Edificios desiertos, aulas vacías y mucha vigilancia: así inician las clases en la Universidad Casimiro Sotelo

Pese a los casi tres meses de período de matrícula y prematricula que brindaron las autoridades de la Universidad Nacional Casimiro Sotelo Montenegro (Uncsm), las clases en el recinto confiscado a los jesuitas iniciaron con la mayor parte del campus desolado, con pocos alumnos a los cual impartir clases. En la antigua UCA, ahora impera el secretismo y la vigilancia.

Universidad Casimiro Sotelo
El Food Park, una de las áreas de la universidad en el que más se reunían los estudiantes, ahora se encuentra vacía en el primer día de clases | Divergentes

En las afueras de la Universidad Nacional Casimiro Sotelo Montenegro (Uncsm), antes llamada Universidad Centroamericana (UCA), una multitud de personas van y vienen. 

Es la mañana del primer día de clases y el sol en su máximo esplendor quema a una fila de padres y madres de familia que aguardan frente a la entrada principal, debido a que tienen prohibido ingresar. También aguardan otros familiares y amistades, que tienen el mismo impedimento.

Los nuevos guardias que visten uniformes con el logo de Casimiro Sotelo, el mártir universitario sandinista, permiten el paso exclusivamente a estudiantes. Cualquier otra persona, tiene que esperar sentados en las gradas o en las orillas del portón exterior de la nueva “universidad del pueblo”.

Cuando pregunto a las personas qué razón les dan para no entrar al campus, dicen que es “para evitar el desorden”, según lo que les explican los guardias.

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En la Casimiro Sotelo ahora impera el secretismo y la vigilancia 

Edificios desiertos, aulas vacías y mucha vigilancia: así inician las clases en la Universidad Casimiro Sotelo
Ninguna persona que no sea estudiante o un ex-estudiante que debe de realizar trámites, no tienen permitido ingresar al campus | Divergentes | Tomada de la UNCSM

Sin embargo, el motivo real se remonta semanas atrás, cuando un padre de familia se quejó de la mala gestión que estaban realizando las nuevas autoridades, creando una gran discusión que terminó en la total prohibición de la entrada de cualquier persona que no esté directamente vinculada con la universidad.

“Lo que pasa es que un padre de familia empezó a grabar y a defender a su hija por un problema que tuvo. Hubo un show”, explica una exestudiante de la antigua UCA.

“A una amiga que estaba haciendo la gestión de su título le entregaron un papel que no le debieron de dar y en vez de decirle que lo regresara, le agarraron sus documentos y se los rompieron enfrente de ella”, continúa la joven.

Sin embargo, hoy no ocurre ninguna gran escena en la Uncsm. En el primer día de clases para estudiantes de nuevo ingreso y reingreso, los anfitriones sandinistas se han propuesto dar la mejor imagen de la universidad robada.

Propaganda sandinista inunda el campus

Ante la cantidad de personas esperando en la entrada, pareciera que la institución que antes le pertenecía a los jesuitas, tiene vida de nuevo después de cinco meses de inactividad. 

Al entrar al recinto, lo primero que se escucha es la propaganda sandinista que sale de grandes altavoces distribuidos por los edificios. “Lo que queremos es trabajo y paz”, cantan los parlantes a todo volumen.

De fondo, varios grupos de estudiantes de nuevo ingreso recorren en fila india los alrededores de la universidad. El tour es dirigido por los nuevos colaboradores sandinistas que reemplazan a los profesores que impartieron clases en la UCA durante años. Al verlos, ningún rostro es familiar. Todos han sido reemplazados.

Estos nuevos maestros portan una camisa y un carnet con el logo de Casimiro Sotelo. Mientras recorren la universidad, también brindan el característico discurso populista de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo sobre la “gratuidad” de la enseñanza.

“¡Revolucionando la conciencia, llegamos a la libertad!”, repiten continuamente, frase que es el eslogan de la Uncsm.

Diversos toldos están colocados en la cancha principal, donde están ubicados los horarios del estudiantado. Debido a la falta de un correo institucional y una plataforma que indique las clases y los horarios, la nueva universidad dispuso en papel impreso las indicaciones para el alumnado. 

La nueva administración inhabilitó cualquier plataforma digital de la antigua UCA, incluyendo Servicios en Línea o Power Campus, donde los estudiantes podían verificar sus notas, inscribir sus clases y checar sus horarios. Ahora ningún estudiante puede revisar su información en línea. 

En cada paso se ve a diferentes personas vigilando la universidad, ya sean los maestros, personal de limpieza o los de seguridad. En todo momento le preguntan a las personas que están adentro hacia dónde se dirigen y qué hacen. El recinto está resguardado por ojos recelosos en todos lados.

Kiosko” Che Guevara

Edificios desiertos, aulas vacías y mucha vigilancia: así inician las clases en la Universidad Casimiro Sotelo
El local del Expresso Americano fue renombrado como “Kiosko Che Guevara”. Divergentes | Foto tomada de redes sociales

Continúo caminando y el repertorio musical cambia a una canciones de las favoritas del régimen: “respeta mi bandera, la bandera azul y blanco, que no tiene ni una estrella”. La decoración dentro de los edificios no solo es con los nuevos logos y eslogan, sino también con banderas de Nicaragua acompañadas de la bandera rojinegra.

No obstante, la cúspide de la propaganda llega al local que antes era del Expresso Americano. Con un rótulo que enmarca el rostro de la revolución cubana, ahora ese pequeño espacio donde se vendía café y repostería, se llama “Kiosko Che Guevara”.

El kiosco donde la UCA vendía sus productos institucionales como camisetas, botellas y agendas, también fue rebautizado como “kiosko Casimiro Montenegro”. Y el auditorio Xavier Gorostiaga, llamado así en honor al sacerdote jesuita, ahora se llama auditorio Neysi de los Ángeles Ríos Olivares, personaje sandinista. La dictadura se encargó de borrar cualquier identidad ignaciana y jesuita.

Una universidad desolada

Universidad Casimiro Sotelo
En el interior del campus es notable la ausencia de estudiantes | Divergentes.

En el aula magna decenas de estudiantes reciben indicaciones e información sobre los servicios de la universidad. Por un momento, la universidad realmente parece llena y rebosante de vida. Sin embargo, al adentrarse en las profundidades del campus, es imposible no percibir que a estos nuevos estudiantes, les espera un vacío de educación, y mucho adoctrinamiento político. 

Edificios enteros despejados, salones desiertos e infinitas bancas y sillas sin ocupantes, muestran el mayor fracaso del régimen Ortega-Murillo: la deserción de miles de estudiantes que decidieron marcharse antes que estudiar en una universidad tomada por la dictadura.

A pesar de que hay varios alumnos de nuevo ingreso y algunos de reingreso en la universidad, el campus se ve totalmente vacío para la cantidad de estudiantes que fue creado. Los casi tres meses de período de matrícula y prematricula no sirvió de nada para los nuevos dueños de la Uncsm.

La ausencia de alumnado es más notable en las áreas donde la antigua UCA solía albergar a la mayoría de sus ocupantes. “La Pasarela”, “el Bosque” y el Food Park, donde ante se reunía el estudiantado, ahora están desocupados.

El panorama parece desolador. De los 12 locales de comida que hay construidos en el Food Park, solo cuatro están abiertos. La mayoría ya no tiene sus rótulos, indicación que abandonaron totalmente el negocio. Los pocos locales que quedan abiertos tienen sus estantes a medias llenar y con pocos estudiantes a los que vender.

El King Dog, el local icónico de la UCA que vendía hot dogs, churros, hamburguesas y refrescos para los estudiantes, también desapareció. Este negocio era uno de los más añejos de la universidad y diversas generaciones de estudiantes fueron su fiel clientela. 

A pesar que sobrevivió al inicio de la crisis sociopolítica en 2018, la inauguración del Food Park y la llegada de la pandemia del coronavirus, cerró ante este cambio de administración. Las nuevas generaciones de la ahora llamada Casimiro Sotelo no lo conocerán.

Desde el inicio de la crisis, diversos negocios fueron cerrando poco a poco en la universidad. El minisuper, Pepe’s, la Casa del Café, PBS, ahora los locales del Food Park e Hispamer, son un recordatorio de lo poco rentable que se iba convirtiendo la UCA y de la confirmación que ahora no tienen a quién vender.

El cafetín, el negocio de comida propio de la universidad y que era el lugar de almuerzo para muchos estudiantes y profesores, ahora está despejado, sin sus filas y con pocas cosas que ofrecer.

Propaganda ahora es un tema didáctico

Universidad Casimiro Sotelo
Solo algunos pequeños grupos de reingreso ocupan en el recinto, quienes ahora son educados sobre la vida de Casimiro Sotelo | Divergentes

De los alrededores de la antigua UCA, lo único que permanece además de los edificios son los gatos, anteriormente alimentados por los mismos estudiantes. Ahora se encuentran totalmente abandonados a su suerte.

Los antiguos pasillos ya no tienen vida. Algunos salones están ocupados, pero la vista no es tan alentadora. Videos y presentaciones sobre la vida de Casimiro Sotelo son la clase de bienvenida para los nuevos alumnos. “Era un líder universitario, un  líder de la revolución”, dice una de las profesoras.

En los pocos salones que están siendo utilizados, todos los profesores inician con la misma cátedra: la historia de Casimiro Sotelo y su contribución a la revolución popular sandinista. Después de la charla, prosiguen a hablar nuevamente del “buen Gobierno” y por último, continúan con los temas a enseñar.

Aunque las nuevas autoridades han intentado disimular el abandono que sufrió el campus en los últimos meses, es imposible notar la soledad en la que ha estado inmerso. El césped seco, edificios polvosos y salones sin ser abiertos, son la principal muestra de que esta institución va a ser difícil de mantener.

El bufete jurídico de la UCA, también despojado de su personería jurídica, es probablemente el lugar que más se mira abandonado, junto con el UCA Language Institute, que también dejó de funcionar y dejó a decenas de estudiantes en el aire.

Caminando a la salida, daba un último vistazo a este lugar que fue el inicio del descontento contra la dictadura orteguista, pero los ojos vigilantes del régimen me regresan la mirada. En la universidad del pueblo, no todos los nicaragüenses son bienvenidos. 


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