundial

En uno de los momentos de mayor aislamiento internacional, el régimen nicaragüense realiza un viraje diplomático al estrechar relaciones con China comunista y romper con Taiwán. Analistas consultados consideran que esta medida se está haciendo para buscar fuentes de financiamiento, pues las sanciones internacionales siguen cerrando los flujos de las multilaterales. “Necesitan encontrar plata por donde se pueda”, dice el analista Manuel Orozco. Al mismo tiempo, desafía directamente a Washington

Laureano Ortega Murillo, hijo de la pareja presidencial, junto a autoridades de la China comunista. Cortesía.

Una delegación del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, encabezada por dos de sus hijos, Laureano y Rafael, y el ministro de Hacienda, Iván Acosta, se reunieron con autoridades de China comunista este jueves nueve de diciembre para restablecer relaciones diplomáticas. Un viraje diplomático en el que la pareja presidencial busca el respaldo del gigante asiático, una potencia mundial a la que no le interesa la democracia ni el respeto a los derechos humanos, como a Estados Unidos, según analistas consultados. 

Para el analista del Diálogo Interamericano, Manuel Orozco, la decisión representa también una reconfiguración en el mapa geopolítico, al plegarse a la postura de China, como lo hizo El Salvador y Costa Rica. Sin embargo, Orozco considera que existe un “interés oportunista” porque los Ortega-Murillo “están desesperados por recibir préstamos de China y lo más probable es que Taiwán decidió suspender el financiamiento que les estaba dando”. 

Ante el aislamiento internacional que ha sufrido el régimen de Nicaragua por la represión que ha ejercido luego de la crisis de 2018, Taiwán se convirtió en uno de los principales donantes. El Presupuesto General de la República de este año tenía consignado 216 millones de córdobas en donaciones, un monto que se elevó a 876 millones de córdobas a mediados de este año. La pequeña isla asiática se ubicó en el primer lugar de los donantes del régimen, superando a la Unión Europea y países como Suiza, Holanda, entre otros que han disminuido sus aportes luego de la deriva autoritaria. 

Sin embargo, después del rechazo de la comunidad internacional a los resultados de las votaciones en Nicaragua y la aprobación de sanciones internacionales, entre ellas la Ley Renacer, Taiwán se encontraba en una encrucijada con Nicaragua: si reconocer al régimen Ortega-Murillo o apoyar las decisiones de Estados Unidos, su principal potencia aliada, de desconocerlo y quitarle el financiamiento. Hasta el momento había optado por el silencio, pero también por votar a favor de la suspensión de la inauguración de una sede en Managua del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), una de las pocas entidades financieras que siguen otorgando préstamos al régimen, a pesar de las violaciones de derechos humanos que provocaron la suspensión de créditos en otras multilaterales. 

“Hay un déficit de financiamiento que Ortega no va a poder cubrir sin endeudamiento, porque no pueden seguir aumentando impuestos”, dijo Manuel Orozco. “El régimen sabe que el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el BCIE, y otros multilaterales no podrán otorgar más de $300 millones en préstamos (la mitad de lo que se endeudó en el 2021) ya que el riesgo de endeudamiento es alto”, agregó el politólogo. “Necesitan encontrar plata por donde se pueda”. 

Para el politólogo y experto internacional, Pedro Fonseca, es probable que haya intereses económicos en esta relación. “No descarto que esto pueda traer otras salidas para que el régimen pueda seguir operando y seguirse financiando”, manifestó Fonseca. Pero esta decisión “puede traer consecuencias brutales para las relaciones diplomáticas”.

En la tarde de este jueves la Cancillería nicaragüense anunció el rompimiento de relaciones con la República China, conocida como Taiwán. Horas después se anunció el restablecimiento de relaciones con China comunista. “El gobierno de Nicaragua se compromete a no volver a tener relación o contacto oficial con Taiwán”, cita el comunicado publicado por el Ministerio de Relaciones Exteriores de China. “China está dispuesta a fortalecer, a base de cinco principios de coexistencia pacífica, la cooperación amistosa en diversas áreas con Nicaragua, en beneficio de ambos países y pueblos”, agrega el documento. 

La decisión de la pareja presidencial llega en uno de sus momentos más críticos de aislamiento internacional, después de más de tres años de crisis política y luego de que los resultados de las elecciones del pasado siete de noviembre han sido rechazados por la comunidad internacional. 

Taiwán: “Cooperación exitosa fue ignorada por Ortega”

Ortega apuesta a China, su financiamiento y respaldo de potencia mundial
Ministerio de Relaciones Exteriores de Taiwán. EFE/EPA/RITCHIE B. TONGO

Taiwán, una isla ubicada al sudeste de la República Popular China (comunista), se encuentra separada de ésta desde finales de los años cuarenta, cuando estalló una guerra civil entre los dos partidos políticos dominantes de entonces. Taiwán se proclamó República China y fue reconocida por las Naciones Unidas hasta 1971, mientras que la otra fue reconocida como China Continental debido a su pujante economía y atractivo comercial para el resto del mundo. A partir de entonces, China impuso una política exterior drástica: si alguien reconoce a Taiwán, este país rompe relaciones diplomáticas con ese Estado. La medida le dio buenos resultados, pues ahora China comunista es conocida simplemente como China y es reconocida por casi 180 países, mientras que a Taiwán hasta hoy era reconocida por 15 países, entre ellos Nicaragua. 

“Un gran pesar que terminemos las relaciones diplomáticas con Nicaragua. La amistad de larga data y la cooperación exitosa que beneficia a la gente en ambos países fueron ignoradas por el gobierno de Ortega. Taiwán permanece firme y continuará como una fuerza para el bien del mundo”, publicó un tuit el ministerio de Asuntos Exteriores de Taiwán, esta tarde. 

Durante el régimen sandinista de los años ochenta, Nicaragua rompió relaciones con Taiwán un siete de diciembre de 1985 para unirse a la tendencia comunista de China. Sin embargo, una vez tomó el poder Violeta Barrios de Chamorro en 1990, se rompieron las relaciones con China Continental y se establecieron con Taiwán. Ortega ratificó esta decisión en los años 2007 y 2013. 

La cooperación de Taiwán brindó edificios, un estadio de béisbol, una ciudadela y había un tratado de libre comercio, donde compraba café procesado, azúcar de caña, chatarra metálica, despojos comestibles, vísceras de bovino, camarón de cultivo, carne de bovino, embutidos, café oro, langosta; y proyectos de arroz, frijoles, plátanos y bambú, además de hortalizas y frutas.  

“Resulta escandaloso que Nicaragua haya roto con Taiwán después de muchos años de relaciones económicas, comerciales, sobre todo después de recibir por muchos años distintas manifestaciones de cooperación internacional”, señaló el politólogo Pedro Fonseca.

Disminuye la influencia de Estados Unidos

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EFE/EPA/MICHAEL REYNOLDS

Para Fonseca, China está consiguiendo influir en occidente, donde se supone que Estados Unidos tenía liderazgo y hegemonía. “Centroamérica se ha volcado hacia China y la región está cambiando de paradigmas. Al gobierno chino lo que le interesa es extender su margen de influencia y lleva años intentándolo”, agregó. 

Aunque los detalles de los acuerdos se conocerán en los próximos días, en los que el gigante asiático puede estar interesado en la mano de obra barata nicaragüense y los recursos naturales, de momento se puede suponer que para restablecer las relaciones con China, Nicaragua le ofreció el rompimiento con Taiwán. 

La decisión ya ha provocado reacción en Estados Unidos. El Subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Brian A. Nichols, dijo que Ortega y Murillo “continúan tomando decisiones egoístas a expensas del pueblo nicaragüense”. Nichols expresó que “corre el riesgo de sufrir la pérdida de un socio democrático confiable en Taiwán”.

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