El candidato republicano a la Casa Blanca, el expresidente Donald Trump, ganó este martes las elecciones en los estados de Kansas, Montana y Utah, ampliando su ventaja sobre su rival demócrata, la vicepresidenta Kamala Harris, que se hizo con Colorado, según las proyecciones de los principales medios.
Con estos estados, Trump suma 204 compromisarios en el Colegio Electoral frente a los 112 de Harris en su objetivo de llegar a los 270 que dan la victoria.
Se trata de victorias previsibles para ambos candidatos en estados que eran sus bastiones en unas elecciones que van a depender de siete estados -Pensilvania, Georgia, Carolina del Sur, Míchigan, Wisconsin, Arizona y Nevada- de los cuales aún no se saben los resultados.
Por el momento, Trump se ha llevado Indiana (con 11 compromisarios), Kentucky (8), Carolina del Sur (9), Virginia Occidental (4), Ohio (17), Alabama (9), Florida (30), Misisipi (6), Missouri (10), Oklahoma (7), Tennesse (11), Arkansas (6), Kansas (6), Luisiana (8), Dakota del Norte (3), Dakota del Sur (3), Texas (40), Wyoming (3), Montana (4), Utah (6) y 3 delegados de Nebraska.
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Mientras que Harris tiene Vermont (3), Connecticut (7), Delaware (3), el Distrito de Columbia (3), Illinois (19), Maryland (10), Massachusetts (11), Nueva Jersey (14), Rhose Island (4), Colorado (10) y Nueva York (28).
Los estadounidenses no deciden por voto popular quién será su próximo presidente, sino que designan a un número de electores en cada estado que conforman el Colegio Electoral y que se encargan de elegir al próximo inquilino de la Casa Blanca.
El Colegio Electoral tiene 538 compromisarios y, para ganar, Trump o Harris necesitan al menos una mayoría de 270.
Los estadounidenses votan entre nervios, esperanza y miedo
Estados Unidos celebra este martes una de las elecciones más importantes de su historia, que decidirán, además de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado, quien presidirá el país: la candidata demócrata, la vicepresidenta Kamala Harris, o el republicano, el expresidente Donald Trump (2017-2021).
Si hay un sentimiento que ha definido la recta final de la campaña, ha sido la incertidumbre. Las encuestas señalan un duelo ajustadísimo entre los dos candidatos, tanto que en algunos de los estados clave el portal de encuesta FiveThirtyEight advierte de un empate y en otros una diferencia que se encuentra dentro del margen de error de los sondeos.
La sensación es de que todo puede pasar y eso se traslada a los centros de votación. “Confío en la victoria de Harris. Pero no sé qué va a pasar, estoy preparada para que todo termine y saber qué pasa”, explica Margot, una votante demócrata de 30 años a las puertas del centro de votación del ayuntamiento de Alexandria (Virginia).
Margot se siente “emocionada y esperanzada” por una eventual victoria demócrata, pero confiesa estar “nerviosa” ante una posible presidencia de Trump: “Solo espero que sigamos avanzando en esa dirección y no retrocedamos, porque me asusta que con una presidencia de Trump el país pueda retroceder significativamente”, apunta.
Justo detrás de ella sale Nikki del centro de votación. “Estoy asustada y estoy cabreada”, asegura. “El día de las elecciones solía ser mi día favorito, pero ya no”, añade esta mujer de 45 años.
Nikki, que, según dice, había votado tradicionalmente al partido demócrata, lamenta que, a su juicio, “nada vaya a cambiar” con ninguno de los dos candidatos con opciones a gobernar: “Nada va a cambiar con Palestina, con la protección de las personas negras, los derechos de las mujeres ni con las personas LGTBIQ+”, afirma.
Por eso, ha decidido votar por la candidata del Partido Verde, Jill Stein, para ver si se acaba con el “duopolio” y se empieza “a romper la mierda que es el país”. Aun así, confiesa enfadada que lo ha hecho en contra de “su buen juicio”: “Odio a Jill Stein. Creo que su proyecto es una farsa”.
“Yo he votado pensando en la economía, la inmigración y la seguridad nacional. Sé que Virginia es un estado púrpura, si no azul, así que soy pragmático al respecto”, declara Ken, de 51 años, tras votar a Donald Trump.
Los estados bisagras
Virginia, que fue considerado un estado bisagra, también conocido como púrpura, a principios de la década de los 2000, ha votado por el candidato demócrata desde 2008. Esta vez, Kamala Harris se presenta con una ventaja de seis puntos sobre Donald Trump, según la media de encuestas del portal FiveThirtyEight.
En concreto, en el norte del estado, donde se encuentra la ciudad, se suelen concentrar simpatizantes demócratas. En Alexandria han apoyado mayoritariamente al candidato demócrata desde 1984. En 2020, Joe Biden ganó con más del 80 % de los votos.
“Esta es la ciudad azul”, bromea una voluntaria demócrata a las puertas del colegio electoral. Esta previsible marea azul en la ciudad tranquiliza al encargado electoral del distrito, David Kaplan, ante las amenazas de que se puedan desarrollar episodios de violencia en los centros de votación: “Está siendo un día muy armonioso, los votantes nos agradecen que estemos trabajando para que se desarrollen bien las elecciones y la votación está siendo muy ordenada”.
Dice que es difícil saber si la participación será más alta que en las elecciones de 2020, cuando batió récords, pero percibe mucho interés por estas elecciones: “Esperamos que la participación en general sea alta. Ha habido mucha afluencia cuando hemos abierto”.
En otro colegio electoral de Alexandria, la sensación es similar. “Estoy esperanzado, nervioso y ansioso”, dice Matt, demócrata de 36 años. “Nos jugamos mucho, espero que la gente vote bien”, confía otro votante.
“El electorado está dividido. Todo puede pasar. Solo espero que nos unamos y aceptemos los resultados, sean los que sean”, señala un voluntario republicano.
Las claves de una elección reñida
El no candidato. “Lo mejor para mi partido y para el país es que me retire y me concentre únicamente en cumplir mis deberes como presidente durante el resto de mi mandato”. Así, con esa renuncia de Joe Biden, comenzó la actual contienda electoral.
Fue el 21 de julio, después de que personas cercanas, legisladores y miembros de su partido le pidieron la retirada. Tuvieron que pasar otros 12 días hasta que Harris logró los apoyos suficientes de su partido para postularse como nueva candidata, por lo que para los demócratas ha sido una campaña corta e intensa.
Una mujer negra y asiática. A lo anodino de la renuncia de un candidato se le sumó el hasta ahora poco común perfil de su sucesora: una mujer negra y de ascendencia india.
Y es que en casi 250 años de historia jamás una mujer negra había sido candidata. Harris toma así la senda abierta por Barack Obama, el primer presidente negro, y Hillary Clinton, la primera mujer candidata por uno de los dos grandes partidos. Y también por Shirley Anita Chisholm, la primera afroamericana que se presentó a unas primarias.
Un tiroteo que pudo costar la vida de Trump. Una semana antes de la renuncia de Biden, Trump era evacuado de un mitin en la localidad de Butler (Pensilvania) después de que se registrase un tiroteo en el que murió un asistente y el tirador fue abatido.
La imagen de su oreja ensangrentada por la bala que le rozó cuando estaba en el escenario es sin duda una de las de esta campaña y la venda con la que se cubrió la herida fue el atuendo más popular en sus mítines posteriores. Después, en septiembre, un hombre fue detenido en las inmediaciones de su campo de golf de Florida con un rifle semiautomático con el que pretendía atacarle.
Los juicios del expresidente. Pero el hecho de que Trump sea candidato es ya insólito de por sí. El magnate neoyorquino busca la reelección con decenas de cargos en su contra en cuatro juicios.
Trump fue por primera vez acusado en marzo de 2023 por el pago de dinero para silenciar a la estrella de cine porno Stormy Daniels en la campaña de 2016. Es el único proceso por el que ha sido declarado culpable, aunque la sentencia por falsificación de registros comerciales no saldrá hasta después de las elecciones.
Está imputado además por cuatro cargos relacionados con la instigación del asalto al Capitolio de enero de 2021, en los que, según la acusación, intentó revertir los resultados de 2020 cuando perdió contra Biden.
Aparte, en Georgia se le investiga por presionar a funcionarios del Gobierno local para que alteraran los resultados en los comicios, que perdió en ese estado por poco menos de 12.000 votos. Y por último, en Florida se le abrió un juicio por trasladar desde la Casa Blanca a su mansión en Mar-a-Lago (Florida) decenas de cajas con documentos clasificados. Tanto este proceso como los dos anteriores están estancados.
Gastos desorbitados. Las campañas se han gastado casi 1.000 millones de dólares en anuncios solo en la última semana y se calcula que más de 10.000 millones en este ciclo, casi un 20 % más que en 2020, según una análisis de AdImpact. Esto no cuenta otro tipo de ‘gastos’ insólitos como que el magnate y dueño de X Elon Musk, que ha sido un fuerte apoyo de Trump, haya regalado un millón de dólares al día a votantes que se registren en uno de los estados bisagra y firmen una petición encubierta a favor de la campaña republicana.
Bonus track: lo no tan insólito. Al final, debido a un insólito pero ya conocido sistema electoral, las elecciones se decidirán en siete estados, los llamados bisagra.
En el resto el voto de los compromisarios que eligen al presidente ya está prácticamente decidido, pero es en Wisconsin, Míchigan, Carolina del Norte, Georgia, Pensilvania, Arizona y Nevada donde se verá si Trump vuelve al Despacho Oval o EE.UU. tiene por primera vez a una mujer presidenta.