La redada policial que ejecutó la Policía del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo en contra de al menos 57 opositores, activistas, periodistas y familiares de víctimas en la mayoría del territorio nacional, es parte de una tendencia represiva previsible de la dictadura sandinista que se aferra a una política de puertas giratorias para tener presos políticos como cartas de negociación y para desarticular cualquier brote de oposición en el país.
“La liberación de 222 presos políticos fue vista como una muestra de debilidad por sus bases y aliados internacionales, por eso se esperaba que llenaran nuevamente las cárceles con otros presos, aunque ahora existe una clara diferencia”, explicó el sociólogo y analista político Douglas Castro en esta entrevista con DIVERGENTES.
El nuevo patrón identificado por el sociólogo en estas nuevas detenciones es que los procesos judiciales no son “eternos”, sino que ahora se procede a acusarlos por delitos como “menoscabo a la soberanía nacional” y “propagación de noticias falsas” y luego a trasladarlos a sus casas bajo arresto domiciliario pero con la exigencia de que deben presentarse a firmar a la delegación policial más cercana.
“Esta obligación de ir a firmar diario a las estaciones policiales es una forma de intimidación cuyo objetivo no solo es desarticular las redes opositoras en el país, sino que muchos tomen la decisión de exiliarse. Esto también es un cálculo racional del régimen para reducir el costo político de tener más presos en las cárceles”, explicó Castro.
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El régimen sandinista capturó y luego acusó de forma exprés a los detenidos por los delitos políticos de “conspiración para cometer menoscabo de la integridad nacional y propagación de noticias falsas”. Posteriormente, más de la mitad de ellos fueron enviados a arresto domiciliario. Durante la jornada, según datos del Monitoreo Azul y Blanco, fueron capturadas 57 personas (22 mujeres y 35 hombres).
“Hay un mapeo de activistas, opositores y defensores de derechos humanos que todavía están en el país. Lo que están haciendo es empujar al exilio a la gente en una nueva oleada de terror”, explicó una fuente de las redes ciudadanas a DIVERGENTES.
Las detenciones y todo el proceso estuvo lleno de irregularidades. Además de violentar el debido proceso, al momento de hacerles la audiencia no les permitieron tener a un abogado de su elección, asimismo se les llevó secuestrados ante una autoridad judicial en horas de la madrugada y se aplicó una audiencia masiva, algo que jamás se había visto en la historia de Nicaragua, explicó la abogada Yonarqui Martínez.
El reto de articulación de la oposición dentro de Nicaragua
El analista político consultado por DIVERGENTES consideró que esta nueva ola de arrestos y procesos judiciales representa no solo una nueva etapa de represión del régimen sandinista, sino el reto mismo de la oposición de resistir dentro de Nicaragua a pesar de las arbitrariedades de la dictadura sandinista.
“El objetivo es que no haya ningún tipo de oposición dentro de Nicaragua. Personalmente creo que es imposible que logren su cometido. Siempre va a haber algún tipo de resistencia o algún tipo de oposición desde las catacumbas, aunque no se manifiesten abiertamente”, afirmó Castro.
Una fuente vinculada a la Policía Nacional que habló con DIVERGENTES bajo condición de anonimato confirmó lo dicho por Castro, y explicó que el régimen continuará ejecutando este tipo de operativos en contra de personas que se declaren como opositoras y estén realizando alguna acción, por mínima que sea, para cuestionar al régimen sandinista.
“A los ciudadanos que les abrieron un proceso judicial no les queda más que cumplir con ir a firmar todos los días a las delegaciones policiales o exiliarse, que es lo que pretende el Gobierno. El mensaje es ‘vamos a apretar hasta el fondo para que dejen de organizarse’. Eso es lo que tratan de transmitir”, reveló la fuente.
Castro manifestó que el aumento de la represión representa mayores retos y desafíos para la oposición en Nicaragua y la que se encuentra en el exilio. Si bien esta ola de arrestos provocó un bajón en los ánimos, el sociólogo consideró que debe ser visto como un aliciente para fortalecer las redes.
“Sin una oposición vibrante a lo interno del país, es complejo que exista una transición a la democracia. Difícilmente el cambio se realizará afuera, en el exilio, desde la diáspora, desde la comunidad internacional. Es cierto, son importantes, pero no podemos desestimar que siempre que hay cambio la oposición interna juega un rol relevante y por eso hay que construirla. Y la dictadura lo sabe. Es por eso que trata de poner más obstáculos a ese proceso”, indicó Castro.
Castro afirmó que el aumento de la represión no obedece específicamente a alguna presión internacional, aunque no se puede descartar. “Hasta ahora la tendencia es que el aumento de la represión es parte de un proceso autoritario que se ejecuta poco a poco”, dijo Castro. En cuanto al rumbo que tiene Nicaragua, el sociólogo manifestó que será la continuidad de lo que estamos viviendo y, vista la tendencia represiva, lo que se puede percibir es un empeoramiento de la situación.