Los discursos antiimperialistas del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo han sido en realidad pura retórica, que se ha traducido en un efectivo acuerdo de colaboración con los últimos gobiernos estadounidenses en el recibimiento de nicaragüenses deportados. A diferencia de sus pares dictatoriales —Cuba y Venezuela—, considerados como países reacios a recibir a sus ciudadanos deportados, Nicaragua ha aceptado en su totalidad a los nicaragüenses expulsados de Estados Unidos por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés).
Un primer avión de nicaragüenses deportados en el segundo mandato del presidente estadounidense Donald Trump habría arribado el 12 de febrero de 2025, con 93 repatriados según un reporte de La Prensa, basado en publicaciones de medios de comunicación oficialistas. El avión anterior a ese, que se dio bajo administración del expresidente Joe Biden, llegó el 23 de enero del mismo año, con otros 95 nicaragüenses.
La acogida de estas personas por parte del régimen Ortega-Murillo no fue distinta a la de otras administraciones norteamericanas en los últimos 11 años. Desde la etapa presidencial de Barack Obama en 2014, seguido del primer Gobierno de Trump, hasta el último año de mandato de Biden en 2024, Daniel Ortega ha recibido a 18 660 nicaragüenses deportados, lo que ubica a Nicaragua entre los 10 principales países con mayor número de ciudadanos expulsados de Estados Unidos, según la DHS.
Al menos 3100 nicaragüenses fueron deportados en los últimos tres años del período de Obama, 5590 en el primer período de Trump y 9960 en el período de Biden, siendo este último la administración con mayor deportaciones.
En estos mismos años, se produjeron 47 580 arrestos administrativos realizados por la Oficina de Detención y Deportación (ERO, por sus siglas en inglés). De estas, 1950 ocurrieron bajo el mandato de Obama, 2600 bajo Trump y 43 030 bajo Biden. Esta es también la administración con mayor número de detenciones migratorias realizadas.
Nicaragua siempre ha recibido deportados

El investigador en temas migratorios, Manuel Orozco, señala que “Nicaragua siempre ha recibido a deportados”, y estas han ocurrido ininterrumpidamente en los diferentes gobiernos del país norteramericano. Solo entre 2014 y 2024, Nicaragua ha captado el 3% de las deportaciones totales, pero en los últimos tres años, la cifra ha aumentado al 7%, debido al gran aumento del flujo migratorio que registró el país, indican las sistematizaciones de Orozco. Según el experto, la tendencia continuará en dirección similar.
A diferencia de sus congéneres políticos, Cuba y Venezuela, las otras dos dictaduras de la región, han sido “países reacios” a recibir a sus conciudadanos, debido a sus dificultosas relaciones diplomáticas con Estados Unidos.
Un reporte de The Washington Post revela que 42 084 personas cubanas están en riesgo de deportación en Estados Unidos, pero Cuba solo ha aceptado a 4662 personas en la última década. Mientras tanto, 17 940 personas venezolanas también están en riesgo de deportación, pero Venezuela solo ha recibido a 5862 en el mismo período.
Esto convierte a Cuba y Venezuela en el primer y tercer país respectivamente con mayor número de ciudadanos poseedores de órdenes de deportación, pero con menor número de aceptaciones al momento de su expulsión.
Aunque el comportamiento de Nicaragua ha sido contrario a esto, Orozco considera que la voluntaria colaboración del régimen Ortega-Murillo en el recibimiento de personas deportadas “no es un mecanismo de apaciguamiento de la dictadura”.
“La diferencia es que el Gobierno de Nicaragua está haciendo publicidad para que se visibilice que no está antagonizando a nadie”, señala. También indica que la alta cantidad de cubanos y venezolanos con órdenes de deportación, responde a la reciente ola migratoria de los últimos cuatro años y que “los números se acumularon”; pero que ni Cuba ni Venezuela han dejado de recibir a deportados. La diferencia es que lo hacen “en cantidades muy pequeñas”.
Más de 100 000 nicaragüenses en riesgo de deportación

Hasta ahora no es posible saber con certeza cuál será el aumento real de las deportaciones en 2025, indica Orozco, ya que “la política, los costos y el nivel de esfuerzo humano son considerables e inmensurables”.
De acuerdo con información brindada a través de Freedom of Information Act y sistematizada por el investigador, 63 300 nicaragüenses tuvieron orden de deportación entre 2018 y 2024. De esa cifra solo el 20% de las personas han sido detenidas y removidas. Mientras, hasta antes de 2018, al menos 80 133 nicas tenían orden de deportación, y únicamente el 5% fueron expulsadas.
Esto indica que actualmente hay 126 766 nicaragüenses en riesgo de una deportación segura en Estados Unidos.
Esta cifra todavía no incluye a los casi 95 000 nicaragüenses que se encuentran en un limbo migratorio por haber ingresado a dicho país a través del programa del parole humanitario, el cual fue cancelado el pasado 22 de enero por una orden ejecutiva de Trump.
El presidente estadounidese Donald Trump también ordenó parar todos los procesos migratorios iniciados por estas personas para prolongar su residencia regular, los cuales incluyen solicitudes de asilo político, residencia vía petición familiar, visas de trabajo o estudiantiles, entre otros.
Angélica Salas, directora ejecutiva de la Coalición Pro Derechos Humanos del Inmigrante (CHIRLA), indica que los procesos migratorios de las personas que entraron a Estados Unidos con parole humanitario se encuentran “altamente vulnerables” y se podrían encontrar en situación irregular en cualquier momento.
“Estamos en una situación muy problemática porque mucha gente que solicitó asilo político asumió que su proceso iba a seguir y les iba a permitir estar acá, pero sus procesos están muy vulnerables. La gente que vino con parol y que ahora solo tiene permisos de trabajo, puede que mañana vivan indocumentados en Estados Unidos y sin permisos de trabajo porque se los cancelaron”, explica la defensora a DIVERGENTES.
Perspectiva xenofóbica y racista
“Este Gobierno está operando de una manera que no es común. Esperamos todo de esta administración, porque no sigue las reglas que han existido por muchos años. Tienen una perspectiva bastante xenofóbica y racista, en la que piensan que entradas de países de origen hispano, caribeño, africano o asiático, disminuye la calidad de la ciudadanía de los Estados Unidos”, continúa Salas.
Si bien eventualmente los procesos tendrán que reanudarse, los requisitos para continuarlos o para obtener una aprobación de estos serán mucho más exigentes que antes, siempre con el objetivo de que sean rechazados. “La lupa que se está utilizando para decidir si se otorgan los permisos ahora es mucho más difícil”, dice.
Salas también destaca que la medida ordenada por Trump de pausar los procesos migratorios de las personas nicaragüenses con parole las pone en riesgo en caso de que regresen a su país, especialmente aquellas que solicitaron asilo político. Aunque Nicaragua no ha rechazado los aviones con personas deportadas provenientes de Estados Unidos, Salas no descarta la posibilidad si se trata de este grupo de personas.
Hasta ahora, el régimen Ortega-Murillo no se ha pronunciado sobre las deportaciones ordenadas por Donald Trump y sus planes de acogida para la población nicaragüense deportada.
Por el contrario, asegurando la gracia de Trump, el jefe del Ejército de Nicaragua, Julio César Avilés, afirmó que el país enfrenta con “firmeza” la migración irregular que transita con destino a Estados Unidos.