Faltan menos de cinco días para la segunda vuelta electoral en Guatemala y las últimas jornadas de la campaña electoral se viven con tensión, suspicacias y recelo, luego que la controvertida justicia de ese país no logró –por ahora– descarrilar al candidato sorpresa de la primera cita electoral: el sociólogo progresista Bernardo Arévalo, quien se medirá este domingo 20 de agosto junto a la candidata Sandra Torres de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), la agrupación a la que el conglomerado de impunidad y corrupción que subyace en este país centroamericano apuesta. Y el panorama, según las encuestas más fiables, favorecen al Movimiento Semilla: Arévalo ganaría el balotaje con 61 %.
El sondeo realizado por la Fundación Libertad y Desarrollo y la firma CID Gallup revela que la candidata de UNE sólo llega al 39 % en la intención de votos. “Arévalo cuenta con 77 % de opinión favorable, mientras que Sandra Torres sólo alcanza el 45 %”, revela la encuesta. Además, el 67 % de la población está en desacuerdo en que se cancele el partido Semilla. Un sentimiento patente con protestas en las calles de Guatemala después que la Fiscalía General, controlada por Consuelo Porras y su mano derecha, el fiscal Rafael Curruchiche, ha interpuesto una serie de maniobras legales para inhabilitar al partido de Arévalo.
El Movimiento Semilla nació hace seis años sin mayores aspavientos, más que ser una agrupación progresista, muy urbana y de corte intelectual. Sin embargo, en la primera vuelta electoral el pasado 25 de junio el pequeño partido político irrumpió inusitadamente en el tablero político chapin: lograron condensar el desencanto de un país hastiado de la corrupción, la impunidad y la desigualdad. Arévalo, quien enarbola un discurso en pro de la transparencia y contra las élites “mafiosas”, ha reavivado la esperanza de una nueva primavera democrática, un anhelo nacional que fue truncado con la expulsión de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (Cicig) en 2018.
Apalancada en un sistema corrupto, denunciado no solo por la ciudadanía guatemalteca, sino por la comunidad internacional, la Fiscalía de Porras y Curruchiche mantiene 13 investigaciones penales contra el Movimiento Semilla y el mismo Tribunal Supremo Electoral. La institución encargada de los comicios mantuvo inamovible su postura de respeto a la voluntad popular y convalidó los resultados de la primera vuelta, tras un intento de descalificarlos, y convocó al balotaje.
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Todo esto mantiene un ambiente de recelo político y social a pocos días de la segunda vuelta. La encuesta de CID Gallup apunta que el 56 % de los guatemaltecos están dispuestos a protestar públicamente si se cancelara la segunda vuelta electoral. Mientras que 73 % de los encuestados considera que la democracia guatemalteca está amenazada y en peligro, y un 76 % afirma que el país va por el camino equivocado.
La politóloga y analista Marielos Chang dijo que la elección del domingo 20 de agosto “no es una segunda vuelta normal”: “Tuvimos un embate judicial que nos dejó con dudas, por momentos, de si habría balotaje, y estamos viendo entonces una elección caracterizada por ataques contra el Movimiento Semilla”.
La situación, resalta Chang, llegó a tal grado de alarma, por el allanamiento de la Fiscalía al Tribunal Supremo Electoral y a la sede del Movimiento Semilla, que el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, realizó una visita de inspección a comienzos de agosto para comprobar en terreno qué estaba sucediendo y después presentar un informe a la Asamblea del organismo.
Arévalo atento a después de la votación
El candidato Bernardo Arévalo está seguro de su triunfo el próximo domingo, pero analistas políticos temen que la justicia intente impedir que Arévalo –si es que gana– pueda tomar posesión de la Presidencia, echando mano a los procesos penales abiertos. A nivel de fuerzas en el Congreso, Semilla sería la tercera con 23 diputados. Una bancada débil para terciar con los 28 curules de UNE y los 39 del partido político del actual presidente Alejandro Giammattei.
En una entrevista con El Faro, Arévalo se mostró optimista y dice que busca la construcción de “consensos”; sobre todo con el Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras (CACIF). Establecer con el sector privado “acuerdos básicos que sirvan de contrapeso al bloque legislativo de los partidos ligados a la corrupción”.
“Vamos a consensuar y a discutir con quien sea. Nuestro gobierno hará las negociaciones que se requieran, alrededor de los distintos temas, con los actores que tengan que estar involucrados”, dijo Arévalo al periodista José Luis Sanz de El Faro. “Bueno, hemos visto que desde los 48 Cantones de Totonicapán hasta el sector privado organizado se han colocado en una posición común contra el asalto a las instituciones políticas. Ese es un espacio de convergencia alrededor del cual se pueden empezar a establecer acuerdos básicos que sirvan de contrapeso al dominio que muchos de estos partidos van a tener en el Congreso”.
No obstante, el candidato de Semilla matizó su optimismo en la entrevista con El Faro respecto a su futuro si, eventualmente, ganara el balotaje. “No tengo ninguna duda de que entre el 20 de agosto y el 14 de enero, si nosotros ganamos la elección, va a haber un buen número de intentos por evitar que eso suceda. Y van a venir de distintos sectores. Lo hemos estado viendo. Y el ariete del ataque a la institucionalidad democrática del país es el Ministerio Público”, resaltó.
Torres firma pacto con militares
Arévalo cerrará campaña este 16 de agosto en la plaza pública de la capital chapina, luego de una gira por territorio colindante con México, los más deprimidos de Guatemala, y donde fue fuertemente custodiado (en el ambiente boga el magnicidio en Ecuador del candidato Fernando Villavicencio). Mientras que su contrincante, Sandra Torres, firmó este martes un pacto con una organización de militares retirados para obtener su apoyo para el balotaje que despierta mucho interés: será una especie de referéndum sobre si Guatemala debe seguir controlada por la hidra corrupta compuesta de empresarios, partidos políticos, militares y el crimen organizado que ven en la germinación del Movimiento Semilla una amenaza.
Torres, que no tiene mucho que apelar, le pidió a los integrantes de la Asociación de Veteranos Militares de Guatemala (Avemilgua) “su apoyo” para convencer a sus comunidades y familias a que voten por ella y así “defender al país de la agenda extranjera y a favor” de la diversidad sexual que, según ella, promueve Arévalo. Consignas que fueron recibidas por esta organización que fue fundada por militares que prestaron servicio durante el conflicto armado interno de Guatemala (1960-1996) y en la que algunos de sus miembros han sido sindicados por delitos de lesa humanidad y corrupción.
Sobre Torres, Chang detalla que “tuvo una transformación de la noche a la mañana” al modificar su “orientación” política y así “priorizar los valores tradicionales” y habitualmente conservadores de la “familia” guatemalteca.
“Usó estos elementos para ganarse el voto tradicional”, señala la especialista en comunicación política, quien advierte de que si triunfa Torres, “sería darle continuidad a la administración de Alejandro Giammattei”, el actual mandatario, cuya administración ha sido criticada por organismos como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y Human Rights Watch (HRW) por criminalizar a jueces, periodistas y candidatos electorales.
La misma opinión tiene el analista político Renzo Rosal, quien considera que la exesposa del expresidente Álvaro Colom (2008-2012) es la “continuidad del sistema vigente”. “Ella tomó esta estafeta, y ahora con mayor fuerza por tener enfrente al Movimiento Semilla”, explica el politólogo en referencia a Torres, quien fue acusada en 2019 de financiar ilegalmente su campaña electoral.