Ortega y Murillo enfilan la represión contra el periodismo hacia los medios locales

Telcor ha ordenado la cancelación de ocho radios y un canal de televisión en Matagalpa en la última semana. Primero fueron censurados los medios nacionales y ahora el apagón informativo es impuesto a los medios locales que tienen gran impacto en las comunidades. En total el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha cerrado entre 2018 y 2022 al menos 40 medios de comunicación y espacios informativos

Miembros del Comité Ejecutivo de Periodistas y Comunicadores Independientes, PCIN. Foto/Archivo

El periodista David Mendoza presentía desde hace un tiempo que iban a censurar su pequeño canal de televisión, un medio local que transmitía en Río Blanco, Matagalpa, en el norte de Nicaragua. El extraño presentimiento de David se convirtió en realidad el mediodía del dos de agosto, justo cuando la señal del televisor que tenía en su estudio se apagó. “Ya vino la censura a mi canal”, pensó, aunque muy en el fondo guardaba la esperanza de que los técnicos estuvieran haciendo los habituales mantenimientos.

Transcurrieron diez minutos y la señal no regresó. David llamó al dueño de Cable Visión, empresa proveedora de cable en Matagalpa, y este le confirmó el mal augurio. “Me dijo que lo hacía con todo el dolor de su alma. Que era una orden de Telcor y no podía hacer más por mí. Yo entendí, le pedí la notificación para leerla y me la envió”, narró David a DIVERGENTES.

Después de leer la notificación de Telcor, David realizó una transmisión en Facebook anunciando el guillotinazo que le dio la dictadura sandinista a su canal. El video se volvió viral en redes sociales porque el periodista apareció en el set del noticiero triste, con la voz cortada, anunciando que no estaría más en televisión. Al final de su presentación se quebró, tomó su cabeza con las dos manos y lloró.

“Hice este medio de cero y dejé toda mi juventud. Aquí mis sueños se hicieron realidad. Logré financiar mis estudios porque no estudié siendo niño, sino hasta que tuve mi trabajo. Ayudé a tanta gente y no solo en Río Blanco, también en otras partes de Nicaragua. Por eso lloré en la transmisión, porque no sé quién va a apoyar a todas estas personas”, dijo David.

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La notificación –firmada por Celina Delgado Castellón, subdirectora del ente regulador– refería que su canal RB3, que se transmitía en la señal 15 en la grilla de programación de Cable Visión, no contaba con autorización para operar como un medio local, por lo que solicitaban el retiro definitivo.

No hubo otro argumento, fue una cancelación a secas, similar a la que en esa misma semana el régimen sandinista envió a 11 radios y tres canales de TV por cable en el norte de Nicaragua, según denunció la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). Siete de estas emisoras eran católicas y administradas por la Diócesis de Matagalpa. “Fue como un balde de agua fría”, relató el periodista. “Un duro golpe para mí”, continuó.

La cancelación del canal RB3 se sumó a una lista de al menos 40 medios de comunicación o espacios informativos censurados por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo entre 2018 y 2022, según datos de la organización Periodistas y Comunicadores de Nicaragua (PCIN). Los últimos fueron inhabilitados en la primera semana de agosto.

El cierre de medios locales como RB3 forma parte de la estrategia represiva de la dictadura sandinista contra la prensa independiente. Pretenden “acallar las voces críticas” en todos los niveles, a tal punto de conseguir un apagón informativo, coincidieron directores de medios de comunicación independientes y periodistas consultados por DIVERGENTES.

“Primero clausuraron, cerraron, amarraron y obligaron a autocensurarse a medios ‘nacionales’. Y ahora están atacando a los locales que son los que cuentan las historias y expresan la cercanía con el quehacer cotidiano en las comunidades”, explicó Cristopher Mendoza, miembro de la comisión ejecutiva de PCIN, quien señaló que el régimen está apostando “por un apagón mediático”. 

Mendoza refirió que el primer ataque del régimen sandinista estuvo dirigido a los medios que la dictadura categorizó como los más relevantes. Ahora la censura está dirigida hacia radios y televisoras locales que son igual de importantes en cada zona del país.

“Lo que persiguen efectivamente es acallar a los medios de comunicación. No sólo por lo que los medios como instituciones plantean, sino porque estos ofrecen una apertura a las diversas opiniones de la ciudadanía. Muchas de estas se convierten en voces críticas frente al ejercicio del Estado en Nicaragua, y a ellos no les gusta esto”, opinó Patricia Orozco, directora de Agenda Propia con amplia trayectoria en radios comunitarias.

El impacto de los medios locales 

Ortega y Murillo enfilan la represión contra el periodismo hacia los medios locales
Fotograma de la transmisión en línea durante el anuncio del cierre del canal RB3. Facebook/RB3

El medio televisivo RB3 tenía una programación variada. Transmitía durante 24 horas continuas y contaba con el único noticiero de la localidad. Además de informar “sin sesgo político”, sus periodistas reporteaban y presentaban los temas sociales que afectaban a las distintas comunidades con el objetivo de encontrarles una solución a sus problemas.

“Mientras los políticos y las autoridades municipales se resguardaron durante la pandemia, nosotros nos arriesgamos recorriendo las calles, los barrios, visitando a la gente pobre, para escucharlos y apoyarlos. Ver tantas lágrimas de madres cuando miraban un saco lleno de víveres era increíble”, contó el periodista.

Las necesidades de los pobladores eran contadas a través de notas informativas que se transmitían en el noticiero del Canal RB3 todos los días a las seis de la tarde.  Esa labor social provocó que varios patrocinadores aportaran para construir casas en zonas alejadas de la ciudad. También motivó a la ciudadanía a apoyar con provisiones para familias que todos los inviernos eran afectadas por las inundaciones. 

Desde RB3 se impulsó una caravana de 15 camionetas cargadas de alimentos en solidaridad con las personas de la Costa Caribe afectadas por los huracanes ETA e IOTA. “Todo eso fue un impacto enorme. Incluso la misma Alcaldía me enviaba a las personas que necesitaban ayuda porque sabían que teníamos esa labor social y porque ellos no tenían presupuesto para ayudarles”, señaló el periodista.

Cristopher Mendoza, miembro de la comisión ejecutiva de PCIN, explicó “la valiosa contribución” de los medios locales en las comunidades rurales del país. Para él, esas radios y canales de televisión llenan un vacío que los medios que conocemos como “nacionales” (por ser más grandes), históricamente no han podido solventar.

“La cobertura de los medios ‘nacionales’ no necesariamente llega a todas las localidades del país. Muy pocos de hecho tienen ese alcance. A veces la única forma de conseguir esa cercanía es precisamente haciendo alianzas con radios o canales locales que son los que tienen mayor incidencia por su trabajo en el día a día en estas zonas”, explicó el miembro de PCIN.

Mendoza señaló que en municipios como Río Blanco, en Matagalpa, la incidencia de los medios de comunicación locales aumentó cuando el régimen decidió cerrar las instalaciones de medios más grandes como La Prensa, en 2021, o limitar la programación noticiosa de radios tradicionales como la Corporación.

Por un lado forzaron a La Prensa a descontinuar su circulación impresa. Y por el otro, cancelaron de forma definitiva programas como Confidencial Radio y Onda Local, que se transmitían en Radio Corporación.

“Los medios locales representan los intereses más cercanos de una ciudadanía que no es solo Managua, sino el resto del país. Es a través de estos medios que se ha denunciado, por ejemplo, los abusos y también el daño al medio ambiente. Han puesto en agenda los temas que antes no notamos porque la información estaba más centrada en lo que ocurría en la capital”, insistió Mendoza.

Tan importantes son los medios locales que incluso el mismo régimen utiliza sus espacios para realizar promoción de sus actividades. Al canal RB3, por ejemplo, también llegaban ministros del régimen sandinista a compartir los proyectos que desarrollaban en las distintas comunidades de Matagalpa. David nunca les negó el espacio porque le daba “chance a todo el mundo”. Precisamente esta apertura es lo que le ocasionó que en más de una ocasión presintiera el cierre de su medio.

“No solo es un duro golpe para mí. También las personas que trabajaban en las radios y los otros canales que han cerrado. El Gobierno no mide las consecuencias porque no solo afecta a los dueños del canal, sino a la familia de aquel trabajador que se queda sin empleo”, expresó el dueño de RB3, quien refirió que por más que el régimen intente imponer una narrativa cancelando medios locales y promoviendo los oficiales, al final la audiencia es la que decide qué creer o no.

La importancia de los medios de comunicación locales también fue manifestada por el presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), Jorge Canahuati, quien lamentó que con un solo “golpe”, el Gobierno sandinista creara un nuevo desierto informativo en el interior del país.

“Las estaciones clausuradas prestaban un valioso servicio comunitario a miles de personas. Es obvio que se pretende acabar con todo vestigio de prensa independiente”, afirmó Canahuati.

El ataque feroz a la prensa independiente

Ortega y Murillo enfilan la represión contra el periodismo hacia los medios locales
Fotografía de la rotativa del diario La Prensa. Archivo/EFE

Los cierres arbitrarios de medios locales en Nicaragua, han sido condenados por distintas organizaciones de periodistas y también por la Unión Europea. Esta última cuestionó el uso de la fuerza policial excesiva para ocupar las instalaciones y para intimidar y dispersar a ciudadanos que defendieron hasta donde pudieron la confiscación de equipos de una radio católica.

“Esto constituye otra violación de la libertad de expresión y de la libertad de religión o de creencias”, sostuvo la Unión Europea en un comunicado.

Desde 2018, el régimen Ortega-Murillo ha desatado una represión sostenida en contra de manifestantes y opositores a su régimen. Al menos 40 de estos fueron capturados el año pasado y condenados recientemente por delitos como “traición a la patria y lavado de dinero”, que fueron adaptados, con la complicidad de la Asamblea Nacional y el sistema judicial, para justificar los juicios espurios contra los acusados.

La organización Periodistas y Comunicadores Independientes de Nicaragua (PCIN) registra que, desde el 2018 hasta la fecha, un total de 140 periodistas han salido obligados al exilio a causa de las amenazas de cárcel de la dictadura por ejercer su derecho a informar. De ese total, 72 son varones y 68 mujeres, siendo los principales destinos de los comunicadores Costa Rica, Estados Unidos, España y México.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y su Relatoría Especial para la Libertad de Expresión (RELE) concluyó en un informe presentado el mes pasado que después de cuatro años de crisis sociopolítica en Nicaragua, la dictadura Ortega-Murillo mantiene un régimen de “terror” y “miedo”, en un país donde se ha roto la institucionalidad democrática, el Estado de derecho y hay una violación “grave y sistemática” de derechos humanos. 

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Pedro Vaca, relator especial para la Libertad de Expresión de la CIDH, mostró su preocupación por la nueva ola de persecución y hostigamiento contra la prensa independiente, el cual tiene como propósito el “silenciamiento” al acceso de información que tienen los ciudadanos nicaragüenses.

“Defender la libertad de prensa no es defender el privilegio de una persona, sino defender el derecho de una ciudadanía a estar informado… y la prensa nicaragüense ha hecho un esfuerzo enorme por mantener encendida la información a pesar del propósito del silenciamiento que es absolutamente claro y evidente”, apuntó Vaca.

Previo a la cancelación de radios y canales de televisión locales, el régimen desató una nueva y silenciosa oleada de persecución contra el periodismo en Nicaragua: aparte del allanamiento de viviendas de fotoreporteros y personal de La Prensa –cuya redacción se mantiene confiscada desde agosto de 2021–, periodistas de otros medios de comunicación también recibieron acoso policial. 

El presidente de la Comisión de Libertad de Prensa e Información de la SIP, Carlos Jornet, director periodístico del diario argentino La Voz del Interior, afirmó que “la Policía recurrió a un uso excesivo de violencia contra las estaciones cerradas, lo cual indica el alto grado de impunidad del que gozan las autoridades nicaragüenses en las regiones más remotas del país”.

Rumbo al apagón mediático

Ortega y Murillo enfilan la represión contra el periodismo hacia los medios locales
Radio Vos transmitía en la frecuencia 101.7 FM, una emisora comunitaria y feminista en la ciudad de Matagalpa. Foto: radiovos.org

Argentina Olivas, directora y fundadora de Radio Vos, en Matagalpa, no puede articular claramente lo que sintió el día que Telcor llegó a las instalaciones de la emisora a comunicarle que su medio estaba cancelado. “¿Cómo te digo? Fue una mezcla de emociones: tristeza, rabia, impotencia”, dice.

Olivas, al igual que David Mendoza, tenía claro que en cualquier momento el régimen podría cancelar su emisora radial. La única duda que tenía era la fecha. La directora de Radio Vos contó a DIVERGENTES que dos técnicos de Telcor llegaron el dos de agosto a comunicarles que debían apagar todos los equipos y no encenderlos más.

“Ellos argumentaron aspectos técnicos pero el fondo es político”, dice Olivas, quien fundó esta radio en julio de 2004. “El mes pasado cumplimos 18 años”, expresa apesadumbrada.

Radio Vos era una emisora comunitaria y feminista. Desde su nacimiento tuvo el compromiso de defender los derechos humanos de los nicaragüenses, específicamente los de las mujeres. También desarrollaron talleres educativos con niños y adolescentes con un enfoque de género.

“La radio era muy cercana con la ciudadanía. Llegaban mujeres de las distintas comunidades para buscar información. Éramos un referente para el Colectivo de Mujeres de Matagalpa y para otras organizaciones de la ciudad, porque contribuimos a esa atención emocional, de salud, y de asesoría legal para las mujeres que sufrían violencia”, explicó Olivas.

La periodista reflexiona sobre la decisión política que motivó el cierre de su medio de comunicación. Tiene claro que primero el régimen se centró en los medios grandes y luego apuntó sus fusiles contra los más pequeños para cerrar todo lo que no consideren afín a su política.

“Los medios locales somos bastante escuchados por la población. Tenemos una opinión crítica y también denunciamos las irregularidades. Incluso, un día antes de que nos cerraran a nosotros, emitimos un pronunciamiento rechazando la censura que impusieron a las emisoras católicas. Somos una piedra en sus zapatos”, expuso Olivas.

“El temor que tenemos es que los medios de comunicación locales no han logrado dar ese salto al ciberespacio, pese a que hay un gran crecimiento en cuanto al acceso a Internet. También persiste el tema económico y de conectividad en las comunidades”, manifestó Cristopher Mendoza.

El directivo de PCIN también afirmó que frente a la cancelación de medios de comunicación, de igual manera se limita el ejercicio periodístico, pues aunque algunas radios o canales se muden a las redes sociales o la web, en el terreno los reporteros estarán expuestos a persecución por el régimen sandinista.

“Cuando vean a un periodista con un micrófono o grabadora en la calle, lo primero que le van a preguntar es ‘qué andas haciendo si tu medio está cerrado’. Ese será su argumento y esto poco a poco podría sumergir a la ciudadanía en una oscuridad informativa”, alertó Mendoza.

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