La ferretería en la que trabajó Lucía durante ocho años cerró abruptamente. Ubicada en un municipio del departamento de Estelí, al norte de Nicaragua, la pequeña empresa familiar con más de quince años de existencia, desapareció en cuestión de días y en su lugar emergió una megatienda china con ofertas y productos pintorescos. “La alquilaron a los chinos”, cuenta la joven de 28 años, quien aceptó hablar con DIVERGENTES bajo condición de anonimato.
Lucía, encargada de la administración del local, relató que dos ciudadanos chinos y un nicaragüense se presentaron a la ferretería pidiendo hablar con los dueños. Luego de una reunión de dos horas, un par de días más tarde, los propietarios del negocio comunicaron a sus colaboradores que iban a cerrar.
La empresa no estaba en números rojos, sin embargo, las ganancias habían disminuido considerablemente en el último trimestre de 2024. La oferta de 5000 dólares mensuales realizada por los chinos fue suficiente para que los dueños de la ferretería decidieran cerrar su negocio de años, y que en su lugar emergiera la tienda asiática.
“Ellos fueron bien honestos con nosotros. Les salía mejor alquilar y ganar ese dinero y vivir sin estrés de estar pagando a los tres empleados que tenían. Los chinos incluso compraron el producto que tenían en los estantes y a los dos días ya tenían sus cosas”, detalló Lucía con un tono de desesperanza.
Pequeños emprendedores los más afectados

Al igual que pasó con la ferretería en la que trabajaba Lucía, otros ciudadanos chinos también visitaron otros negocios ubicados en zonas estratégicas del poblado. Con el paso de las semanas las panaderías, las ventas de ropa usada y las distribuidoras de comida cerraron para dar paso a las tiendas chinas.
Si bien el negocio del alquiler es suculento para los dueños de negocios o de las propiedades, los más desfavorecidos son los pequeños emprendedores y empleados que dependían del arriendo de un espacio para continuar desarrollando su actividad comercial y seguir manteniendo sus hogares.
En el municipio de Estelí en el que vive Lucía, DIVERGENTES conoció al menos a dos emprendedores quienes también rescindieron contratos con dueños de locales, porque la oferta de arriendo de los chinos era muchísimo mejor que la que habían negociado ellos. Los propietarios no solo cancelaron los tratos, sino que hasta les pagaron por los meses que restaban en los contratos.
¿Gentrificación a lo chino?
“Los chinos han elevado los alquileres. Como pagan tan bien, entonces los dueños de locales esperan que vengan chinos o que un nacional les pague el montón. Los más afectados somos nosotros, porque quedamos en un limbo”, refirió uno de los emprendedores que habló con este medio de comunicación bajo condición de anonimato.
En diciembre de 2024 en un recorrido por distintos puntos del país, DIVERGENTES documentó la vasta expansión de los establecimientos chinos surgidos con fuerza desde 2023, gracias a la reciente alianza política que forjó la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo con la República Popular de China.
DIVERGENTES visitó las cabeceras departamentales del Pacífico de Nicaragua para documentar la aparición de estos establecimientos, los cuales generan especulaciones sobre los beneficios que les brinda el régimen a los inversores chinos para sus multitudinarias aperturas.
Rivas es uno de los departamentos en el que la llegada de los comercios chinos es más lenta. Bazar Oriental, Grandes Almacenes de China, MTMAX, Centro Comercial China Wanda, Chinese Store y Abasto Comercial Jasmin, son algunos de los locales nuevos en este departamento durante el último año. La mayoría de ellos cercanos o dentro del mercado central de la cabecera departamental.
Dinero en mano de los chinos genera dudas e inquietudes

Los ciudadanos chinos siempre llegan en par y acompañados con un nicaragüense. El último es el que introduce a los extranjeros y expone el interés de alquilar por cinco o diez años las propiedades. Si el dueño del local duda sobre este ofrecimiento, inmediatamente lanzan la oferta inicial que es de 5000 dólares.
“Dependiendo del local, de su ubicación y de si es grande o mediano, ellos ofrecen más dinero y hasta remodelar el lugar para que se adecúe a lo que ellos buscan para ofrecer sus productos”, afirma Josué, un nicaragüense que ha sido visitado dos veces por ciudadanos chinos para poner en alquiler sus negocios.
Josué vive en un municipio de Granada. Por seguridad solicitó no revelar su identidad y ubicación. Su familia cuenta con varias propiedades que tienen en alquiler para negocios propios y de otros emprendedores. Los dos locales más grandes fueron los que buscaron los chinos para hacerles una oferta para ser alquilados.
“Primero llegaron a preguntar por lo que distribuimos y también querían saber si era rentable o no. No vi nada inusual en sus preguntas porque creí que querían comprar por mayor. Al día siguiente regresaron con una oferta formal”, cuenta Josué, quien está al mando de los negocios familiares junto a su papá.
Tentadoras ofertas de negociantes chinos
Los ciudadanos chinos le ofrecieron pagar un alquiler mensual de 10 000 dólares, más una suma adicional de 20 000 por la remodelación del local. La oferta, descrita como alucinante por Josué, le pareció todavía más increíble cuando le expresaron que el arriendo sería por un período de 10 años.
“Yo no soy de emocionarme mucho por el dinero, es importante, pero siempre con mi papá analizamos todo. La oferta fue alucinante, pero había muchas dudas. Desde el contrato que íbamos a firmar y cómo nos situamos los nicas frente a las ventajas que pueden tener los chinos por la relación estrecha con el Gobierno. Todo eso nos hizo declinar la primera oferta para ese local”, afirmó Josué.
Las dudas que generó el billetazo chino a Josué no pueden minimizarse en un contexto como el de Nicaragua, opinó el jurista Juan Diego Barberena. Según el abogado exiliado en Costa Rica, el Tratado de Libre Comercio firmado entre el Gobierno y China, puede ocultar algunos privilegios de los extranjeros sobre los nacionales en relaciones contractuales de este tipo.
Arrendatarios nicas deben evitar quedar en desventaja

“Existe un riesgo por desconocimiento de a qué nos enfrentamos. Hay que leer la letra pequeña para estar seguros de que al firmar cualquier contrato no hay una desventaja para los nicaragüenses”, expresó Barberena, quien destacó que jurídicamente los ciudadanos chinos no pueden, como arrendatarios, exigir dominio, porque las leyes nacionales no lo estipula así en este tipo de negocios, aunque dejó entrever que al no existir en Nicaragua un clima de seguridad jurídica, cualquier cosa podría pasar.
Barberena agregó que quien más pierde en este tipo de negocios son los nacionales que levantan la economía local, pues no solo tienen que competir contra el dinero chino que ofrece diez veces más a un dueño de local por un alquiler de una propiedad, sino por los privilegios que los extranjeros tienen gracias a ese tratado comercial.
“Todo esto va en detrimento de la libre competencia, en contra de los negocios locales. No solo porque se le otorgan privilegios a los chinos, sino porque tienen exenciones fiscales que remarcan la competencia desleal”, explicó el abogado.
Prueba y error
Josué y su papá finalmente declinaron la oferta de los ciudadanos chinos. Exponer su patrimonio no era una opción y menos cuando surgieron muchas dudas al momento de la oferta de los extranjeros.
No obstante, los extranjeros los buscaron de nuevo pero esta vez preguntando por un pequeño negocio, de mucha menor extensión territorial, pero ubicado en un punto estratégico de la ciudad en la que viven. Esta vez la oferta fue menor, pero competitiva comparado con lo que usualmente disponen los ciudadanos chinos para alquilar locales en el país.
“Ellos se sorprendieron cuando me vieron a mí al frente del negocio. Quizás por eso rebajaron sus expectativas y ofrecieron sin mediar palabra 7000 dólares mensuales por un contrato de cinco años”, relató Josué, quien confirmó que aceptó la propuesta como una especie de prueba y error.
Las dudas de Josué surgen por la nula defensa que el régimen sandinista no ha dedicado a los nacionales en casos específicos contra extranjeros. El joven empresario mencionó como ejemplos el fallido proyecto del canal interoceánico y las expropiaciones que el régimen pretendía realizar a cientos de campesinos cuyas fincas estaban en medio de la ruta.
“Veremos cómo nos va, si sale bien y si no viene ninguna trampa. El dinero del alquiler es bueno, mucho más de lo que nosotros sacamos a ese local. Pero como con esta gente no se sabe, mejor ir paso a paso”, finalizó Josué.