Miguel Mendoza: “No me comentaban resultados deportivos para torturarme”

El periodista de deportes estuvo 597 días encerrado en las celdas de El Chipote, sometido a vejaciones de los esbirros del régimen. “No me arrepiento de nada, porque sino sería arrepentirme de los últimos cuarenta años de vida”, dice

Miguel Mendoza
Miguel Andrés/Divergentes

El cronista deportivo Miguel Mendoza se bajó del vuelo chárter en el que viajaba junto a los otros 221 presos políticos que la dictadura Ortega-Murillo desterró este nueve de febrero, y escuchó una palabra que no reconocía: “parole”. “¿Qué es eso?”, le preguntó luego a su hijo mayor que lo esperaba en el hotel que el Gobierno de Estados Unidos dispuso en Virginia para recibirlos. Era tal el aislamiento que soportó en la celda de El Chipote, que no solo no conocía el nombre del programa humanitario de Joe Biden que hoy los acoge, sino que durante 597 días de encierro no tuvo certeza de las horas del día, de los sucesos afuera de la prisión, de su familia en el primer tramo del confinamiento, y sobre todo, para dolor de sus dolores, resultados de los partidos de fútbol y su amado béisbol. 

La soledad resulta más dura cuando es impuesta de forma arbitraria y es mezclada con aislamiento. Mendoza dormía en una pequeña litera de concreto y había días que quería saber cosas. Comprobó que uno de los métodos de tortura psicológica de los carceleros era precisamente platicar sobre temas de actualidad deportiva frente a él sin revelarle los resultados. Solía suceder, relata el periodista a DIVERGENTES, cuando peleaba Román ‘el Chocolatito’ González, un boxeador afín a la dictadura Ortega-Murillo. “Después me enteré que a veces me decían el resultado cuando Román ganaba, pero cuando perdió en diciembre no”, cuenta Mendoza y suelta una carcajada. Su humor está libre de nuevo.

Lo mismo ocurrió cuando empezó el mundial de fútbol en Catar. Mendoza se imaginaba los partidos, y solo deseaba que Leonel Messi no ganara la Copa del Mundo. “Cuando me llevaban a la enfermería le preguntaba los resultados del mundial a la enfermera, pero los policías le ordenaron que no. Que era prohibido. Yo me pregunto, ¿en qué era relevante que me contaran quién ganó los juegos? Les dije que les daba la casa que no tengo en el mar si me decían los resultados”, agrega con más risas Mendoza. Una carcajada que los malos tratos, visibles en su cuerpo demacrado y su piel flácida, no pudieron suprimir. 

Miguel Mendoza:
Miguel Mendoza durante una entrevista con Divergentes y otros medios internacionales. Miguel Andrés | Divergentes.

El día de la final del mundial de fútbol en Catar, el 18 de diciembre de 2022, Miguel compartía celda con Juan Lorenzo Holmann. El gerente general del diario La Prensa le dijo: “ese juego se fue a penales. Oí los gritos seguidos, bróder. No van a estar gritando a cada rato si no son penales”. La prisión de El Chipote queda a un par de kilómetros del Estadio Nacional de Fútbol y ambos, tirados en sus literas, presumían que la exaltación de los aficionados provenía de esa cancha. Quien sabe: pudieron ser los mismos policías o las personas que habitan en las casas aledañas a la prisión. Lo cierto es que el cronista deportivo pensó que esa final la jugaba su selección favorita: Brasil.

Recibe nuestro boletín semanal

El siete de diciembre le permitieron una visita de sus familiares y al finalizar, los carceleros le informaron que se repetiría el 25. De modo que Mendoza le hizo un encargo a su hija: que la próxima vez le llevara los resultados de la final de Catar. Fue así cuando se enteró que Brasil no solo no fue a la final…

– Sino que Messi ganó la final con Argentina – le digo.
– Y por penales JA JA JA JA – suelta Mendoza.
– ¿Viste que España les va a dar la nacionalidad a los presos políticos?

– Así estoy viendo, pero no sé si me iría a vivir a España, porque lo mío es más el béisbol que el fútbol – suelta con una risotada. El cronista planea y sueña con el mes de marzo, cuando en Miami se juega uno de los pool del Clásico Mundial del Béisbol, donde compite, en el grupo de la muerte, Nicaragua, su país, aunque le hayan despojado de la nacionalidad.

“Yo soy cronista deportivo y toda la vida me he ganado la vida como tal. Nunca he recibido un salario por hacer publicaciones sobre política. Pero me gusta lo que una colega escribió sobre mí: que fui el cronista deportivo que rompió el hielo, porque los cronistas no se meten en este tipo de cosas (políticas y violaciones a los derechos humanos)”, cuenta Miguel Mendoza. “Si está ocurriendo algo tan grave, como lo que está pasando en Nicaragua desde 2018, no puede ser que la página de deportes que viene en la segunda sección de un periódico esté totalmente desvinculada de su línea editorial. No puede ser. No me arrepiento de nada, porque sino sería arrepentirme de los últimos cuarenta años de mi vida”.


La información que publicamos en DIVERGENTES proviene de fuentes contrastadas. Debido a la situación en la región, muchas veces, nos vemos obligados a protegerlas bajo seudónimo o anonimato. Desafortunadamente, algunos gobiernos de la región, con el régimen de Nicaragua a la cabeza, no ofrecen información o censuran a los medios independientes. Por ello, a pesar de solicitarlo, no podemos contar con versiones oficiales autorizadas. Recurrimos al análisis de datos, a las fuentes internas anónimas, o las limitadas informaciones de los medios oficialistas. Estas son las condiciones en las que ejercemos un oficio que, en muchos casos, nos cuesta la seguridad y la vida. Seguiremos informando.