Estudiantes de la UCA en la incertidumbre: “No sabemos qué va a pasar con nosotros y nuestros títulos”

Tras la confiscación de facto de la universidad por parte de la dictadura Ortega-Murillo y la suspensión indefinida de sus actividades, el futuro de estudiantes activos, personal docente y administrativo, así como los títulos de recién egresados, es desconocido. Lo único que se sabe es que el Consejo Nacional de Universidades asumirá la administración del alma mater jesuita

Foto de archivo de las afuera de la UCA de EFE.

El oficio que giró el Juzgado Décimo Distrito Penal de Audiencias Circunscripción Managua, a cargo de la jueza Gloria María Saavedra Corrales, en contra de la Universidad Centroamericana (UCA), por supuestamente funcionar como un centro de terrorismo organizando grupos delincuenciales, ha provocado conmoción, tristeza y enojo en la comunidad universitaria, grupos de catedráticos y exalumnos.

Rosi iba a pagar el trámite de su título de licenciatura el pasado miércoles nueve de agosto después que saliera de sus clases de inglés al mediodía, cuando se enteró del congelamiento de las cuentas bancarias de la Universidad Centroamericana (UCA) y la imposibilidad de realizar cualquier servicio, incluyendo su gestión.

Desde entonces presentía que no iba a poder sacar su título de Licenciatura en Comunicación, carrera que culminó hace tan solo unos meses. Para ella, la confiscación de la UCA “era inminente” y algo que todos sus compañeras y compañeros egresados en mayo de este año, sabían que iba a ocurrir.

La Universidad Centroamericana anunció la suspensión indefinida de sus actividades este miércoles y ahora los trámites de títulos y cualquier otro servicio están detenidos hasta nuevo aviso. Por ahora, lo único que se sabe del futuro inmediato de la UCA es un comunicado escueto del Consejo Nacional de Universidades (CNU) en el que informó está trabajando “para garantizar la continuidad educativa de los estudiantes de grado y posgrado de la extinta Universidad Centroamericana”, y que pronto hará un llamado para la reanudación de las actividades académicas y administrativas.

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“Justo este miércoles iba a pagar por la gestión del título, pero leí la noticia de las cuentas de banco por el correo institucional. Ahora que me doy cuenta que confiscaron a la UCA no fue una sorpresa. Ya sabía que iba a pasar”, señala Rosi de 21 años.

La joven egresada señala que se siente sumamente triste, ya que fueron cinco años de estudios, pagos y sacrificios, tanto de ella como de sus padres, que se encuentran ahora en peligro. “No sé qué va a pasar, tampoco puedo hacer planes porque ahora la universidad está cerrada y eso es peor”, dice.

Valeria, compañera de Rosi, sí logró pagar por la gestión de su título a mediados de junio, debido a que en cuanto terminó su último semestre, realizó todos los trámites correspondientes y “en teoría” la universidad tendría que entregárselo el 12 de septiembre.

“Cuando salí de clases a finales de mayo fue súper alegre para mí porque fue el final de un camino tan largo y con tantas dificultades. Desde que salí un amigo me dijo ‘gestionemos el título que no sabemos qué va a pasar con la universidad’ y así lo hice, pero ahora estamos en el aire”, expresa.

Con la interrupción de las operaciones de la UCA la idea de tener su título el próximo mes es cada vez más lejana, ahora no sabe qué ocurrirá. “Se siente horrible porque no sé qué pasará con mi título, no sé si va a salir con el nombre de otra universidad, ni siquiera sé si va a salir. Me siento como muerta en vida. Todo por lo que he trabajado desapareció en un minuto”, manifiesta.

“No veo mi título en mis manos”

Estudiantes de la UCA en la incertidumbre: “No sabemos qué va a pasar con nosotros y nuestros títulos”
Foto de archivo de Divergentes.

De acuerdo con Valeria, su vida universitaria dentro de la UCA ha sido caótica desde un comienzo, ya que entró a estudiar en 2019, en plena crisis sociopolítica en la que la universidad era protagonista de manifestaciones y protestas dentro de su recinto. Y en los años posteriores vivió con el miedo constante de que sus estudios fueran interrumpidos por acciones de la dictadura.

Rosi también vivió con temor sus últimos años como alumna. De hecho, a inicios de 2022 ella y varios compañeros más emitieron sus certificados de notas autenticados, tras el anuncio de que otras universidades fueron confiscadas. “Hemos estado en la cuerda floja desde el comienzo”, señala.

Alexandra de 23 años también estaba realizando el trámite para titularse. Al igual que Rosi, el día del congelamiento de las cuentas bancarias de la universidad recibió la orden de pago para hacer la gestión. Aunque tenía la esperanza de que la UCA anunciara otro método de pago, la confiscación ocurrida este miércoles desbarató sus planes.

“La verdad no veo mi título en mis manos”, dice. “Nunca se me pasó por la mente que iban a cerrar la universidad. Tenía varios proyectos personales que se iban a presentar ahí en el mes de octubre. Todos los proyectos que tenía planeados y las investigaciones se fueron a la basura, incluso pensaba hacer una maestría en unos meses”, agrega.

La joven expresa que le ha costado conseguir trabajo por haber estudiado en la UCA, especialmente la carrera de Comunicación, y ahora sin la posibilidad cercana de titularse será mucho más difícil para ella.

Carla, estudiante que culminó su carrera gracias a una beca del 90 %, tampoco tendrá su título de licenciatura. Según ella, sus planes son dispersos, confusos y muy lejanos. La incertidumbre, el miedo y la ansiedad permea en toda una generación de estudiantes que se acaba de graduar y en los estudiantes que todavía no han culminado sus formaciones académicas. “Estaba a la espera de que me anunciaran el día que iba a retirar mi título. Ahora no sé si me lo van a dar. Recibir la noticia fue bastante desgarrador, siento mucha impotencia.  Me parece triste que cinco años de esfuerzo solo quedaron en una anécdota”, expresa.

A Carlos únicamente le quedaba un semestre para terminar su carrera. El próximo inicio de clases planificado para el 21 de agosto ahora solo es una idea difusa, que para él representaba terminar su monografía y poder graduarse después de cinco años de estudios. Como a otros estudiantes, teme lo que ocurrirá en la universidad bajo la administración del régimen Ortega-Murillo, al igual que le preocupa que muchos de sus compañeros y compañeras se cambien de universidad o que sus profesores renuncien.

“Definitivamente no quiero estudiar en una universidad controlada por el Gobierno. No quiero que le ocurra a la UCA lo que le ha pasado a otras universidades que han bajado la calidad por el adoctrinamiento. La UCA era un espacio de pensamiento crítico”, indica.

Indignación, tristeza y enojo

Estudiantes de la UCA en la incertidumbre: “No sabemos qué va a pasar con nosotros y nuestros títulos”
Foto de archivo de EFE de la UCA.

“Tenía la esperanza de que esta semana todo se resolviera a favor de la universidad. Esta noticia me conmueve mucho, no solo por mi trabajo, sino por lo que representa la UCA para todos. Es un centro de pensamiento y debate. Era ese refugio de ideas”, dijo Laura, docente de la facultad de Humanidades que habló con DIVERGENTES bajo condición de anonimato.

Laura permaneció en “negación” hasta antes de que la universidad confirmara la confiscación. Algunos de sus alumnos a los cuales les impartió clase en el semestre anterior le escribieron para preguntarle sobre el rumbo del recinto y si existía alguna posibilidad de que todo se solucionara.

“Yo les dije que debíamos esperar. Que lo último que se perdía era la esperanza. Hoy, después de que leímos el comunicado, varios me escribieron y se solidarizaron. Estaban tristes y desconcertados. Lo que hizo el Gobierno es un enorme daño para esta nueva generación de estudiantes”, relató la docente.

La orden de confiscación de la UCA también caló en los exalumnos de esta universidad. Lesther Alemán, egresado de la carrera de Comunicación y excarcelado político, señaló que al recibir el correo en el que el centro de estudios confirmaba la acción represiva de la dictadura sandinista en su contra, tuvo una mezcla de sentimientos.

“La parte más difícil de leer fue la de ‘suspendemos nuestras actividades’. En ese momento sentí que me arrancaron y se llevaron consigo a una familiar cercana para mí”, aseguró Alemán.

El excarcelado político señaló que en febrero de 2023 cuando fue desterrado del país por el régimen sandinista, una de las cosas que más le dolió, además de no despedirse de su madre y sus amigos, fue no poder decirle adiós a la universidad dónde estudió, logró desarrollarse como alumno y vivió tantas cosas con amigos y excompañeros de clase.

@divergentes_ca #Urgente Acusan a la Universidad Centroamericana #UCA y confiscan todos sus bienes. Mas info en las redes de #Divergentes #noticias #aprendeentiktok #divergentes #fyp #Nicaragua #universidad ♬ sonido original – Divergentes

“Me siento conmovido porque nos quitaron la UCA, nos la robaron, la confiscaron, pero sé que la UCA no son sólo los edificios o las aulas, es más que eso, es el sello inquebrantable de justicia y el valor de cada uno de sus estudiantes”, expresó Alemán.

Por su parte Edwin Carcache, también excarcelado político y egresado de Comunicación en la UCA, compartió que al enterarse de la noticia sintió mucha tristeza a pesar de que sabía que la confiscación era “crónica de una muerte anunciada” y en teoría estaba “preparado para recibir la noticia”.

“El régimen venía actuando así con otras universidades y cuando congelaron las cuentas entendí que la UCA no iba a ser la excepción. Hoy desafortunadamente el régimen soltó todo el dardo venenoso en contra de la universidad, sus directivos, estudiantes y Nicaragua”, indicó Carcache.

El líder universitario durante las protestas de 2018 expresó que aunque egresó de la UCA hace muchos años, nunca va a olvidar el número de su carnet de estudiante (2008390101) porque más que un código, se convirtió en la identidad que la universidad le entregó y que no tuvo previo a su ingreso a este centro de estudios.

“Fui parte de una universidad que va más allá de sus características físicas. Me dio la oportunidad de conocer a grandes seres humanos y participar en muchas actividades. La UCA es mucho más que una radio, la biblioteca o las aulas, es una institución que siempre pensó en la sociedad”, manifestó Carcache.

La confiscación de la UCA es la culminación del congelamiento de sus cuentas bancarias, la inmovilización de sus bienes inmuebles y el cierre del Centro de Mediación, ordenados por la dictadura desde la semana pasada. Con esta acción se contabilizan al menos 27 universidades privadas que han sido confiscadas por el Estado desde 2021 en medio de un contexto de criminalización y persecución política contra la sociedad civil.


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