La salida del embajador Sullivan complica “diálogos al más alto nivel” con Estados Unidos

El efecto de la ausencia de un embajador pone en aprietos las relaciones y diálogos al más alto nivel: la fisura es grave con el régimen Ortega-Murillo. Estados Unidos deja a Kevin O’Reilly como encargado de negocios de la Embajada en Managua, cuya carrera se ha forjado en países en contextos desafiantes, como Irak. El diplomático ha coordinado importantes foros entre la administración estadounidense y gobiernos de diversos países de la región

El embajador Kevin Sullivan fue blanco de ataques durante su misión por el discurso oficial de la pareja sandinista. Foto: cortesía embajada.

Tras el anuncio de la salida del embajador Kevin Sullivan de Nicaragua, que pone fin a su misión diplomática en el país, las relaciones diplomáticas entre Washington y Managua pasan por su peor momento. Dos expertos consultados y una integrante de la oposición nicaragüense en el exterior coincidieron que la decisión de dejar el cargo vacante y la falta de disposición del régimen al rechazar a Hugo Rodríguez –nominado para el cargo por el presidente Biden a mediados de 2022– podría significar el impedimento de diálogos al más alto nivel. 

“El hecho de no contar con un representante del más alto nivel ya indica que existen serias grietas en las relaciones oficiales y diplomáticas entre ambos países. Lo ideal sería que Nicaragua pudiera aprobar a un embajador extranjero, cualquiera que sea el país, especialmente si es de Estados Unidos, pero ha quedado en evidencia que ese no ha sido el caso”, explicó el internacionalista Pedro Fonseca.

Por su parte, la opositora nicaragüense Alexa Zamora –cuyo campo de acción e incidencia se centra en Washington– valora que el retiro de un embajador “implica la complejización de las relaciones diplomáticas con el país sede”. “Dejar únicamente a un encargado de negocios implica un distanciamiento mayor del que ya había entre las relaciones. No es una noticia menor en términos diplomáticos y significa que no ha existido un canal de colaboración. Por lo tanto, no se podría tener una relación diplomática de alto nivel”, agregó.

Sin embargo, el analista político Eliseo Núñez considera que la salida del exembajador Sullivan no implica que la misión diplomática de Estados Unidos en Nicaragua “baje de nivel”. “Quiere decir que ya completó su ciclo y que se va a entrar a una nueva etapa y esta tiene nuevos actores. Veremos qué pasa en los siguientes meses y cuál es la estrategia de Estados Unidos y la comunidad internacional”, remarcó.

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Un encargado de negocios 

El anuncio de la salida del exembajador Sullivan se dio este dos de mayo por parte de la Embajada de Estados Unidos en Nicaragua. El breve comunicado detalló que el retiro se dará en “las próximas semanas”, y quedará Kevin O’Reilly como encargado de negocios de largo plazo.

Llegó el momento, tras más de 4 años en Nicaragua, de empezar a despedirnos. No será fácil para nosotros después de todo lo que hemos vivido juntos, y todo el apoyo y cariño que hemos sentido de parte de los nicaragüenses.

2/2 Lo bueno es que pronto viene en reemplazo mi colega, amigo y tocayo, Kevin O’Reilly, para liderar nuestra misión de forma interina junto con nuestra excelente Ministra Consejera Carla Fleharty.

3/3 Nuestro compromiso de estar siempre cerca del pueblo nicaragüense, de sus aspiraciones y su bienestar, seguirá más fuerte que nunca.

Originally tweeted by Kevin K. Sullivan (@USAmbNicaragua) on 2 de May 2023.

Para los expertos consultados Kevin O’Reilly es un diplomático cuya experiencia en misiones internacionales anteriores lo convierten en una buena apuesta de la administración Biden. Según su hoja de vida, su cargo más reciente fue el de coordinador nacional de la Cumbre de las Américas después de desempeñarse como subsecretario adjunto de Estado para Asuntos de Brasil, el Cono Sur y los Asuntos Andinos.

Anteriormente, fue subjefe de misión en la Embajada de los Estados Unidos en la Ciudad de Panamá, Panamá, desde julio de 2014 hasta julio de 2017, y encargado de negocios de la embajada desde junio de 2015 hasta febrero de 2016. Entre sus reconocimientos destacan el desarrollo e implementación del Diálogo Económico de Alto Nivel entre Estados Unidos y México cuando ostentaba el cargo de director de Asuntos Mexicanos. También sirvió en Bagdad de 2011 a 2012, durante el período en que las fuerzas militares de los Estados Unidos abandonaron Irak.

Sus credenciales demuestran que ha pasado por diversos países de Latinoamérica y otras zonas de conflicto del oriente global. “La elección de O’Reilly sienta un precedente a la estrategia multilateral y de enfoque al hemisferio que Estados Unidos pretende llevar sobre todo a Nicaragua”, remarcó Pedro Fonseca.

“Hay que remontarnos a unos cuatro años, cuando fue nombrado el embajador Sullivan que provenía concretamente de la Organización de Estados Americanos (OEA). Ahora tenemos a un encargado de negocios que proviene de un espacio multilateral y que además ha desarrollado con éxito todo el proceso de la Cumbre de las Américas. Ha quedado en evidencia que Estados Unidos tiene un gran interés en la negociación del país y con ello pretende liderar el proceso diplomático a pesar de la negativa del gobierno de Nicaragua”, agregó.

Las tensas relaciones en el período de Sullivan

La salida del embajador Sullivan complica “diálogos al más alto nivel” con Estados Unidos

El exembajador Sullivan regresará a Washington en un momento en que las relaciones con Managua viven su peor momento. Durante su misión, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo se radicalizó, culminó su estrategia para prohibir la disidencia acallando a voces críticas y afinó su discurso “antiimperialista” hacia el que sigue siendo el principal socio comercial de Nicaragua. 

De hecho, la riña de los Ortega-Murillo llegó al extremo que, en mayo de 2021, Ortega acusó al embajador Sullivan de intervenir en el proceso electoral. 

En octubre, la cancillería sandinista emitió una nota de prensa sugiriendo la renuncia de Sullivan, acusándolo de una “continua intromisión en los asuntos propios del país”.

A pesar de ello, el Departamento de Estado de los Estados Unidos, a través de una coordinación con la embajada estadounidense, logró la liberación y el posterior destierro de 222 presos políticos que fueron llevados a Washington. Ortega reveló en un acto público que fue Murillo quien tuvo la idea y quien llamó al embajador para plantearle la salida de los reos de conciencia.

El internacionalista Fonseca consideró que, de acuerdo a su análisis, “el respeto por los derechos humanos de las personas presas políticas ha sido una misión estricta del embajador Sullivan”. 


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