Historias de robos. Managuas sobreviven a la ola de inseguridad que golpea a la ciudad

Toda una familia fue víctima de hurtos en las rutas de Managua. Otras personas han logrado escapar de los robos y protegerse a tiempo. Otras han sido testigos de asaltos. Miles de ciudadanos tienen que enfrentarse a la inseguridad cada vez que salen a la calle a sus trabajos, colegios, universidades y cualquier otro lugar de destino

robos
Ilustración por Divergentes.

Después de hacer algunas compras en el mercado Iván Montenegro durante el fin de semana pasado, Josefa de 58 años, se subió a la ruta que la lleva a su casa. El bus, como de costumbre, se llenó rápidamente y Josefa tuvo que buscar espacio. Al salir de la muchedumbre y bajarse en su parada, notó que su bolso se sentía mucho más ligero que al principio. Cuando lo revisó, comprobó lo que temía. 

Una gran rajadura, casi perfectamente hecha como con un cutter, partía la bolsa en que llevaba sus compras. Un paquete de mortadelas, un salchichón, algunas verduras y 900 córdobas que le debían de durar en el resto de la quincena, fueron las cosas que le robaron en su corto trayecto en el bus. 

Con la gran cantidad de gente que había y todos pegados uno junto al otro, Josefa no miró a nadie sospechoso. En el botín robado no estaba su teléfono y su billetera, que contenía sus tarjetas bancarias e identificaciones. “Menos mal”, dice la señora. Habría sido complicado para ella recuperarlas. 

Llena de pesadumbre, señala que esta modalidad de robo no es nueva, pero ahora es mucho más frecuente. Solo en la misma semana, su familia ha sido víctima de hurtos y asaltos, y también testigos de otros robos en las rutas de Managua. La inseguridad en las calles y en el transporte público ha escalado a niveles preocupantes, una situación de la cual las personas nicaragüenses no pueden escapar.

Recibe nuestro boletín semanal

“Yo tengo que ir al trabajo todos los días y hago las compras semanalmente. No tengo dinero para pagar un taxi todos los días. Me quedaría sin comer, si hago eso. Tengo que volver al mercado el otro fin de semana. Ahora tengo miedo cada vez que tomo el bus. Y si no tengo miedo en el bus, tengo miedo en la parada, y si no, tengo miedo en la calle al regresar a mi casa”, relata.

Su hijo mayor también fue víctima de hurto recientemente y en la misma ruta en que Josefa sufrió el robo. Por seguridad de ella y su familia, solicitó que sus nombres no fueran relevados. Al volver de la universidad, Manuel de 23 años, tomó el bus que lo lleva a su casa. Al bajarse, las bolsas de su mochila estaban abiertas y su celular no se encontraba. “Fue en un descuido. Siempre estoy pendiente de mi mochila. Por un ratito no la miré y ya tenía las bolsas abiertas y sin mi teléfono”, cuenta.

Ciudadanos o son víctimas, o son testigos de asaltos

robos inseguridad
De acuerdo con comunicados de la Policía Nacional, se encuentran en permanentes planes de seguridad, pero esto no reduce los robos. Divergentes | Tomada de la Policía Nacional

El hijo menor de Josefa, Fernando, no fue víctima de robo, pero sí fue testigo de un asalto en otra ruta de Managua. Dos hombres le habían robado el celular a una mujer. Uno de ellos logró bajarse del bus, pero el otro fue acorralado por otros pasajeros que le exigían que devolvieran el teléfono.

El conductor del autobús cerró las puertas del vehículo y decidió cambiar la ruta hacia la estación policial más cercana, pero en el camino, chocó con una moto y no tuvo más opción que detenerse. Cuando Fernando bajó del bus, los pasajeros todavía seguían peleando con el ladrón.

Todos esos robos sucedieron en la misma semana, en la mañana y en la tarde. Siempre a plena luz del día. Y son solo una ínfima parte de las historias de robos que decenas de nicaragüenses viven a diario al viajar a sus trabajos, colegios, universidades y cualquier otro lugar de destino.

Los robos suceden de manera silenciosa, a través de una mano extraña que escondida se escabulle dentro de las carteras, mochilas y bolsos ajenos, y sus dueños no se percatan hasta que están en sus casas y miran que faltan sus pertenencias.

Otros ocurren con asaltos armados, ya sea de ladrones que roban a pie, en motos o en carros; en la vía pública, a las fueras de centros comerciales, en parada de autobuses o comercios. Salir a la calle en Nicaragua es enfrentarse a la posibilidad de sufrir un robo en cualquier momento.

Ciudadanía no denuncia los robos

robos inseguridad
Carro sin placa de la marca Chevrolet ha sido grabado robando en diferentes cámaras de seguridad. Divergentes | Tomado de redes sociales.

Otras personas han sido afortunadas y han logrado escapar de los atracos. Rosa de 73 años, regresaba del hospital a su casa en un bus el pasado 23 de septiembre. Usualmente viaja en taxi precisamente por temas de seguridad, pero “para ahorrarse unos realitos”, decidió hacer una excepción esa vez, cuenta.

Al prepararse para bajar en su parada, Rosa sintió que una mujer se le acercó mucho por la espalda. Aunque hizo esfuerzos por crear una distancia, la mujer continuaba acercándose cada vez más, hasta que de pronto, percibió las manos de la mujer en sus bolsillos. La señora saltó, pegó gritos del susto y la mujer bajó corriendo del bus, antes que la gente pudiera hacer algo.

“Venía de una cita del seguro y ya estaba a punto de bajarme. Esta mujer se me pegaba y se me pegaba, pero no quería ser mal pensada. Al final intentó meterme las manos en el pantalón y en mi cartera, pero no dejé que lo hiciera. Salió corriendo como loca y la gente del bus más bien quedó asustada”, cuenta.

Rosa, quien también cuenta que sus vecinos le han contado sus propias historias de asalto, fuera y dentro del barrio. Las víctimas son variadas: hombres y mujeres adultas, personas de la tercera edad, adolescentes que caminan a sus colegios con teléfonos en manos, pobladores sentados frente a sus casas y en general, cualquier persona que sea vista como un objetivo en la calle.

Muchas personas también han subido videos de cámaras de seguridad a través de redes sociales, que documentan momentos en que ocurren los robos. Unos de los más populares han sido el de un carro negro de la marca Chevrolet, que ha sido grabado robando en varios puntos de Managua y en estacionamientos del Centro Comercial.

Aunque los videos de las personas asaltando en este carro han sido ampliamente difundidos, no se ha conocido sobre su detención.

Todos estos robos tienen una cosa en común: todos han quedado impunes. Muchas de las personas deciden no denunciar porque “¿para qué? La Policía no va a ser nada”, dice Josefa.

Rosa también está de acuerdo. Ella cuenta que se tuvo que mudar de su casa hace dos años porque un vecino se metía en su casa a robar casi a diario por las noches. Las cosas que el hombre robaba eran bujías, mangueras, macetas y lo que sea que se encontrara. Aunque las hijas de ella lograron dar con el vecino y le avisaron a la policía sobre la ubicación de la vivienda del ladrón, la Policía nunca llegó a la casa de Rosa a investigar, ni llegó a la casa del ladrón para detenerlo.

“Me tuve que ir porque era yo sola con ese tipo peligroso todas las noches. Puse a alquilar la casa y ahora los inquilinos me contaron que ese hombre de nuevo se está metiendo. La última vez se les robó todas las bujías del porche y del patio. Y sino, entonces pasa caminando encima del techo de la casa”, expresa.

Ciudadanos perciben que la inseguridad ciudadana ha aumentado

robos inseguridad
Las liberaciones masivas de presos comunes son uno de los factores que aumentan la inseguridad en el país, según la especialista en temas de seguridad, Elvira Cuadra. Divergentes | Tomada del Ministerio del Interior.

El 78.2% de las personas nicaragüenses consultadas en el informe Percepción de la Realidad Política, Social y Económica de Nicaragua realizado por Hagamos Democracia, señaló que la inseguridad ciudadana ha incrementado en el país. Esto significa que 8 de cada 10 nicaragüenses se sienten inseguros en su propio país, destaca el estudio.

Sin embargo, el primer comisionado de la Policía Nacional, Francisco Díaz,, aseguró este lunes durante el acto de 45 aniversario de la institución, que “nuestro país es el más seguro de Centroamericana y uno de los más seguros de Latinoamérica”, y seguido agregó “mantenemos una tasa de seis homicidios por cada 100 000 habitantes”.

El jefe policial y consuegro del dictador Daniel Ortega, del “100% de los delitos que ocurren en el país, únicamente el 2.6% son delitos de peligrosidad. El 97.4% de las denuncias, son delitos menores”.

Una gran mayoría de las personas consultadas en el informe de Hagamos Democracia consideran que las políticas de seguridad pública son inexistentes para combatir al crimen.

Esto responde a la “existencia de una gran cantidad de elementos civiles irregulares armados en las calles con la complacencia de las fuerzas del orden, los cuales les permite libremente delinquir, porque se coordinan al momento de contener al movimiento político al que vigilan y persiguen en conjunto”, señala la organización.

Así como el hecho de que las fuerzas de seguridad en el país no tienen el fin de perseguir los delitos, ni garantizar la seguridad ciudadana, sino controlar y vigilar a la población, especialmente la que se considera opositora del Gobierno.

De acuerdo con la socióloga, Elvira Cuadra, el índice de victimización de la ciudadanía ha aumentado en los últimos años en el país, es decir, el número de personas que son víctimas de algún tipo de delito o algún acto de violencia.

“La percepción general sobre la seguridad en Nicaragua es el segundo problema más importante del país, según las consultas. Las personas tienden a darle más relevancia a las dificultades económicas, pero cuando se hace la pregunta sobre la seguridad en su entorno más cercano como en su barrio o municipio, la situación cambia significativamente”, explica.

Cuadra señala que el escenario de inseguridad ciudadana y los niveles de criminalidad en el país ya estaban en ascenso desde antes de 2018. Sin embargo, en la actualidad, las acciones del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo han promovido la delincuencia y la criminalidad común.

“El Estado nicaragüense mismo se ha convertido en un perpetrador de violencia sobre toda la sociedad nicaragüense y es un dinamizador de otras formas de violencia en contra de la sociedad”, expresa.

Además, las personas ya no solo viven con el temor de ser víctimas de la delincuencia, sino también de ser víctimas de violencia del Estado, liderado por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

Según sus análisis, la población nicaragüense vive en una situación de “inseguridad ontológica”, es decir, que la percepción de riesgo que tiene la población no solo tiene relación con su integridad física y la de sus bienes, sino también que tienen temor sobre el futuro del país.


La información que publicamos en DIVERGENTES proviene de fuentes contrastadas. Debido a la situación en la región, muchas veces, nos vemos obligados a protegerlas bajo seudónimo o anonimato. Desafortunadamente, algunos gobiernos de la región, con el régimen de Nicaragua a la cabeza, no ofrecen información o censuran a los medios independientes. Por ello, a pesar de solicitarlo, no podemos contar con versiones oficiales autorizadas. Recurrimos al análisis de datos, a las fuentes internas anónimas, o las limitadas informaciones de los medios oficialistas. Estas son las condiciones en las que ejercemos un oficio que, en muchos casos, nos cuesta la seguridad y la vida. Seguiremos informando.