En estos días, Alejandra ha limitado sus gastos. Ya no sale a comer en restaurantes y dejó de comprar en línea. Desde que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lanzó su política migratoria con la que prometió masivas deportaciones, Alejandra está ahorrando dinero para pagar un abogado, y de esta manera legalizar su situación migratoria.
Llegó a Estados Unidos en enero de 2023, en compañía de su esposo y su hijo, que en ese momento recién había cumplido un año de edad. Viajaron en las excursiones que salían del 7 Sur, en Managua, rumbo a Guatemala, desde donde cruzaron por punto ciegos a México. En la frontera con Estados Unidos se entregaron. Ella fue liberada casi de inmediato, junto con el niño, mientras que su esposo demoró un poco más de una semana en un centro de detención.
“Mi esposo salió con un grillete en el pie y durante los primeros meses enviaba fotografías y su ubicación a los agentes de Migración”, dice Alejandra. Ellos iniciaron su proceso de legalización a través de la aplicación de CBP One, una opción para que personas indocumentadas pudieran acceder a una cita con un oficial de Inmigración en la frontera. La aplicación permitía a las personas someter información biográfica personal y del grupo familiar con el que viaja para luego presentarse en un punto de entrada y llevar su caso de asilo.
A través de esta aplicación, que empezó a funcionar en enero de 2023, más de 930 000 personas se presentaron en los puertos de entrada para que las autoridades procesaran sus casos, según el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés).
Sin embargo, desde la llegada de Trump al poder en Estados Unidos el 20 de enero de este año, la aplicación fue cerrada y dejó de funcionar. En el mensaje en la web de CBP, que se refiere a los migrantes en tránsito en México como “extranjeros indocumentados”, se avisa además de que las citas “agendadas” ya han sido canceladas.
La disminución de los “flujos de remesas fuertes”

Alejandra y su familia, que tenían una cita agendada, quedaron en un limbo. Por eso es que está ahorrando para pagar un abogado, y legalizarse con su familia. “Sólo envío dinero para los alimentos de mis tres perritos que dejé en Nicaragua”, dice Alejandra.
DIVERGENTES consultó con otros dos nicaragüenses que permanecen indocumentados desde 2021. Ellos dicen que en las últimas semanas no han enviado remesas, por el temor a buscar trabajos temporales en ferreterías o en construcciones, porque les preocupa quedar atrapados en redadas para luego ser deportados.
La disminución de las remesas, producto de la nueva política migratoria de Trump, es una amenaza seria para la economía de Nicaragua. El último informe del Fondo Monetario Internacional (FMI), publicado el 7 de febrero de 2025, aseguró que “el desempeño económico de Nicaragua sigue siendo robusto soportado por políticas macroeconómicas prudentes y flujos de remesas muy fuertes”.
Aumentan los migrantes, aumentan las remesas

Las remesas en Nicaragua son un pilar de la economía. En 2024, las remesas alcanzaron su pico más alto en la historia del país: 5243.1 millones de dólares. Según el FMI, esto representó el 27.2% del Producto Interno Bruto (PIB) –que mide el valor de los bienes y servicios que produce el país–.
La mayoría de las remesas provienen de Estados Unidos (82.7%), según cifras del Banco Central de Nicaragua (BCN). Sólo en diciembre de 2024, desde Estados Unidos se enviaron 393.6 millones de dólares en remesas. Un mes antes, en noviembre, se alcanzó la cifra récord de 400.2 millones de dólares en remesas desde el país norteamericano.
Las remesas hacia Nicaragua aumentaron en la medida que incrementó la migración de nicaragüenses en los últimos años. Por ejemplo, desde 2018 –cuando inició la crisis sociopolítica en Nicaragua– han migrado a Estados Unidos, casi medio millón (497 216) de nicaragüenses. Esto significa que entre 2017 y 2024, las remesas desde Estados Unidos aumentaron casi cinco veces (464.24%). Es decir, en 2017 se enviaron desde este país 769.2 millones, mientras que en 2024 se enviaron 4340.2 millones de dólares.
Sólo en los dos últimos meses de 2024, se enviaron desde Estados Unidos 793.8 millones de dólares, casi 25 millones de dólares más que en los 12 meses de 2017, antes de la crisis política.
Un reciente informe de la Fundación Puentes para el Desarrollo indica que “las remesas han desempeñado un papel esencial en la estabilización de la economía nicaragüense durante períodos de turbulencia económica, tales como la crisis sociopolítica de 2018 y la pandemia de covid-19”.
Remesas bajan “porque tienen miedo de salir a las calles”
Todo este esquema se encuentra amenazado desde la llegada de Trump a la Casa Blanca. Tal y como prometió en campaña, la mayoría de sus primeras políticas están dirigidas a restringir la inmigración: aumentó la presencia militar en la frontera con México, suspendió la admisión de refugiados y cerró la aplicación de teléfono que usaban los solicitantes de asilo para pedir una cita.
El Departamento de Seguridad Nacional autorizó además los arrestos de migrantes en escuelas e iglesias, y comenzó a utilizar aviones militares para repatriar a personas sin estatus legal, en lo que se pretende sea la mayor deportación de la historia del país.
Un nicaragüense, trabajador de una agencia de remesas de Florida, dice que el envío de remesas “ha bajado bastante” en las últimas semanas. “Acá donde yo trabajo vienen personas de Guatemala y México, son los que más cantidad de dinero mandan, y estas últimas semanas casi no han venido, por el temor de las redadas que se andan haciendo”, agregó. “La gente tiene miedo de salir a las calles”.
Identificaciones para enviar remesas en Florida

Hace dos semanas, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, anunció restricciones al envío de remesas desde ese estado. DeSantis propuso la implementación de un sistema de verificación de identidad para las transferencias de dinero al extranjero, similar al E-Verify, utilizado para determinar el estatus migratorio de empleados.
Según DeSantis, la medida busca garantizar que solo los ciudadanos y residentes legales puedan enviar remesas desde Florida, lo que afectaría directamente a miles de inmigrantes indocumentados que dependen de estos envíos para sostener a sus familias en el extranjero.
El gobernador argumentó que esta restricción serviría como un “enorme disuasivo” para los inmigrantes sin estatus legal, al dificultar el acceso a sistemas de transferencia de dinero.
El trabajador de la agencia de remesas explicó que la mayoría de los que envían dinero son indocumentados, y las compañías, cada vez más, están pidiendo más requisitos. Por ejemplo, en esa agencia se puede enviar dinero, sin presentar pasaporte, siempre y cuando se envíe menos de 1000 dólares, pero “ahora ya están pidiendo que presentes algún documento”.
País dependiente de remesas

El especialista en remesas y migración del centro de pensamiento, Diálogo Interamericano, Manuel Orozco, afirma que el crecimiento económico de Nicaragua ha sido exclusivamente resultado del aumento significativo de las remesas.
Según los datos de Orozco, actualmente más de un millón de hogares reciben remesas, cuando en 2018 eran menos de 600 000. Sin el auge de remesas de entre 2021 y 2024, la economía hubiera crecido apenas 1.5% anualmente, cuando el crecimiento ha sido de más de 4% en los últimos dos años.
El propio FMI advierte que el crecimiento del PIB real se modere al 4% en el corto plazo y 3.5% al mediano plazo, “en medio de un menor ritmo de crecimiento de remesas, una contribución limitada de la fuerza laboral al crecimiento”, cita su informe.
Un estudio reciente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) determinó que Nicaragua es una de las economías, de medio y bajo ingreso, donde las remesas influyen en el PIB. Es decir, este estudio revela que las remesas en Nicaragua son más importantes que en los demás países centroamericanos (Honduras, Guatemala y El Salvador), u otros países como Haití.
Mientras, Alejandra dice que antes enviaba hasta 250 dólares mensuales en remesas, para algunos familiares –que aún quedan en Nicaragua, pues ella se encuentra con la mayoría en Estados Unidos– y para los alimentos de sus mascotas, pero en el último mes envió menos de 100 dólares y piensa enviar cada vez menos. “Lo que ahorremos será para pagar el abogado”, dice, y aclara: “si tenemos que regresarnos a Nicaragua, al menos lo haremos con algo de dinero ahorrado” .