En el crisol de la migración y la crisis sociopolítica en Nicaragua emergen las historias de las mujeres nicaragüenses en Costa Rica. Relatos tejidos con hilos de valentía, adversidad y resiliencia, que hoy presentamos en este especial: “Mujeres desplazadas en resistencia”.
Desde la violencia política que azotó Nicaragua en 2018, estas mujeres se han visto forzadas a abandonar sus hogares en busca de seguridad y oportunidades en tierras vecinas. Sin embargo, su trayectoria migratoria se entrelaza con obstáculos que revelan la complejidad de su experiencia.
Una de las facetas más destacadas es la realidad laboral que enfrentan estas mujeres exiliadas. A pesar de tener una alta calificación académica y laboral, se encuentran relegadas a empleos poco remunerados y precarios, en su mayoría relacionados con el cuidado doméstico y la asistencia del hogar. Es el caso de María René Mercado, cuya experiencia y habilidades son subestimadas en el mercado laboral costarricense, obligándola a trabajar en empleos que no reflejan su verdadero potencial.
La falta de reconocimiento de sus capacidades se agrava para aquellas mujeres que carecen de documentos en regla, quienes se ven obligadas a laborar en la clandestinidad, sin protección laboral, ni acceso a servicios básicos. Las políticas migratorias y laborales restrictivas complican aún más su situación. Sobre todo limitan su acceso al refugio y restringen la obtención de permisos de trabajo.
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Pero en medio de estas adversidades, los emprendimientos emergen como un salvavidas económico para muchas mujeres migrantes. A través de pequeños negocios familiares, como el de gastronomía nicaragüense de María René, estas mujeres encuentran una vía para subsistir ante una economía hostil y contribuir al sustento de sus familias. Sin embargo, la falta de reconocimiento de sus habilidades y la discriminación laboral, persisten como barreras para su integración plena en la sociedad costarricense.
Otro frente de lucha lo protagonizan las activistas estudiantiles perseguidas por el régimen Ortega-Murillo en Nicaragua. La persecución política ha interrumpido sus estudios universitarios: las han obligado a exiliarse y enfrentar obstáculos adicionales en su camino hacia la educación superior. Casos como el de Katherine Ramírez y Helen Méndez reflejan cómo la represión política ha truncado sus sueños académicos. Ellas se enfrentan a amenazas y dificultades para obtener la documentación necesaria para continuar sus estudios en el extranjero.
La situación económica, el estatus migratorio y la maternidad complican aún más el acceso a la educación para estas mujeres, quienes, a pesar de los obstáculos, perseveran en su lucha por la formación académica, convirtiendo su educación en un acto de resistencia y activismo político.
Pero la migración también expone a las mujeres nicaragüenses a situaciones de violencia y hace evidente su vulnerabilidad en un país extranjero. La impunidad en los casos de femicidios refleja la falta de protección y acceso a la justicia para estas mujeres, cuyos casos rara vez llegan a los tribunales.
Es imperativo que se implementen políticas estatales que protejan sus derechos y brinden el apoyo necesario para su integración plena en la sociedad costarricense. En los espacios feministas encuentran un refugio vital en los que pueden alzar su voz, denunciar la violencia y buscar justicia, marcando así el camino hacia un futuro más justo y equitativo para todas.
Este especial es un homenaje a la fuerza y la determinación de las mujeres nicaragüenses en Costa Rica. Un llamado a la acción para construir un mundo donde la migración no sea sinónimo de vulnerabilidad, sino una oportunidad para construir una vida mejor.
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