El último informe de la Fundación por la Libertad de Expresión y Democracia (FLED), publicado el miércoles 10 de octubre, informó que hasta septiembre de este año, se contabilizan al menos 223 periodistas nicaragüenses en el exilio.
El documento, correspondiente al tercer trimestre de 2023 (julio, agosto y septiembre), registró el destierro de dos periodistas y el exilio forzado de otros seis profesionales.
“La persecución, exilio y destierro de reporteros y comunicadores sigue creciendo de forma considerable, mientras tanto, los casos de denuncias disminuyen cada día debido al temor de las víctimas a ser identificados; incluso en los que hacen las denuncias bajo la condición de anonimato”, señala el informe de la FLED, organización vinculada con la red Voces del Sur en Nicaragua.
La FLED documentó un total de 14 alertas que devinieron en 20 casos de violaciones a la libertad de prensa, en contra de 11 periodistas y dos medios de comunicación.
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Además, conoció del asedio y amenazas de la Policía y sujetos paraestatales a al menos cinco familiares de comunicadores exiliados. Algunos de sus familiares optaron por salir del país para evitar ser víctimas de estas agresiones. “También se reporta el acoso telefónico desde números desconocidos a un menor de edad, hijo de una periodista exiliada”, agrega el informe.
Ataques de voceros sandinistas
El informe destaca que durante los últimos tres meses, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo utilizó “con mayor fuerza” a los agitadores sandinistas, que trabajan en medios de comunicación propiedad de la familia presidencial, para agredir, calumniar e intentar descalificar a medios y periodistas independientes.
Entre las periodistas agredidas y víctimas de estas calumnias el informe registra a Berta Valle, expresentadora de televisión y coordinadora de proyectos periodísticos.
Además, las periodistas Lucía Pineda Ubau, directora de 100% Noticias, y Jennifer Ortiz, directora de Nicaragua Investiga, a quienes “los voceros sandinistas calumnian de forma constante, únicamente por mantener en la agenda de los medios de comunicación que lideran, un enfoque orientado a la documentación de casos de violaciones a derechos humanos y la publicación de trabajos periodísticos que denuncian actos de corrupción en las diferentes esferas de la gestión estatal”.
Otros periodistas agredidos de esta misma forma son Javier Meléndez, director de Expediente Público, Fernando Centeno Chiong, director de 9 en Punto en Radio Corporación; Miguel Mora, fundador de 100% Noticias, Miguel Mendoza, periodista deportivo; Sergio Marín, director de la Mesa Redonda, y Manuel Guillén, caricaturista de La Prensa.
Los agitadores sandinistas que realizaron estas agresiones son William Grigsby, Enrique Quiñónez, Rafael Méndez, Lucas Reyes, Moisés Absalón Pastora, según el informe.
Radios locales han cambiado programación, priorizan el formato evangélico
La FLED comprobó que algunas radios locales que todavía operan en su versión análoga en diferentes departamentos del país “han cambiado drásticamente su programación, suprimiendo completamente los noticieros y manteniendo una programación exclusivamente musical”.
Identificó que emisoras se han visto forzadas a cambiar de razón social o formato de programación. En al menos seis casos, en igual número de municipios, “las radios han mutado a programación exclusivamente cristiana, con un completo giro a la religión evangélica”.
La organización condenó la expulsión de la periodista hondureña Kenya González Volkanoe, quien pocas horas después de haber ingresado al país el pasado seis de agosto, fue sacada por la fuerza de Nicaragua.
“Estaba ya dentro del país, casi llegando a Managua cuando agentes de Migración y Extranjería llegaron a traerme, y me regresaron hasta la frontera ‘Las Manos’, sin darme ninguna explicación”, denunció González.
El documento destaca la conmemoración del pasado 8 de septiembre, Día Internacional del Periodista, “en la que el periodismo renovó el compromiso de informar a sus audiencias de forma ética y objetiva a pesar de las dificultades propiciadas por la política represiva del Gobierno de Nicaragua y las dificultades que implica hacer periodismo desde el exilio”.