La noche del pasado martes, dos días después de que el régimen Ortega-Murillo reafirmó su política totalitaria al adjudicarse el 100% de las alcaldías de Nicaragua, el caudillo sandinista reapareció en un acto partidario que aprovechó para enviar una advertencia al sector privado, especialmente a las empresas de telecomunicaciones. Les acusó de enriquecerse sin aportar un pago “justo” en los impuestos, y adelantó que buscará la manera de que “paguen más”. Con esos recursos, según dijo, se ejecutarán obras sociales.
Durante el acto del 46 aniversario de la muerte del fundador del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) Carlos Fonseca Amador, el dictador nicaragüense se quejó de que estas empresas de telecomunicaciones se han convertido en un “negocio redondo” en el que “nunca dejan de ganar”, sobre todo en referencia al período de la pandemia de Covid-19, en el que se hicieron aún más importantes como herramienta fundamental para la comunicación entre familias y amigos, que no podían verse debido al contagio masivo del virus.
“Aquí (en Nicaragua) esas empresas tienen ingresos multimillonarios. Tendría que ver con ellos cómo se habla para que puedan aportar más, tanto ganan (de) más, tanto más deben aportar por la vía de los impuestos”, manifestó Ortega.
El mandatario explicó que, con ese aporte tributario, se podrían ejecutar proyectos sociales, como la construcción de nuevas escuelas, puestos de salud y carreteras. “Y así (lo mismo con) todas las grandes empresas”, señaló Ortega, enviando también un mensaje directo a otras entidades del sector privado.
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Un economista, consultado bajo anonimato*, planteó que lo expuesto por Ortega no está mal en sí mismo, pero se sorprende por el hecho de que, después de 15 años en el poder, el dictador se da cuenta ahora de que el mercado de las telecomunicaciones representa un gran negocio. El experto señaló que, si eleva los impuestos a este sector, la dictadura de Nicaragua “va a tener una fuente de ingresos muy importante”.
“Yo no veo un gran problema, si es que lo van a hacer, porque realmente hay mucha gente que está haciendo negocios y es posible que las grandes empresas de telecomunicaciones estén teniendo enormes ganancias”, manifestó el economista.
El pasado mes de julio, Bayardo Arce, asesor económico de Ortega, se reunió en México con Carlos Slim, presidente del Grupo Carso y dueño de la empresa de telecomunicaciones Claro, con quien conversó sobre el estado de las inversiones en el país. La fuente económica no descartó que en esa reunión se haya abordado el tema expuesto por Ortega.
“Las declaraciones de Ortega son interesantes, porque realmente apuntan a una mayor equidad. Lo que habría que ver ahora es cómo reaccionará (la empresa) Tigo a esto, si también hay negociaciones avanzadas”, señaló.
A criterio del analista político y exdiputado liberal, Eliseo Núñez, la empresa privada vive bajo constantes “amenazas” por parte del régimen Ortega-Murillo, particularmente a partir de 2018, cuando este sector rompió relaciones con el poder tras la brutal represión desatada por la dictadura.
“Las empresas privadas están amenazadas, todas sin excepción, y no solo por ese discurso que brindó Ortega, sino porque Nicaragua es uno de los infiernos tributarios del mundo”, planteó el opositor.
Mensaje al gran capital
El caudillo sandinista también criticó a esas “grandes empresas” que “pegaron el grito al cielo” cuando su régimen realizó una reforma tributaria en 2019, y dijeron que la economía nacional se iba a hundir. En cambio, la ciudadanía entendió que “cuando hay paz y un gobierno dispuesto a trabajar con el pueblo y para el pueblo, entonces, los frutos se multiplican”.
El discurso tuvo lugar en el Polideportivo Alexis Argüello, que lleva el nombre del célebre boxeador y exalcalde de Managua, muerto en circunstancias extrañas. Ortega se refirió a esas instalaciones como ejemplo de las obras realizadas desde que su gobierno asumió el poder en 2007, así como la del Estadio Nacional Denis Martínez. Todo ello, gracias, según Ortega, a un gobierno de paz. Aunque, al instante, matizó: “¿Pero qué paz, si continuamente nos están haciendo la guerra aplicando sanciones, agresiones?”
La fuente experta consultada no descartó que, tras estas declaraciones, el régimen también comience a revisar la tasa de impuestos de otros sectores económicos que gozan de exoneraciones y exenciones, y puso de ejemplo el financiero y el comercial. Señaló así mismo que este tipo de anuncios tienen un destinatario claro, que es el gran capital.
Ataca a los de siempre: Estados Unidos y la Unión Europea
Tras celebrar los resultados de las votaciones municipales del seis de noviembre, en las que el FSLN se adjudicó el 100% de las municipalidades, Ortega acusó, sin presentar pruebas, a Estados Unidos y a la Unión Europea de haber intentado boicotear el proceso electoral, en contubernio con la oposición.
“A pesar de eso, de los millones que les han invertido (a la oposición) y que les dan desde Costa Rica, sí, Costa Rica es una base que tienen ellos ahí, no lograron provocar hechos de violencia, porque ya este pueblo está convencido de que vale mucho más para el progreso y bienestar del país un voto que una gota de sangre”, declaró el líder sandinista.
En respuesta a estas acusaciones de Ortega, el presidente de Costa Rica, Rodrigo Chaves, se defendió en su comparecencia del miércoles nueve de noviembre y aseguró que su país no es base de ningún grupo terrorista y destacó que su gobierno está “absolutamente adherido a las normas de convivencia internacional”.
“Nosotros no le estamos dando refugio a ningún terrorista, y mucho menos para que ataque o planee ataques a ningún país vecino”, enfatizó el mandatario costarricense, quien a su vez resaltó que su país quiere mantener relaciones cordiales con todas las naciones del mundo.
El argumento que el dictador empleó para justificar el control del oficialismo de las 153 alcaldías existentes en Nicaragua fue que la población depositó su voto “pensando en el bienestar de la familia y no en partidos políticos”, porque “estaban convencidos de que el partido al que ellos pertenecían no habían hecho nada y que no quedaba más camino que seguir votando por el Frente”.
No se refirió a que las votaciones municipales no contaron con la participación de grupos políticos opositores reales, puesto que el régimen les había cancelado a todos sus personerías jurídicas, además de haber apresado a sus líderes. Tampoco hizo mención de la escasísima participación y el nulo ambiente electoral.
A través de la red ciudadana desplegada en varios municipios del país, el observatorio Urnas Abiertas documentó la participación ciudadana en 366 centros de votación, lo que les permitió concluir que, con un 95% de confianza y un margen de error del 5%, la participación de este año fue de un 17.33% y el nivel de abstencionismo ascendió a un 82.7%.
El mismo organismo informó de coacciones sistemáticas hacia trabajadores públicos, opositores y ciudadanía en general. Según esta organización, el régimen ordenó a sus militantes vigilar cuadra a cuadra, para evitar cualquier expresión de resistencia y, en algunos casos, presionar a ciudadanos para que acudieran a las urnas.
Por su lado, Ortega comentó: “Fueron elecciones donde no se dispararon balas, no se quemaron a estudiantes, policías, jóvenes, no se incendiaron centros médicos, escolares, no se bloqueó al pueblo, no se bañó de sangre como los terroristas financiados por el imperio yanqui bañaron de sangre a Nicaragua, que estaba en paz”.
Resultado inverosímil y ataque contra la ONU
Con pocos argumentos más con los que justificar el resultado inverosímil de las municipales, el caudillo sandinista cambió de tema y se explayó en quejas y amenazas diversas contra los que considera sus enemigos naturales. Así, arremetió contra los “imperialistas de la Tierra” que no cumplen con los acuerdos sobre la crisis climática, a propósito de la Cumbre del Clima COP27, que se celebra en Egipto.
“Si aquí hay que señalar a los culpables de la destrucción del planeta, del calentamiento global, es a los países desarrollados”, remarcó.
Acto seguido, criticó al secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, por no mencionar a los responsables de la destrucción del planeta durante su participación en la cumbre climática.
“Lo que tiene que decir (Guterres), y tener valentía para decirlo, es que lo que se ha venido cometiendo es un crimen contra los países en desarrollo… Los países desarrollados son los que han venido destruyendo, asesinando, explotando y, con ello, destruyendo el medioambiente”, acusó.
“¿Quiénes son los asesinos del medioambiente?”, preguntó retóricamente al secretario general de la ONU. “Dígalo, tenga el valor de decirlo”.