La niebla se levanta perezosamente revelando los contornos de Ciudad de Panamá. La luz que entra por las avenidas aclara los rostros en la propaganda política. Es lunes por la mañana, 29 de abril. Las elecciones que se realizarán el 5 de mayo han puesto al Tribunal Electoral (TE) en el centro de la atención mediática.
Lejos del TE, en el corregimiento de Betania, el sofocante silencio es apenas interrumpido por las conversaciones de los vecinos, gente que labora o el regaño de una ama de casa. Afuera del Consulado de Nicaragua, ubicado entre los barrios de Dos Mares y La Alameda, un grupo de personas hacen fila. El chalet de dos pisos reposa bajo el calor matinal. Desde hace más de dos meses es el refugio del expresidente Ricardo Martinelli, condenado por blanqueo de capitales.
La sede diplomática está identificada por la bandera y el escudo de Nicaragua. Detrás de un portón techado se asoma un muro blanco con alambre de púas. Más atrás, están los ventanales de la segunda planta.
Dos puestos policiales controlan el acceso al lugar. Alrededor hay mansiones con autos de lujo estacionados, entre fuentes y jardines con grama a ras de suelo. Algunas están rodeadas por altos muros cubiertos por plantas trepadoras, con amplios balcones tras los enrejados. Por doquier, cuelgan vallas con propaganda política.
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Un hombre alto y moreno, de suéter marrón y con un radio en la mano administra la fila. Uno a uno, los nicaragüenses van cruzando el portal de hierro e ingresan a la residencia conformada por los dúplex 61A y 61B, que están adosados al Consulado. Una vez adentro realizan sus trámites con normalidad, según contaron a DIVERGENTES.
Sin embargo, estas diligencias no cuentan con el aval de la Cancillería panameña. El 4 de marzo, Nicaragua informó a Panamá su intención de utilizar la residencia contigua al Consulado para atender a sus ciudadanos. El gobierno panameño, amparándose en el artículo cuarto de la Convención de Viena de 1963, no autorizó esta expansión de la sede.
Previamente, el Ministerio de Relaciones Exteriores había negado un salvoconducto para que Martinelli saliera del país y advirtió que cualquier declaración o comentario del expresidente con tintes políticos, podría ser considerado como “una injerencia en los asuntos internos” de Panamá.
El 22 de abril, Cancillería llamó a consultas al embajador panameño en Nicaragua, país al que acusó de “permitir que al amparo de una supuesta protección ilegal de conformidad con el derecho internacional”, Martinelli siga incurriendo en acciones “con fines partidistas”.
Martinelli, un actor político desde su refugio en la embajada de Panamá
Así ocurrió el domingo 28 de abril durante el cierre de campaña de José Raúl Mulino, quien lo relevó en la carrera presidencial tras su inhabilitación como candidato por el TE. Martinelli por medio de un video, pidió el voto para los candidatos de su partido Realizando Metas, ahora representado por Mulino, quien encabeza las encuestas. “Nos vemos bien pronto allá afuera”, aseguró.
Si bien desde que se otorgó el asilo a Martinelli la atención en el Consulado no se ha dado de forma continua, DIVERGENTES en una visita a la sede diplomática pudo constatar que la residencia contigua a la que aloja a Martinelli, estaba siendo utilizada para realizar trámites consulares.
“Es la misma casa”, señaló una funcionaria que se identificó como “Dayla”. Pero una fuente de Cancillería panameña reiteró que no reconocen “esta nueva área como parte de su misión diplomática”, aunque oficialmente no hay todavía una reacción a la acción de Nicaragua.
Martinelli constantemente visitado
El encargado de la fila vuelve a salir y aprovecha que por el momento no hay nadie esperando para guardar un tablero con instrucciones para los trámites. Otras personas salen de la residencia y entran a la contigua, donde Martinelli recibe la visita de uno de sus abogados. Un hombre ingresa una caja con lo que pareciera ser un equipo de aire acondicionado u otros artefactos domésticos.
Medios de comunicación panameños reportaron que desde su llegada a la sede diplomática nicaragüense, Ricardo Martinelli convirtió al lugar en su pequeño hotel. Se equipó y abasteció con un sinnúmero de enseres, artefactos, bebidas y comida.
De acuerdo con el diario La Prensa de Panamá, primero llegaron unos técnicos en refrigeración para instalar unos aires acondicionados; luego aparecieron otros trabajadores para medir e instalar una especie de malla o lona para cubrir las ventanas de la habitación en la que dormirá el expresidente, entre otros trabajos para la comodidad de Martinelli.
Por el portón se asoma un muchacho con suéter de “RM” —el partido Realizando Metas—. Una mujer sale del Consulado cargando bolsas con los logos del Súper 99 y Megadepot, dos de los negocios con los que Martinelli ha amasado su fortuna, estimada en aproximadamente mil millones de dólares. Es una mañana de mucha actividad entre ambas casas.
Se ha torcido lo que se establece para el asilo político
Desde que Martinelli se asiló, por la embajada nicaragüense han pasado familiares, políticos, juristas, un pastor e incluso la leyenda del boxeo, Roberto Durán. El político recibe a sus visitas en medio de un entorno renovado, con televisores, colchones y demás incorporaciones al mobiliario de la sede diplomática nicaragüense.
“Martinelli ha torcido lo que dice la Convención sobre asilo. Él se considera un perseguido político aunque tiene una condena en firme”, plantea el exdiplomático Julio Yao, quien participó en las negociaciones entre Estados Unidos y Panamá, que culminaron con el traspaso del Canal de manos norteamericanas, a panameñas.
Añade que ahora mismo los destinos de Martinelli y Mulino están entrelazados. Si Mulino gana las elecciones, luego de que la Corte Suprema de Justicia fallara en contra de una demanda que buscaba inhabilitarlo, Martinelli podría verse beneficiado con un indulto.
El candidato ya aseguró que de alcanzar la Presidencia, ayudaría al empresario a zafarse de una condena de más de 10 años de prisión por lavar fondos públicos que fueron utilizados para comprar medios impresos.
La Haya podría intervenir
El exdiplomático comenta que, en caso de que ni Nicaragua ni Panamá den su brazo a torcer, el asunto podría ser dilucidado a través de una opinión consultiva solicitada a la Corte Internacional de La Haya.
A esta instancia le correspondería entonces analizar si el expresidente calificaba o no para recibir un asilo, según la Convención de 1928. Aunque esto podría tomar algún tiempo, Yao sostiene que todo dependerá de la voluntad del Estado panameño para encontrar una salida a la tensión entre ambos países.
El abogado y analista Rodrigo Noriega destaca que una de las opciones de la Cancillería es declarar como persona non grata a Consuelo Sandoval Meza, la propagandista que el año pasado fue designada por Daniel Ortega como nueva embajadora en Panamá. De adoptarse este curso de acción, Sandoval tendría cinco días para abandonar el país. Esto serviría para reafirmar la importancia del tema para Panamá, subraya Noriega.
Si las tensiones desatadas por las actividades de Martinelli en el Consulado escalan, lo que quedaría, según Noriega, es una ruptura de relaciones diplomáticas. Comenta que se podría solicitar la mediación de un tercer país, pero considera que esto no tendría mucho impacto dada la existencia de “intereses” tras la acogida que los diplomáticos nicaragüenses le han dispensado al político.
Sobresaltos en el tramo final de las elecciones
Este viernes 3 de mayo de 2024, la Corte Suprema de Justicia panameña falló en contra de una demanda presentada por la abogada, Karisma Etienne Karamañites. Ésta, en marzo pasado, solicitó la anulación de uno de los puntos del acuerdo a través del cual el Tribunal Electoral inhabilitó a Martinelli y puso a Mulino en la contienda como su suplente.
La resolución del máximo tribunal de este viernes finalmente le abrió las puertas a Mulino para ser parte de la boleta electoral, y si se cumplen lo que las encuestas señalan, alcanzar entonces la Presidencia.
El acuerdo que anuló la candidatura de Martinelli y aceptó la postulación de Mulino enfrentó a la Corte Suprema de Justicia con el Tribunal Electoral. Luis Guerra, uno de los tres magistrados del Tribunal Electoral, salió al paso de las críticas, rechazando la necesidad de consultar previamente a los partidos que postularon a Martinelli, Realizando Metas y Alianza, para adoptar una decisión que aseguró está basada en las disposiciones sobre la suplencia de los candidatos principales presentes en el Código Electoral.
Entre los cuestionamientos realizados a la candidatura de Mulino están que de asumir la Presidencia no contaría con un vicepresidente, ya que la fórmula o candidatura quedó incompleta tras la condena e inhabilitación de Martinelli; y que Mulino no fue elegido a través de un proceso de primarias por parte del partido Realizado Metas, a diferencia del expresidente.
Han sido semanas difíciles para la entidad encargada de la organización de los comicios.. Además de las reiteradas objeciones a la candidatura de Mulino, el TE ha sido criticado por los procesos de voto adelantado en el exterior y el sistema de voto electrónico.
La votación por parte de los panameños que residen fuera del país fue interrumpida la semana pasada tras detectarse una irregularidad en el orden en que aparecían los candidatos en la papeleta digital, que difería de las impresas.
Posteriormente se reanudó luego de que el Tribunal Electoral desestimó cualquier tipo de afectación posible en los resultados. Asimismo, la votación electrónica fue suspendida tras un consenso alcanzado por los partidos políticos. En las 20 mesas destinadas previamente para este sistema se emplearán papeletas tradicionales.
Todas estas situaciones han sumado a un clima de incertidumbre, en una de las elecciones más atípicas y complejas de los últimos tiempos. Unos comicios que Martinelli seguramente seguirá mañana desde su búnker político, en la sede diplomática a la que ha alborotado con su presencia.