Declaraciones de Francisco revelan “congelamiento” de acercamientos del Vaticano con el régimen

El Sumo Pontífice tilda al régimen sandinista como “una dictadura grosera y hitleriana”, en un tono que rompe el habitual equilibrio diplomático del Vaticano. Fuentes católicas aseguran que la reacción del Papa Francisco confirma un “congelamiento” entre los distintos intentos de acercamiento de la Santa Sede con Managua, en especial por el arresto y condena de monseñor Rolando Álvarez

Papa Francisco audiencia en Vaticano
El papa Francisco preside una audiencia general en la plaza de San Pedro en el Vaticano. Archivo: EFE/ Ettore Ferrari

Las declaraciones del Papa Francisco, en las que califica al régimen de Daniel Ortega  y Rosario Murillo como una “dictadura grosera” y “hitleriana”, no sólo profundizan en superlativo el aislamiento internacional de la pareja presidencial, sino que son una reacción al “muro infranqueable de maldad, mentira y cinismo” con el que el Vaticano se ha topado al momento de intentar dialogar con el Gobierno sandinista, en especial por el arresto y condena del obispo Rolando Álvarez. De acuerdo a una fuente ligada a la Iglesia Católica, lo dicho por el Sumo Pontífice al medio de comunicación Infobae confirma que la relación entre Managua y la Santa Sede está en “un congelamiento”, en un contexto de persecución religiosa. 

“No pierdo la esperanza de que después de cierto tiempo la diplomacia vaticana pueda hacer otro intento de acercamiento. No creo que dejen abandonado a monseñor (Rolando) Álvarez. De momento es un buen golpe a la dictadura que en ocasiones cínicamente saludan al Papa”, manifestó la fuente religiosa que pidió mantenerse bajo el anonimato. “Creo que el Vaticano, tratando de dialogar con la dictadura, se ha topado con un muro infranqueable de maldad, de mentira y de cinismo”, insistió. 

Las declaraciones del máximo líder del catolicismo sorprendieron la mañana de este 10 de marzo a diversos sectores de la población nicaragüense —sobre todo de oposición y sociedad civil— que demandaban mayor contundencia del Vaticano ante la represión que ejerce Ortega y Murillo en Nicaragua. Las demandas incrementaron cuando la pareja sandinista aumentó los ataques a la Iglesia. Recientemente el régimen puso mordaza a las procesiones del viacrucis en la vía pública. Mientras tanto, el obispo Rolando Álvarez permanece encarcelado en una celda de máxima seguridad del Sistema Penitenciario Nacional. 

“Con mucho respeto, no me queda otra que pensar en un desequilibrio de la persona que dirige (Ortega y Murillo). Ahí tenemos un obispo preso, un hombre muy serio, muy capaz. Quiso dar su testimonio y no aceptó el exilio. Es una cosa que está fuera de lo que estamos viviendo, es como si fuera traer la dictadura comunista de 1917 o la hitleriana del 35, traer aquí las mismas… Son un tipo de dictaduras groseras”, dijo el Papa en una extensa entrevista concedida al periodista y fundador de Infobae, Daniel Hadad. 

Un parteaguas para la política del Vaticano

Es la primera vez que el Papa Francisco utiliza dichas palabras públicamente para referirse a la situación de Nicaragua. Con un lenguaje nada usual por los funcionarios del Vaticano, que suelen ser cautos con el fin de mantenerse como mediadores de conflictos internacionales, todo indica que los intentos de diálogo entre la Santa Sede y Managua han llegado a un punto muerto. “No creo que las relaciones estén rotas, porque el Papa siempre deja una puerta abierta”, agregó la fuente cercana a la Iglesia en Nicaragua. 

Por su parte, Pedro Fonseca, experto en relaciones exteriores e internacionalista, aseguró que los comentarios del Papa Francisco “pueden marcar un parteaguas en la política internacional de la Santa Sede”. “No habíamos escuchado una declaración tan fuerte y con tanto énfasis en las comparaciones de regímenes autoritarios del pasado. Lo cual es fundamental, porque no solo nos demuestra nuevamente el compromiso de la Santa Sede por contrarrestar la avanzada de la dictadura, sino porque nos permite colocar a Nicaragua en el mapa de las dictaduras históricamente nefastas”, agregó el experto.

Fonseca analizó que los intentos de diálogo del Vaticano no prosperaron, y que por esa razón el Papa Francisco ha decidido pronunciarse sobre el caso de Nicaragua. “Con esto el Papa comprueba que, si ha existido ese canal de comunicación, hasta ahora no ha rendido frutos”, reiteró.

“Dictadura hitleriana”

Declaraciones de Francisco revelan “congelamiento” de acercamientos del Vaticano con el régimen
EFE/Jorge Torres

En menos de un mes, diversas voces de relevancia internacional han comparado las acciones represivas del régimen de Ortega y Murillo con otras cometidas por regímenes autoritarios. Uno de ellas ha sido Jan-Michael Simon, presidente del Grupo de Expertos en Derechos Humanos sobre Nicaragua (Ghren, por sus siglas en inglés), quien indicó que el “armamentismo del sistema de justicia contra los opositores políticos, es exactamente lo que hizo el régimen nazi”.

Simon explicó en una entrevista a DIVERGENTES que elementos como el despojo de la nacionalidad y la instrumentalización de la justicia estuvieron presentes en los juicios contra los nazis llevados a cabo por el Tribunal Militar Internacional en los procesos de Nuremberg, llevados a cabo tras el fin de la Segunda Guerra Mundial con altos mandos y militares nazis. Una comparación similar realizó el Papa Francisco, quien también relaciona el actuar represivo del régimen con “las dictaduras comunistas de 1917”. 

“Me parece que el Papa muestra una gran capacidad de rectificar. Durante bastante tiempo enseñó paciencia y hasta condescendencia con Ortega, e insistió en la necesidad del diálogo. Al calificar de desequilibrado y de hitleriano a Ortega pues resulta evidente que Francisco tiene ahora un retrato fiel de Ortega y de su dictadura”, dijo por su parte el politólogo Enrique Sáenz, quien el pasado 15 de febrero fue despojado de su nacionalidad por el régimen.

Desde abril de 2018 la dictadura atacó a la Iglesia Católica por solidarizarse con los manifestantes y abrir sus templos para la ayuda humanitaria. La situación contra sacerdotes y obispos se agudizó en los últimos dos años, cuando arrestó y expulsó del país a curas y líderes religiosos. El punto álgido de la escalada sucedió tras el arresto de monseñor Rolando Álvarez, quien fue sentenciado el 10 de febrero —un día después de que se negara a exiliarse junto a otros 222 presos políticos— a más de 26 años de cárcel. Como castigo, el obispo Álvarez fue traslado al Sistema Penitenciario Nacional, una cárcel de máxima seguridad conocida también como “La Modelo”.


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