La dictadura de Daniel Ortega Saavedra (D.O.S.) y Rosario Murillo se encuentra en plena decadencia por su aislamiento internacional y nacional, como consecuencia de la violación de los derechos humanos –como atestiguan los presos expulsados y desnacionalizados recientemente-, por la brutal represión y la consistente corrupción de la cúpula del poder. Este aislamiento es consecuencia no sólo de la deriva del régimen sino, sobre todo, del activismo del pueblo nica y de la solidaridad internacional, que consiguieron desmontar el discurso antiimperialista con el que intentaron encubrir su locura de poder.
El trabajo que tienes delante fue posible por la colaboración de seis medios de Centroamérica, México y España que produjeron entrevistas, reportajes, análisis, un podcast y material gráfico, que contribuyen a la comprensión de un fenómeno que nos produce enorme consternación: el secuestro de la revolución y los sueños sandinistas para beneficio de la familia Ortega-Murillo y de quienes aún la sostienen, sólo por los beneficios materiales que perciben.
Abordamos las estrechas relaciones del régimen con Estados Unidos; la alianza con sectores de la Contra y con las grandes corporaciones globales que saquean recursos como el oro y el camarón; la violación de los derechos humanos, el encarcelamiento en condiciones humillantes y los crímenes contra la población. Además, se analizan las posiciones de las izquierdas sobre Nicaragua, las alianzas que aún sostienen a la dictadura, las dificultades de la oposición para unirse y el papel de las feministas en el aislamiento del régimen, desde que Zoilamérica denunció a Ortega por violación.
Tenemos la convicción que la dictadura se está agrietando. La liberación de 222 presos políticos, la caída en desgracia de altos cargos de la dictadura que habían cumplido fielmente con la familia en el poder, son tan elocuentes como la firmeza mostrada por todos los presos pese a las tremendas condiciones de su cautiverio. Nadie se ha doblegado en Nicaragua. Ni los presos, ni los exiliados, ni el periodismo, ni el pueblo que, en cada ocasión que puede, muestra su profundo malestar pese a la represión y el estricto control que sufre. La abstención de la mayoría absoluta de la población en las últimas elecciones, enseña la contumaz y silenciosa rabia que atesora la sociedad, dispuesta a retomar la protesta como lo hizo en 2018.
Estos trabajos pretenden ser un sencillo homenaje –y también un aliento- a todas y todos los nicas que no se doblegaron, que siguen resistiendo de las más diversas formas a la tiranía. Pero de modo muy particular, a quienes siguen sosteniendo los ideales y el ejemplo de Sandino de ver una Nicaragua libre y soberana.
Los medios que participan en este trabajo son: Desinformémonos de México, Agencia Ocote de Guatemala, Divergentes, Expediente Público, Despacho 505 los tres de Nicaragua y Público, de España. Todos bajo la coordinación de la alianza Otras Miradas, un proyecto centroamericano de periodismo colaborativo y comprometido que busca contar una región olvidada en la agenda de los grandes medios.
Textos: Divergentes, Despacho 505, Expediente Público, Raúl Zibechi con apoyo de Gabriela Moncau y Leonardo Cardozo, Gabriela Moncau, Hernán Ouviña, Hermann Bellinghausen, Julio César Guanche, Mujeres de Frente, Danilo Albin, César Calero y Esther Rebollo.
Fotografías: Despacho 505, Divergentes, Expediente Público, Público, Gallotronic08, Mujeres de Frente, Otras Miradas.
Edición: Raúl Zibechi y Francesc Relea.
Coordinación general: Otras Miradas
Gran parte del trabajo realizado para este especial fue hecho por periodistas nicaragüenses en el exilio que por razones de seguridad omiten sus nombres.